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Las travestis siempre hemos sido empobrecidas, esquilmadas: Camila Sosa Villada
"Tenemos que hablar de las humillaciones a las que nos han sometido", dice la primera mujer trans en obtener el galardón para la obra de autoras en lengua española, que entrega la FIL Guadalajara.
La escritora y prolífica actriz de teatro, cine y televisión, Camila Sosa Villada (Córdoba, 1982), contesta de inmediato la llamada desde Argentina, apenas a un par de horas de haberse dado el anuncio como ganadora del Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2020, galardón para la obra de una autora en lengua española, por su novela Las malas (Tusquets, 2019) que, en sus palabras, es “un canto al travestismo, cómo yo viví mi propio travestismo, cómo sentí que se lo tomaban mis padres, cómo sentí que se lo tomaba el pueblo de donde yo era”.
Ni un segundo después de la presentación telefónica, Sosa Villada quiere enfatizar su afecto hacia la cultura mexicana, sobre todo por su gastronomía. Explica que ha tenido tiempo de enamorarse por los constantes viajes a nuestro país, ya sea por su trabajo histriónico o literario. Declara su debilidad por el mole, los chilaquiles, las conchas y, claro, por los destilados mexicanos.
“De hecho, yo sabía que me había ganado el premio desde el viernes. Me lo comunicó el jurado y me pidió que guardara el secreto. Tengo un tequila en casa que me muero por tomar para celebrar, pero no puedo porque estoy con antibióticos. Tuve una operación estética. Como vanidosa y narcisista que soy me puse las tetas hace tres semanas, pero es una operación más compleja de lo que parece, con un posoperatorio muy largo, en el que no puedes hacer fuerza con los brazos. Estás impedida para muchas cosas. Así que estoy aquí, fajada, con un corpiño. Me lo tengo que aguantar. En unas horas ya me quitan los puntos”, explica.
La mañana de este lunes, el jurado del Premio Sor Juana, integrado por Ana García Bergua, Ave Barrera y Daniel Centeno Maldonado, refirió que se decantó por Las malas de entre 67 candidaturas de 13 países y justificó su decisión por ese “texto rudo y a la vez hermoso. Este extraño equilibrio lo convierte en una obra sobresaliente, cargada de lirismo, rabia y redención”.
Literatura para zurcir desgarros
“Por supuesto le conté a mis padres. Se lo tomaron con mucha emoción. Y eso también me emociona, sobre todo porque en nuestra familia mis abuelos no sabían leer ni escribir. Mis tías apenas terminaron la secundaria. No tenemos títulos universitarios en nuestra familia, ¿sabes? Entonces, de alguna manera una se siente en la obligación de contar qué nos pasó, cómo fue que terminamos trabajando tanto para otros y seguir siempre siendo tan pobres”.
Notablemente conmovida, sin poder o sin querer evitar el llanto, Camila Sosa razona que “de alguna manera, la literatura puede viajar hacia atrás y zurcir algunos desgarros que hemos tenido como familia. Porque además está el hecho de que también las travestis hemos sido casi siempre analfabetas, empobrecidas, esquilmadas. Ahora mismo, sobre mis hombros, siento el peso de la historia de mi familia, el de la historia de las travestis”.
Remarca que más que hablarle a la sociedad en general con este libro, puesto que “ya les hemos hablado, les hemos pedido, nos hemos puesto de rodillas y han seguido matándonos”, pretende dirigirse a las travestis, pedirles que se encuentren, que generen redes en las que no haya ataques entre pares, para que se puedan escribir y hacer visibles las violencias de las que han sido objeto por siglos.
“Nos hemos empezado a agregar al Facebook o al Instagram y hemos empezado a ver la vida de otras, nos hemos contado nuestra historia y nos hemos dado cuenta del proceso de extracción, de la matanza, del terrible dolor que arrastramos. Y lo hemos hecho hablando. Eso hace que de repente las leyes cambien, que los derechos se adquieran. Mientras tanto, tenemos que seguir contándonos lo que nos ha pasado, las humillaciones a las que nos han sometido cada día de nuestra vida, tan solo por ser como somos. No podemos dejar de hacer este trabajo”, comparte entre lágrimas.
Añade que cuando empezó a travestirse, en los años 90, lo único que recibía era “prostitución y muerte”. Pero ahora, reflexiona, hay una oportunidad de volver hacia atrás para cambiar esa condena histórica.
El origen de la novela
La novela Las malas trata sobre la historia de la Tía Encarna y su familia integrada por travestis que trabajan como prostitutas en un parque de la ciudad de Córdoba, en Argentina, cuando una noche de invierno se encuentra a un niño que ha sido abandonado en las mismas zanjas donde ellas se esconden de la policía por la noche. Decide adoptarlo como un hijo. La presencia de ese pequeño, reconocido en la novela como El brillo de los Ojos, va a transformar el devenir de la familia.
“Lo primero que apareció fue el personaje de la Tía Encarna”, explica la autora. “Era un personaje que yo interpretaba en el teatro. Hacía una obra que se llamaba ‘El cabaret de la difunta Correa’ y la obra cerraba con la Tía Encarna, quien contaba cómo se había encontrado un bebé dentro de una zanja. Ese fue el primer acercamiento que tuve a ‘Las malas’. Después continué escribiendo su historia, como haciendo crecer el hongo, digamos, y en el 2018 me encontré con Juan Forn, quien es el editor del libro y director de la colección Rara Avis de Tusquets, en Argentina. Él me pidió que le enviara lo más raro que yo tenía porque, me dijo, tenía ganas de editarme. Le mandé la historia de la Tía Encarna".
El proceso creativo, describe la autora, fue a ciegas. Los personajes fueron surgiendo a la par de la redacción. Los recuerdos personales se fueron convirtiendo en prosa. “Lo crudo y lo bello, que dice el jurado, es la manera en la que a mí me llega el lenguaje, me llegan las cosas. Todo el tiempo está presente esa especie de terror de no saber si estás escuchando bien lo que te están diciendo en una charla, si te están agrediendo o te están queriendo. La dualidad del lenguaje de mi familia y de las travestis han hecho la escritora que soy ahora”.
Que el premio en cuestión lleve el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz, resulta de un valor inconmensurable para Camila Sosa Villada, quien se hizo lectora de la Décima musa en la adolescencia y es poseedora de sus obras completas, incluyendo las obras de teatro en verso.
“De alguna u otra manera, siempre somos mujeres escribiendo de cara a la tormenta, puestas a la intemperie, desnudas, sin tinta, escribiendo libros, poemas, oraciones, como hemos podido”, dice la autora a El Economista.
La escritora argentina recibirá el Premio Sor Juana Inés de la Cruz el 2 de diciembre en una ceremonia virtual que se transmitirá a través de los canales de difusión de la FIL Guadalajara.
¿Quién es?
Camila Sosa Villada nació en 1982 en La Falda (Córdoba, Argentina). Estudió cuatro años de comunicación social y otros cuatro de la licenciatura de teatro, en la Universidad Nacional de Córdoba. En 2009 estrenó su primer espectáculo, Carnes tolendas, retrato escénico de un travesti. Es autora del libro de poesía La novia de Sandro (Caballo Negro, 2015, y Tusquets, 2020) y de un ensayo autobiográfico titulado El viaje inútil (Ediciones DocumentA/Escénicas, 2018). Las malas, se lee en la contraportada de la novela, es “una visita guiada a la imaginación de su autora y una crónica distinta a todas. Convergen en su ADN las dos facetas trans que más repelen y aterran a la buena sociedad: la furia travesti y la fiesta de ser travesti”.
Mujeres distinguidas con el galardón:
2019 – María Gainza (Agentina), por "Luz negra"
2018 – Clara Usón (España), por “El asesino tímido”
2013 – Ana García Bergua (México), por “La bomba de San José”
2011 – Almudena Grandes (España), por “Inés y la alegría”
2010 – Claudia Piñeiro (Argentina), por “Las grietas de Jara”
2008 – Gioconda Belli (Nicaragua), por “El infinito en la palma de la mano”
2003 – Margo Glantz (México), por “El rastro”
2001 – Cristina Rivera Garza (México), por “Nadie me verá llorar”
1999 – Sylvia Iparraguirre (Argentina), por “La tierra del fuego”
1997 – Laura Restrepo (Colombia), por “Dulce compañía”
1994 – Marcela Serrano (Chile), por “Nosotras que nos queremos tanto”