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Arte e Ideas

Lectura 6:00 min

La que pinta fantasmas

Mientras pinta, Carmen Chami se pregunta si no será posible que todos crucemos la línea de lo prohibido.

El estudio de Carmen Chami (Cuernavaca, Morelos, 1973) está lleno de luz, como cabría esperarse de un lugar donde se pinta. También predecible es el olor a aceite, a pintura, a algún solvente que, supongo, es aguarrás o thinner. Le ofrece galletas y nueces a la reportera: Vas a decir que qué grosera porque te pongo las cosas junto a los botes de pintura, pero es que yo ya no me doy cuenta, no es que te quiera envenenar, ¿eh? .

Lo que no es predecible es la obra que cuelga de sus paredes: obras figurativas, de gran detalle, muy dramáticas. En un sitio especial, hay copias del arte virreinal, con el que Chami se educó como restauradora y que le dio también la disciplina, la facilidad de trazo y de perspectiva que la hicieron pintora. Hay una copia muy impresionante, porque parece auténtica, del San Miguel de Cristóbal Villalpando, el gran pintor de la Nueva España.

También hay fragmentos separados en lienzos diversos de La lactación de santo Domingo . Es mi tesis de maestría -explica Chami-. La original la vi apenas hace unos años y me dio gusto ver que no me salió mal. Una habilidad que adquieres como restaurador es que comienzas a pensar como el artista. Te enfrentas a los mismos problemas que el creador . Y si eres bueno, cabría añadir, los resuelves como el pintor los habría resuelto.

En todo el estudio, que antes era una casita familiar y tiene varios cuartos, hay pinturas terminadas que dan cuenta del desarrollo creativo de la artista. Su primer cuadro propio es un retrato de su hermana en vestimenta contemporánea, pero con texturas que recuerdan a las recamadas vestimentas del barroco.

En aquel tiempo pensaba que todo tenía que ser más recargado y con más detalles. Decía ‘Pero cómo una tela blanca así solita. Se va a ver aburridísimo’ . Poco a poco la imaginación pictórica se fue rebelando (y revelando). Retratos de la locura, del nacionalismo mexicano, imágenes sacadas de la historia del arte, de la literatura, de la observación diaria del DF y sus habitantes.

Sus personajes están vivos y dan miedo. En el estudio de Carmen Chami hay fantasmas. Y todos miran desde las paredes.

EL METÓDICO TRABAJO ?DIARIO DE UN PINTOR

El año pasado Carmen Chami tuvo una muestra personal en la Galería Aldama. En Estratagemas, así se llamó la exposición, tuvieron gran éxito los autorretratos, que son una de las características más importantes de la obra de Chami.

Este 2013, la pintora lo comenzó escribiendo una carta pidiendo lo que quiere para su carrera: espacios para exponer. El día que terminé la carta, recibí una invitación. Y luego otra . Todavía no quiere decir dónde para que no se salen . Lo que sí cuenta es el plan: dibujar 21 cuadros durante el año. Una barbaridad.

¿Cómo piensas pintar tanto?

Trabajando todos los días, sábados y domingos también. Antes yo era una loca, podía pasarme 12 horas pintando, pero desde que soy madre me he impuesto una rutina que comienza a las 9 de la mañana y termina a las 3 de la tarde .

¿Y no te sientes menos libre?

Me he vuelto más asertiva. A lo que vas, nada de estar viendo el lienzo horas, esperando que llegue la inspiración. Eso de la obra interminable que se lo queden los románticos. Pintar es trabajo, la inspiración está en otra parte .

¿Dónde está la inspiración?

Yo planeo mucho mis cuadros. Después de pensarlos un rato, de repente llega la inspiración. A veces me llega cuando me estoy bañando y me salgo corriendo a anotar. Otras veces me llega cuando ya estoy acabando el cuadro y me doy cuenta que lo que pensaba era otra cosa .

Y procede a enseñarme un cuadro ya terminado de su nueva serie. En él una mujer blanca, blanquísima, está acostada en una calle: se acaba de caer. Mira muy fijamente, retante, al espectador.

Se llama La primera caída de Lady Godiva . Chami: Cuando lo planee no pensaba en Godiva. Después me di cuenta que la banqueta tenía que estar dispareja y rota: es la ciudad de México. El formato del lienzo es rectangular porque significa que la estamos viendo por una ventana o una rendija. Eso también me vino después, que el formato fuera parte de la narrativa .

Y la de su nuevo conjunto de obras se llama Voyeur. Somos unos mirones. Todos los personajes nos van a ver con esa cara que pone la gente cuando la cachas haciendo algo que está mal o es muy confidencial e íntimo .

Entonces primero tienes la imagen y luego construyes la narrativa.

Creo que sí. En realidad lo primero que hago son textos. Escribo lo que quiero decir y empiezo a conseguir modelos y a tomarles fotos .

Digamos que haces una visualización, un guión visual, como hacen los cineastas.

Exactamente, eso diría un cineasta .

Lo que sigue después de escoger modelos (que suelen ser amigos de la pintora, pero para esta serie se consiguió a dos profesionales: una muchacha italiana y una misteriosa mujer cuya historia no se puede contar aquí) es hacer un muy metódico estudio de composición en su computadora. Esto sorprenderá a los diseñadores: no usa Photoshop, sino el muy básico PowerPoint de Windows.

En el fondo, Carmen Chami es como esos pintores virreinales con los que se educó: trabajadora incansable que sabe que el diablo vive en los rincones.

Mi amigo, el asesino serial

Una pieza que tendrá un lugar importante en la nueva serie lleva consigo una historia perturbadora.

El año pasado, en Cuernavaca, fue detenida una pequeña banda de secuestradores. Su líder, Mauricio Cházaro, un muchacho rico que vivía en el opulento barrio de Los Limoneros.

Cházaro secuestraba taxistas en su Mercedes Benz negro, los encerraba en su mansión, pedía un rescate ridículo (1,000 pesos, digamos) a los familiares de la víctima, pero no liberaba al secuestrado, lo asesinaba. Desmembraba el cadáver y los pedazos los enterraba en su gran jardín. Lo hacía, dijo, porque estaba aburrido.

Carmen Chami fue amiga de infancia y adolescencia de Cházaro. Por supuesto que no podía creerlo. Yo conozco, o creía conocer, perfecto a Mauricio. Tengo muchísimas fotografías con él de cuando éramos niños. Nos educamos igual, en los mismos lugares, con las mismas reglas .

Chami planea un lienzo muy grande, un autorretrato en el que llevará una camiseta con la imagen de Cházaro niño, al que quiso y con el que creció. Es mi modo de decir que yo pude haber sido como él. ¿En qué momento cruzó esa línea de lo prohibido, de lo inhumano? .

Me pregunto si no la podemos cruzar todos , dice Chami, quien es un ejemplo de amabilidad.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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