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Arte e Ideas

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Los billetes tienen un valor social, no sólo económico

Necesita estar representada la mitad de la población.

El billete de 200 pesos mexicanos, uno de los más usados por la población, perdió la imagen de Sor Juana Inés de la Cruz, escritora mexicana considerada la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Se anunció su sustitución por la imagen de Hidalgo y Morelos, protagonistas del movimiento de Independencia, y en el reverso un águila real sobrevolando el Gran Desierto de Altar, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en el 2013. ¿Qué implicaciones sociales tiene este hecho?

Los billetes también tienen un valor social, además del económico, aseguró Georgina Cárdenas Acosta, colaboradora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México. “Éstos se convierten en una herramienta histórica y poderosa para nuestras nuevas generaciones. Por ejemplo, si llegara a existir la figura de Rosario Castellanos en un billete, nuestras niñas preguntarían: ‘¿Ella quién es? ¿Qué hace?’”

La doctora en antropología social fue contundente: “Definitivamente es importante que haya mujeres en los billetes, porque además necesita estar representada la mitad de la población”.

En México, el uso de los billetes se sitúa en el siglo XIX. A diferencia de las monedas, se necesitaron muchos años y varios intentos para que los billetes fueran aceptados y utilizados como medio de pago. En un principio fueron emitidos por bancos privados, como un título de crédito que los hacía de aceptación voluntaria y las personas podían canjearlos por monedas en el momento en que lo desearan. Posteriormente, los billetes fueron emitidos por el gobierno. Al ser declarado de curso legal y obligatorio, se convirtió en el papel moneda que se sigue utilizando hasta nuestros días.

En este tiempo, pocas mujeres aparecen en ellos. “Los billetes siempre han representado figuras importantes, de poder. Por ejemplo, en los países en los que hay monarquías están plasmadas las efigies de las reinas en los billetes y monedas de circulación. Por eso es importante que las mujeres mexicanas tengan mayor presencia en los billetes”, agregó Cárdenas Acosta.

Se entiende que el Banco de México (Banxico) tenga que hacer cambios constantes por el problema de falsificación. Son estrategias necesarias y cotidianas, pero en esta decisión (sustituir a Sor Juana Inés de la Cruz),simbólicamente el mensaje no es positivo para las mujeres. Es un mensaje de exclusión.

La especialista aclaró que ésta es una decisión del Banxico y no del gobierno federal: “Muchos aludieron a que esta administración nuevamente invisibilizaba a las mujeres, como lo hizo con su nuevo logo”. Sin embargo, recordó que el Banxico es un organismo autónomo del Estado, que no depende del Ejecutivo.

Esta institución desafortunadamente no deja de ser un espacio con amplia presencia masculina y se nota. “A ellos sí les está haciendo falta hablar con las historiadoras especialistas en género para que los puedan orientar y proponer mujeres emblemáticas que podrían estar en los billetes”, expresó.

Tenemos destacadas científicas, como la primer médico, Matilde Montoya, o también podríamos aludir a nuestras primeras representantes en las cámaras legislativas.

Próximas mujeres en billetes

Banxico repondrá la imagen de Sor Juana Inés de la Cruz en el anverso  del nuevo billete de 100 pesos para el 2020, y llevará el ecosistema de la mariposa monarca en el reverso.

También estarán Carmen Serdán y Hermila Galindo, representando la época de la Revolución Mexicana en el billete de 1,000 pesos. En el reverso, el billete tendrá imágenes alusivas al ecosistema de la antigua ciudad maya de Calakmul.

Aún se debate la emisión de un billete de 2,000 pesos, que en caso de aprobarse vería la luz en el 2023, en el cual aparecerían los rostros de Rosario Castellanos y Octavio Paz en el anverso, y el paisaje agavero en el reverso.

No obstante, la especialista mencionó que los billetes de 1,000 y 2,000 pesos son de una denominación complicada, por lo que socialmente no es aceptado en lo cotidiano: “La gente no lo quiere o no lo tiene a su alcance”.

Aseguró que, así como es importante visibilizar nuestra arquitectura emblemática y la biodiversidad que existe en el país, “falta un mensaje sobre la composición de la población mexicana y, sobre todo, un mensaje democrático de inclusión y diversidad”.

Por un lado, tenemos un discurso sobre legislaturas de la paridad, pero, por otro lado, es la resistencia a reconocer a las mujeres y la diversidad de la población, lamentó.

La especialista invitó a quienes elaboran los resolutivos a que se acerquen a un nuevo paradigma, donde la mujer cobre mayor relevancia, tal como sucede en la vida cotidiana.

nelly.toche@eleconomista.mx

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