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Arte e Ideas

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“Los artesanos no queremos crédito, queremos puntos de venta”: UNPA

Viajar por las ferias del mundo ha permitido a estos maestros insertarse en el panorama internacional, capacitarse y mejorar su trabajo; ahora anuncian la primera feria presencial del 2021.

“Los artesanos hemos aprendido a caminar solos y cómo se mueve el negocio, eso nos ha permitido tener visión. Nosotros no queremos crédito, tomamos del medio ambiente nuestra materia prima y juntamos lo que podemos con lo que vendemos, pero no vamos a comprometernos con un crédito porque luego sale uno perdiendo. Lo que queremos son puntos de venta”.

Es la postura de la Unión Nacional de Productores Artesanales (UNPA), una asociación civil con más de 5,000 maestros artesanos agremiados de todo el país, en voz de la promotora Socorro Oropeza, quien además es directora de la feria internacional de artesanías Las Manos del Mundo, que desde hace 16 años es un punto de encuentro en la Ciudad de México entre artesanos mexicanos con sus símiles en el extranjero.

La necesidad de reactivar las ventas apremia. Carmen Meza, una pintora artesana que usualmente vende en Coyoacán, ha tenido que mantener cerrada esa primordial fuente de ingresos desde abril del año pasado. “La alcaldía cerró el espacio donde trabajaba para evitar aglomeraciones que provocaran contagios. Ni yo ni otros artesanos hemos podido trabajar desde entonces”, lamenta.

Ismael Rodríguez, un maestro de arte textil de Teotitlán del Valle, Oaxaca, comenta: “mi comunidad estuvo aislada tres meses como medida de prevención para el contagio del coronavirus y las ventas cayeron por consecuencia. Aunque la comunidad abrió sus fronteras y tenemos el comercio electrónico, las ventas aún no están en los mismos niveles de antes de que estallara la pandemia”.

Ambos artesanos, así como decenas de maestros que han reportado su situación a la Unión coinciden en una estimación de baja en las ventas de entre 80 y 90%, incluso pese a la incursión de muchos de ellos en el comercio electrónico. Hay un vínculo inapelable entre la venta de trabajos artesanales y el contacto físico con las piezas.

“Gran parte de ellos son campesinos sin tierras: vienen de las zonas rurales de México y pertenecen a alguna etnia, pero no tienen cultivos de temporal para mantenerse. Hay gente que a veces no tiene para comer y no puede salir de su casa porque tampoco tiene para el transporte. De repente te conmueves porque hay gente tan virtuosa, con manos tan talentosas, pero no hay un fondo que la ayude”, lamenta Oropeza.

Por esa razón, la feria asumirá, con todos los protocolos necesarios, la 16ª edición presencial del 19 al 21 de marzo en los salones Olmeca 3 y 4 del World Trade Center en la capital mexicana, con la presencia de alrededor de 250 propuestas artesanales provenientes de una veintena de estados y siete países hasta ahora confirmados. La confianza de la promotora es que el público sabrá responder al llamado.

Han viajado para crecer

En los primeros años la Unión recibió financiamiento de la entonces conocida como Financiera Rural, una institución bancaria de desarrollo rural de la Secretaría de Hacienda, pero que, con las reformas al sistema financiero en 2013, dejó de ser su principal fuente de apoyos. Hace pocas semanas, la UNPA obtuvo la aprobación para la conformación de una donataria con la que podrán reunir fondos por donación.

“Con esta donataria le pedimos a la inversión privada que nos apoye. Con un millón de pesos al año no venderíamos los stands, lo haríamos por concurso, que vengan los que merezcan a ocupar su lugar sin que tengan que gastar nada más que sus traslados”, comparte Oropeza.

En el pasado la unión ha permitido a sus artesanos viajar por las ferias del mundo para encontrarse con otros creadores, conocer sus modelos de negocio, habilidades para la venta y propuestas. Lo mismo han estado en L’Artigiano in Fiera, en Milán, que vendiendo en Versalles, así como han recorrido gran parte de Europa y han llegado a China.

“Ese intercambio nos capacitó, nos dio ganas de hacer cosas nuevas. Gracias a eso pudimos tener clarísimo con quiénes competimos, en qué lugar está nuestra artesanía a nivel mundial, qué teníamos que hacer y qué habíamos dejado de hacer. Nos dimos cuenta que nos faltaban muchas cosas, por ejemplo, la presentación de los productos. Hacemos cosas maravillosas, pero no tenemos un buen embalaje”, reconoce.

Desde hace 15 años, por exigencia de los agremiados, la UNPA ofrece talleres de capacitación para la elaboración de planes de negocio, en contabilidad y técnicas de venta. Ahora mismo está en el tintero la enseñanza de inglés para los interesados.

“Es un gremio que podemos presumir a nivel internacional. Somos de los mejores artesanos del mundo. Merecemos atención, merecemos que no nos regateen los precios. Ayúdenos con eso”, invita finalmente.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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