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Arte e Ideas

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Los imprescindibles patitos de Federico Falco

La obra del argentino no debería resultar desconocida en México,

Antonio Muñoz Molina escribió alguna vez que lo mejor no es lo que se va buscando, sino lo que se encuentra por sorpresa . Frase que desde hace tiempo abrazamos como una de las máximas de la librería, pues describe a la perfección el trance habitual del lector que recorre las estanterías, sin una misión en particular, esperando que su próxima lectura aparezca de pronto en un rincón hasta entonces invisible.

Así me topé con el volumen 222 ?Patitos y otros cuentos de Federico Falco.?Una recopilación de relatos publicada por la editorial argentina Eterna Cadencia, que ahora es posible conseguir en México gracias a la distribución de Almadía. Me llamó la atención la singularidad del título y busqué, de pie frente al librero, el relato titular. En Doscientos veintidós patitos una mujer relata a sus hijos, en una sobremesa inesperada, un incidente de infancia en que intentó quitarse la vida comiendo cerillos. Un cuento magnífico, al mismo tiempo devastador como lleno de una profunda empatía por sus personajes y la sutil confusión detrás de sus emociones, las aparentes y las profundas.

La obra de Federico Falco no debería resultar desconocida en México. Hace tiempo, dos de sus relatos fueron incluidos en un número de Tierra Adentro.?Falco también estaba en la lista, que la revista Granta en español hizo en el 2010, de narradores jóvenes latinoamericanos destacados. Pero esto lo descubro más tarde vía Google.

Lo cierto es que sus libros previos son prácticamente inconseguibles en México, y que en el mundo literario de habla hispana hay todavía un palpable provincialismo. Pareciera que la única?manera de descubrir escritores latinoamericanos jóvenes fuera de suplementos y ocasionales antologías, es gracias a la feliz coincidencia, como dijo el gran ?Gabriel Zaid.

222 Patitos fue editada primero en el 2004 por La Creciente, pero una década después Falco la corrigió y aumentó, y la edición de Eterna Cadencia incluye relatos que Falco publicó después en revistas?(incluidos los dos de Tierra Adentro) y dos más de su primer libro, titulado 00.

Los relatos de 222 Patitos y otros cuentos son deslumbrantes. Hay hilos conductores desde la geografía hasta otras obsesiones. Los textos están llenos de perros, gatos y aves que son tratados con amor, devoción y crueldad. Sus animales tienen personalidades tan definidas como sus dueños. Ambos comparten todo tipo de jaulas, físicas y metafóricas.

En Historia del Ave Fénix un ?poblado esperanzado se reúne a ver un espectáculo absurdo y cruel. En Muerte de Beba un matrimonio no consigue?superar el duelo por la muerte de su querida perrita. El hombre de los ?gatos busca consuelo en la recomendación terapéutica de tener un gato. Los animales son compañeros, plagas y ?obstáculos simbólicos.

Un viejo chiste, muy repetido, decía?que si Kafka hubiera nacido en México?su prosa sería costumbrista. La frase me vino a la mente pensando en el libro de Falco, que recupera la predilección del checo por las atmósferas agobiantes y el enfrentamiento con un mundo donde?las reglas del juego las redactó alguien más (y luego se extraviaron).

Es inevitable pensar en referentes?literarios cuando se topa uno con textos como Ada una suerte de Madame ?Bovary de las pampas, que presa de su propio romanticismo de novela abraza la vida que nunca quiso en el remoto pueblo de General Cabrera (el pueblo natal de Falco).

Falco configura un humor retorcido que es más eficaz cuando aparece en rincones inesperados. El pelo de la Virgen contrapone las fantasías de un adolescente con la superstición religiosa. Superstición que vuelve hacer aparición en El tío vidente , donde el papel principal lo juega el poder que le damos?a aquellos que afirman ser capaces de saber más de nosotros mismos que nuestro propio aleteo en la neblina de la incertidumbre.

Sobre los textos flota una inquietante?melancolía, alrededor del desencanto?existencial que provoca la incapacidad?de encajar en la vida que nos tocó. Y aunque algunos de sus personajes no consiguen mirar más allá de los barrotes de sus jaulas particulares, otros son?capaces de encontrar su sitio justo. No importa si ese resulta incomprensible para los demás.

Mi favorito del libro es Un hombre feliz , un relato con la complejidad?narrativa de una novela poderosísima, trágica saga familiar incluida, y, sin embargo, no rebasa las 10 páginas. La existencia entera de Joaquín se resume en ese espacio, confabulando la propuesta estética de Falco, parafraseando lo que dijo alguna vez en una entrevista: el lenguaje no alcanza para dar cuenta de la complejidad de la realidad, y sólo partiendo de la simplificación, de los dibujos animados o el arte contemporáneo por ejemplo, se puede, paradójicamente, profundizar.

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