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Los alemanes: El pasado vuelve para cobrar las cuentas
Después de saberse ganador de entre 800 manuscritos, el escritor y periodista español Sergio del Molino detalló sobre su historia en torno a una comunidad aislada, casi que atrapada en el tiempo, y reflexionó sobre los estigmas generacionales de los errores del pasado.
Ésta es una novela que trata sobre quiénes somos, acerca de la construcción de la identidad a través del pasado y de qué hacemos con esa herencia y con ese legado”.
Sergio del Molino, ganador del premio alfaguara 2024.
“El pasado siempre está agazapado, listo para hacernos la puñeta en cuanto nos descuidemos, para destrozarnos la vida en cuanto sea posible. Y los personajes de esta novela viven amenazados por un pasado que ellos creen durmiente y que ignoran en buena medida, pero que otros no ignoran y se los van a restregar por la cara para destruir su presente y su futuro”.
De esta manera el escritor y periodista español Sergio del Molino (Madrid, 1979) presentó su obra Los alemanes después de ser anunciada, este jueves en España, como ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2024 de entre 800 manuscritos enviados de todas las regiones de habla hispana. Más tarde, el ganador fue conducido a una sala aparte para un encuentro con medios de comunicación iberoamericanos.
La novela, comentó ahí, es la evolución de una serie de investigaciones que el periodista ha desarrollado sobre estos inmigrantes alemanes provenientes de Camerún, quienes ocuparon parte del país africano desde 1911 y hasta 1916, cuando comenzó la debacle alemana en la Primera Guerra Mundial y, con ella, la pérdida de territorios ocupados en África. Esto obligó la desbandada de unos 600 alemanes que fueron obligados por el ejército francés a abandonar Camerún. El país destino fue España, que era entonces un territorio neutral.
Esta comunidad alemana se instaló en el país ibérico y hoy en día persisten descendientes en tercera y cuarta generación, sobre todo en ciudades como Zaragoza, Pamplona y Alcalá de Henares, que hoy en día mantienen un arraigo muy particular por el pasado alemán. “Mantienen el orgullo muy a flor de piel y lo transmiten de generación en generación”.
En la novela, explicó Sergio del Molino, lo que es real es el contexto histórico, la historia de la epopeya, que es pública, pero ésta se desarrolla en el presente a partir de personajes de ficción.
Dentro de esta historia, los herederos han sido educados en el orgullo, se asumen pertenecientes a una clase distinta al resto del “vulgo” con el que habitan. Viven en una burbuja al margen de todo, miran desde una atalaya al resto de la población, pero verán tambalearse los cimientos de su construcción de privilegios por los fantasmas del pasado.
¿Los hijos de verdad heredamos la culpa de nuestros padres?
“Quiero creer que no. Desde el punto de vista racional, me gusta pensar que no y creo además que es injusto que nos juzguen por lo que fueron nuestros padres, pero, como la moral es práctica, en la vida real, quieras o no, terminas cargando con ese peso”, respondió Del Molino.
“Vivimos en una época en la que nos preocupa mucho la identidad, nos angustia la construcción del yo. Además, estamos en un momento de mucha liquidez, donde aquellas señas de identidad que vertebraban las sociedades se han extinguido de alguna manera y las sustituimos por otras cosas, en ocasiones verdaderamente lamentables, y de ahí vienen muchas de las reacciones degradantes que estamos viviendo últimamente. Pero, al mismo tiempo, el hecho de que vivamos en un mundo sin asideros hace que la identidad nos obsesione mucho”, complementó.
En países como España y los de América Latina, explicó el autor, observamos un reproche entre generaciones: las recientes responsabilizan a las precedentes de “los excesos, de su narcisismo y de su corrupción”. Ese reproche, opinó, es parte medular del debate contemporáneo y es un tema que está plasmado en la novela.
Esta comunidad de alemanes no pertenece a ningún sitio, señaló, vive en una Alemania que dejó de existir hace mucho tiempo y siempre se sintió ajena a la España de sus tiempos generacionales.
Pero, eso sí, durante el auge del nazismo, ellos se nazifican, son profundamente seducidos por el Tercer Reich, “porque son comunidades nostálgicas, echan de menos la grandeza imperial, porque son derrotados de guerra, igual que Hitler, y tienen ese resentimiento, la idea de que el mundo les debe algo y son muy receptivos a la propaganda nazi porque representa esa grandeza de la Alemania que han perdido, porque además ellos no vivieron el estigma de la derrota, vivieron en la España franquista que les toleró su nazismo, y éste se mantuvo inconsciente, casi que de segunda piel, y se transmitió de generación en generación”.
Contradicciones sobre la migración
Al autor se le consultó sobre esta “especie de contradicción” entre los tipos de migraciones en el mundo: aquellas comunidades migrantes privilegiadas que incluso son abrazadas por los países que les dan asilo frente a las “no deseadas”, aquellas que están condenadas a la marginación y la pobreza.
“Más que una contradicción, es una muestra de hipocresía. Nos gustan las migraciones asentadas, y las romantizamos, o las migraciones de gente privilegiada que no ha tenido que enfrentarse a la privación material ni al desprecio o al racismo, por lo tanto, no tienen nada que ver con la experiencia de la migración masiva que tiene que enfrentarse al rechazo”.
Los alemanes
- Sergio del Molino
- Fecha de publicación: 21 de marzo
Esto dijo el acta del jurado
La maestría para narrar un suceso muy poco conocido de la historia española relacionado con las mutaciones del nacismo y con hondas consecuencias en el mundo actual. Oscuros secretos familiares encierran un pasado amenazado capaz de destruir el presente. Heredan los hijos la culpa de los padres. Una novela apasionante que pone a prueba la conciencia de los personajes y que pone a prueba la del lector”.