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“Lo que estamos viendo es una guerra contra las mujeres”: Cristina Rivera Garza

Y esta guerra, reflexiona la receptora este martes del Premio Xavier Villaurrutia, no sólo se libra en México en referencia a la criminalización del aborto en Estados Unidos, un país donde el feminicidio también es soterrado.

Me interesa contar historias que no son parte de la mitología dominante y para poderlo hacer he necesitado obligar al lenguaje, en este caso patriarcal, a contar historias que interrogan a ese mismo patriarcado. Creo que por eso me tardé tanto en escribir este libro”. 

Cristina Rivera Garza,  escritora.

“Escribir sobre la violencia es muy difícil, porque es fácil caer en la pornoviolencia, en la glorificación del asesinato y del aparato policiaco. A eso se ha dedicado Hollywood por muchos años. Es fácil estereotipar o, por otro lado, es muy fácil ultravictimizar o revictimizar, transformar a las mujeres en víctimas pasivas que solo se ven reducidas a su muerte. Ese es uno de los grandes riesgos que tenemos cuando estamos escribiendo sobre estos temas que son tan graves y tan íntimos”.

La escritora Cristina Rivera Garza conversó con El Economista la mañana siguiente de recibir en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores por su novela El invencible verano de Liliana (Penguin Random House, 2021), su obra más íntima al tiempo que la más colectiva, aquella que le ha tomado más tiempo escribir, prácticamente 30 años, sobre el feminicidio de su hermana Liliana Rivera Garza, perpetrado en julio de 1990 por su expareja, un impune Ángel González Ramos, cuyo nombre no habrá de silenciarse hasta conseguir justicia y dignidad.

La premiación con el máximo galardón para una obra literaria en nuestro país concluyó con un clamor de justicia para Liliana Rivera Garza, y para Lesvy Berlín, para Marisela Escobedo y para Debanhi Escobar, así como para todas las mujeres sin identificar cuyas vidas han sido arrebatadas por la violencia patriarcal.

“¡Liliana, hermana, aquí está tu manada!", fue el grito colectivo que arropó a Rivera Garza en el máximo recinto para las artes en nuestro país por este libro que ha recuperado la memoria de Liliana y ha hecho de ella un estandarte.

Nombrarlas y recuperarlas

En conversación con este diario, la también autora de Nadie me verá llorar señala: “lo que estamos viviendo es una guerra contra las mujeres. Estamos viendo víctimas constantemente”, advierte y considera necesario contrarrestar la violencia patriarcal, la impunidad y el discurso que invisibiliza con actos que señalen no solo los sitios del espacio público donde se perpetran los feminicidios, sino “donde vivieron las mujeres que nos han sido arrebatadas, donde estudiaron, donde trabajaron, ahí donde nos hacen falta, porque solo así, entendiendo la complejidad, la riqueza, la densidad de una vida humana, es posible sentir esa falta”.

La ganadora por partida doble del Premio Sor Juana Inés de la Cruz retoma que hoy en día desde los discursos del entretenimiento, la literatura masculina y la cultura general está normalizado hacer hincapié en el glamur del asesinato.

“Hay un énfasis sobre el crimen, una especie de pornoviolencia que en lugar de producir pensamiento crítico, solidaridad y hospitalidad, vuelve al discurso del monstruo y de la excepcionalidad que siempre termina, de una manera u otra, por culpar a la víctima y exonerar bajo el pretexto de una enfermedad mental a los perpetradores que son hombres comunes y corrientes, machos al estilo del patriarcado en el que vivimos y cuya explicación no reside en una psicología oscura sino en unas relaciones de poder muy claras cuyas reglas nos dominan y a las cuales hay que seguir interrogando”.

Feminicidio retroactivo

Por otro lado, Rivera Garza remarca que hay una deuda con todas las mujeres que murieron a causa de la violencia machista antes del 2012, año en el que finalmente se logró la tipificación de feminicidio en el Código Penal Federal.

“Tenemos que hacer algo, de alguna forma, para dejar registro de que ciertas muertes que fueron calificadas como homicidios simples o como resultados del crimen pasional se les nombre como feminicidios de manera retroactiva. Me parece que sería un acto de mínima justicia. Tenemos que revisar los registros y, desde el pasado hacia el presente, decirle a las cosas por su nombre”.

Asimismo, señala, es necesaria una legislación que ponga responsabilidad y establezca penas para las personas que se conviertan en cómplices de un crimen feminicida. “Siempre hay que poner el dedo y señalar las responsabilidades del Estado, pero también me parece que no podemos hacernos de la vista gorda ante aquellos que se hacen de la vista gorda o más activamente que esconden y encubren de manera activa”.

Y en Estados Unidos...

Finalmente, la profesora distinguida del Departamento de Estudios Hispánicos en la Universidad de Houston reconoce: “vivimos en un país muy canijo, en México, pero no se me olvida que en el otro país, en el que también vivo (Estados Unidos), acaban de declarar una guerra frontal desde la derecha más recalcitrante y desde una teocracia en formación, cuyo primer golpe ha sido contra las mujeres al volver a criminalizar el aborto. Eso va a abrir las puertas para muchísimas otras cosas en una sociedad en donde el término feminicidio no se usa tanto, no se usa lo suficiente ni para describir lo que también sucede en Estados Unidos. Quiero decir que esta guerra contra las mujeres no sólo la estamos librando en México, es un fenómeno mundial que obedece y está ligado a los procesos de extracción y a la restitución del capital”.

El cuerpo y el territorio, lo que viene

La ganadora del Xavier Villaurrutia 2021 anticipa que en otoño se publicará el libro Escrituras geológicas, una serie de ensayos sobre el cuerpo y el territorio en un momento de cambio climático, extinciones masivas y la posibilidad de la extinción de la especie humana. “Todo eso ha puesto retos muy importantes a la escritura contemporánea”, reconoce la autora. “Me interesa descentrar el protagonismo humano y traer a colación los distintos dramas, porque, como Revueltas decía: ‘los dramas de la humanidad no sólo son dramas humanos sino en los que interviene la tierra, las plantas, los animales, el aire’”.

Algunas obras de Rivera Garza:

  • El invencible verano de LilianaPenguin Random House. 2021
  • Autobiografía del algodónPenguin Random House. 2020
  • Nadie me verá llorarTusquets. 1999
  • La muerte me daTusquets. 2007

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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