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La lucha por restaurar los monumentos de Reforma
“Loables las manifestaciones, pero hay que evitar que se deteriore el patrimonio”.
Desde el pasado mes de julio, se lleva a cabo el proyecto de limpieza, reposición y restauración integral de 65 monumentos históricos, del siglo XIX, catalogados por el INAH, con esculturas de próceres de la historia de nuestro país, 62 pedestales con copones y 284 metros lineales de bancas de cantera que flanquean el Paseo de la Reforma desde la entrada al Bosque de Chapultepec y hasta la Glorieta del Caballito, en el tramo original de esta emblemática arteria; así como los 82 monumentos restantes, catalogados como artísticos por el INBAL, instalados en el siglo XX, en la ampliación de dicha arteria, a partir del encuentro de la interjección con las avenidas Juárez y Bucareli, hasta la Glorieta de Peralvillo. / Este proyecto es impulsado por la Secretaría de Obras y Servicios de la Ciudad de México, la cual designó al arquitecto Gabriel Mérigo Basurto, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en restauración de edificios y monumentos patrimoniales, como director del proyecto, al frente de un grupo de restauradores, la gran mayoría de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del INAH, quien explica a El Economista sobre el avance y los retos de este cometido.
El proyecto completo comprenderá dos etapas, explica el especialista. La primera de ellas consiste en la limpieza de los pedestales y las bancas de cantera, que se espera concluir antes de que concluya este año. La segunda, programada para arrancar en los primeros días del año siguiente, consistirá en la restauración y reposición de elementos en las esculturas de bronce y de la cantera en ambos tramos, así como la reposición de placas que han sido hurtadas.
“Ya terminamos la primera etapa de las que corresponden a la parte histórica. Los 65 pedestales de los monumentos históricos están trabajados a 100%, mientras que de los 85 artísticos ya llevamos 50. Ya empezamos a trabajar en las bancas de cantera que ocupan todo Reforma y en los monumentos de las glorietas de Colón y de Cuauhtémoc”.
A diario se trabaja con seis cuadrillas, integradas por tres o cuatro restauradores, que atienden un monumento cada una. El proceso de intervención de los monumentos ha sido específico, de acuerdo con el tipo de alteración de cada uno. Mérigo Basurto señala que las pintas con aerosol en los pedestales es el factor más recurrente que han tenido que atender los equipos de restauración.
“Se inicia el proceso con la aplicación de vapor, cuando está muy adherida la pintura. Después se aplican geles que hemos preparado con ayuda del INAH y que se usan según el tipo de material que ha dañado la cantera: depende la pintura, la penetración y la porosidad del material. Son muchos factores que se van decidiendo sobre la marcha. Hay algunas esculturas mucho más dañadas que otras, sobre todo las históricas. Las artísticas tienen menos deterioro, sobre todo porque son menos transitadas por las manifestaciones”, comparte.
Apoyar las causas, prevenir los daños
El también doctor en Arquitectura opina que las expresiones de activistas e inconformes plasmadas con pintas en los distintos monumentos históricos o artísticos durante las marchas que ocupan el Paseo de la Reforma son loables.
“Hay que reconocer a la gente que tiene una causa y que lucha por ella. Lo que creo que no se vale es que, en nombre de una causa equis, se deteriore una causa común, que es nuestro patrimonio. Ellos están en su derecho de hacer la causa visible, pero no a costa de dañar el patrimonio de los mexicanos”.
En el caso particular de la intervenciones de parte de activistas feministas en la Columna de la Independencia, argumenta que “hay que escucharlas. Creo que tienen razón en hacer visible su causa y deberíamos apoyarlas para que se logre la causa por la que luchan sin necesidad de que se dañen los monumentos”.
Comparte que no recuerda que se haya impulsado un proyecto formal de restauración en estos monumentos. Incluso, agrega que muchos de estos trabajos “no han sido tan eficientes e incluso han sido perjudiciales, porque, en algunos casos, llegan y tapan el grafiti con cemento. Eso daña la cantera y finalmente agudiza el problema. Nos ha costado trabajo retirar esas plastas de concreto”.
Es incisivo cuando dice que no hay que esperar a que se acumulen las pintas para echar a andar proyectos de limpieza. Insta a adoptar una disciplina de mantenimiento y conservación de manera periódica “para que no llegue el momento en el que remover tantos grafitis resulte muy caro. Hay que esforzarse en tener proyectos muy claros de conservación cotidiana que hagan que las restauraciones sean muy eventuales y no sean tan caras”.
Gabriel Mérigo Basurto
Es licenciado en Arquitectura por la Universidad Iberoamericana, maestro en Restauración y doctor en Arquitectura por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Es investigador titular C, adscrito al Centro de Investigaciones en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje de la máxima casa de estudios.
Ha restaurado edificios como el de la Secretaría de Salud, el Monumento a la Revolución, el Frontón México, la Casa Rivas Mercado y el Monumento a la Madre.
Es merecedor del Premio Universidad Nacional 2019 en el área de Arquitectura y Diseño, además, le fue otorgada la Cátedra Federico E. Mariscal.