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Arte e Ideas

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Las alianzas y batallas por librar para la cadena del libro en México

En vísperas del Día Mundial del Libro, el editor y nuevo representante del gremio editorial señala como prioritario estrechar distancias con las librerías y tender puentes de comunicación con los tomadores de decisiones para concretar iniciativas que no han dejado de ser urgentes, como el precio único en libros y la tasa cero para librerías.

Foto EE: Eric Lugo.

Foto EE: Eric Lugo.

“Queremos tener mucho diálogo con la autoridad, tanto con el legislativo como con el ejecutivo, en torno a muchos temas que, me parece, son producto de la ausencia de políticas públicas en favor del libro”, Hugo Setzer, presidente de la Caniem.

“Hay una ausencia de políticas públicas claras en favor del libro. En México no hemos terminado de ver la importancia que tiene el libro para el desarrollo cultural y educativo de un país. Y es en ese sentido que nos faltan estas políticas”, señala el editor Hugo Setzer Letsche en vísperas de la celebración del Día Mundial del Libro y a cuatro semanas de haber asumido la presidencia de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) para el periodo 2022-2024.

La prioridad de su administración al frente del máximo organismo de representación del gremio editorial, señala, es el tendido de puentes hacia el exterior de la cámara, tanto con los distintos niveles de gobierno como hacia otros gremios que orbitan el quehacer editorial, en particular, confirma, para estrechar distancias con los libreros.

“Tengo la intención de sostener un diálogo con las diferentes librerías y sus dos asociaciones, la Red de Librerías Independientes (RELI) y la Asociación de Librerías de México (ALMAC), y ver qué podemos hacer en conjunto para apoyarnos”, señala.

También reconoce como una prioridad el fortalecimiento del vínculo con el poder legislativo, en particular para destrabar varias de las iniciativas fundamentales para la cadena productiva del libro e impulsar otras que los eslabones han señalado como apremiantes.

“Creo que desde mucho atrás hay un desconocimiento importante sobre la labor del editor, el autor y el librero. Y no culpo a las personas que la desconocen, quizás nosotros mismos no hemos sabido comunicar y esa es una parte importante de lo que queremos hacer ahora. Tenemos que enfocar los recursos en los tomadores de decisión, del gobierno federal y del legislativo. Vamos a proponer reuniones con las entidades más significativas para poder presentarnos y explicar qué es lo que somos, cuál es la importancia del papel que jugamos y cómo podemos contribuir al desarrollo del país. Quizás así sea más fácil generar puntos de encuentro para el fomento del libro”.

Que el precio único salga de la congeladora

Son varios los pendientes en políticas públicas que no han sido abanderados por el poder legislativo o se han quedado estancados, estima el editor. Uno de ellos, indica, es la ampliación del precio único del libro de 18 meses, como ahora mismo se estipula en la ley, a 36 meses, una iniciativa que se gestó en la Cámara de Senadores desde noviembre de 2020, se aprobó con un visto bueno por unanimidad, viajó a la Cámara de Diputados y volvió al Senado en febrero de 2021 con algunas modificaciones, pero desde entonces ha permanecido en la congeladora de la cámara alta. Los libreros se quedaron esperando su aprobación.

“No sé bien por qué se ha quedado atorada la ley, pero me atrevería a pensar que se debe a un tema de desconocimiento”, señala Setzer Letsche.

Pero el problema de esta regulación no es nuevo. Desde la creación de la Ley de Fomento de la Lectura y el Libro, en 2008, ya se consideraba la figura del precio único, e incluso en un principio se estipuló a 36 meses, pero a posteriori se redujo a 18 meses por el amparo de varios particulares que argumentaron violaciones al libre comercio. Pero esta primera versión no contaba con estipulaciones de periodicidad, autoridad encargada de la vigilancia de su aplicación ni sanciones en caso de violación, vacíos legales que dejaron una ley poco aplicable.

“Lamentablemente, en nuestro país suele suceder que hay leyes, pero nadie las cumple, y eso pasa con el precio único”, reflexiona al respecto el presidente de la Caniem, quien en 2019 se convirtiera en el primer mexicano en presidir la Unión Internacional de Editores (IPA), y señala que es claro que en países donde hay leyes bien reguladas de precio único, como Alemania, España y Francia, el terreno es fértil para la bibliodiversidad y, por consecuencia, para las librerías.

Tasa cero y piratería

Otro ejemplo de pendientes en el legislativo, amplía, es el impulso de una ley para la condonación o reducción del ajuste del IVA a las librerías, mejor conocida como tasa cero, un tema que tampoco es nuevo y ha sido solicitado en diversas ocasiones por voces de la cadena del libro, en particular por las pequeñas librerías, las cuales, como este diario documentó, se vieron seriamente golpeadas por la pandemia.

“En muchos países el tema de la tasa cero, o al menos una tasa reducida, funciona bien como uno de los muchos estímulos al libro. Y esto se tiene que aplicar a toda la cadena, porque si no ahí se queda trunca la buena intención y se le pega al eslabón más débil, que son los puntos de venta”, asegura Setzer Letsche.

Por último, advierte, la piratería es otro de los factores en los que no se perderá el foco desde la Caniem. “Nos debe de preocupar más, y creo que también ahí tenemos que dar una batalla importante, en el tema de la percepción de los derechos de autor en la mentalidad de todo el mundo, porque se ha ido desarrollando, casi sin darnos cuenta, toda una narrativa donde vamos justificando no pagar por los contenidos, sobre todo en formato digital”.

Por cierto, ¿qué tanto leímos los mexicanos?

71.8% de la población alfabeta mayor a 18 años se declara lectora

67.9% de mujeres lectoras

76.1% de hombres lectores

3.9 libros leídos por la población alfabeta en los últimos 12 meses, la cifra más alta desde 2016

39.5% de la población lectora se decantó por libros de literatura

29.5% eligió leyó libros de texto o universitarios

29.5% leyó publicaciones de autoayuda, superación o religiosos

26.5% se decantó por libros de cultura general

Fuente: Módulo sobre Lectura 2022 / Inegi

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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