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Arte e Ideas

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Mamar el activismo desde el principio

La fundadora del colectivo Estereotipas es una feminista desde niña.

Se llama Catalina RuizNavarro, así, sin espacio entre ambos apellidos. Yo le debo todo a mi familia materna y cuando comencé a publicar me ponían solo el Ruiz y yo decidí que también tenía que salir el Navarro . Un gesto de lealtad a las mujeres que le enseñaron a mirar al frente y ser una feminista de pro.

Soy una feminista de cuarta generación , dice Catalina, nacida en 1982 en Barranquilla, Colombia. La historia comienza con su bisabuela, Carlota García. Sufragista, luchadora laboral, huelguista de primera hora en las fábricas textiles de principios del siglo pasado, doña Carlota crió a Catalina no sólo en el afecto, también en la política.

En Colombia, las mujeres no pudimos votar sino hasta 1957, imagínate, mi bisabuela sólo pudo votar hasta que cumplió 57 años . De niña llevaba a Catalina a las mamparas a votar con ella. Su abuela y su madre también son feministas. Con ese cóctel molotov en las manos era imposible que la colombiana no se volviera ella misma una activista.

¡Catalina, por Dios!

A los 17 años Catalina dejó su Barranquilla natal para estudiar en Bogotá. Eligió dos profesiones difíciles: filosofía y artes plásticas. Trabajó de asistente en la publicación El Malpensante. Después en un periódico universitario y tuvo una revelación a pesar de que el diario duró sólo seis meses: podía ser periodista con lo que había estudiado.

La filosofía te enseña el rigor para hacer un argumento y las artes te enseñan a conectar con la gente a nivel emocional , dice Catalina y como decimos en México dijo: De aquí soy . Creó su blog Catalina, por Dios . Le puso así porque de niña era tremenda y así le gritaban sus abuelas: ¡Catalina, por Dios! Otra característica para ser activista: aprendió a poner el mundo de cabeza desde niña.

De ese blog saltó a tener una columna semana en el diario El Espectador, una columna que duró una década. Suena fácil: la bloguera que triunfa en los medios impresos, pero fueron meses de buscar un espacio para decir lo que si se tapaba la boca le salía por las orejas.

Tener una columna fue una gran escuela sobre cómo hablarle a la gente; creo que el lugar natural de los filósofos y artistas es incidir en la opinión pública , expresa.

México y las Estereotipas

Catalina se enamoró de un mexicano. Como los mexicanos no pueden vivir sin sus tacos , Catalina se mudó a México en el 2014.

La transición no fue sencilla. En Colombia tenía un nombre, daba charlas, tenía una presencia. Aquí tuvo que comenzar de nada. Volvió a abrir su blog. Pero era difícil opinar como extranjera , cuenta y todos sabemos que es cierto. En cuanto llega alguien con otra bandera los mexicanos nos alebrestamos.

Pero Catalina tuvo suerte. Le tocó aquella debacle que fue la campaña No les des la espalda, dales el pecho , escandaloso fracaso del Gobierno de la CDMX para promover la lactancia. Catalina escribió un post analizando, criticando la campaña y el post se volvió viral.

El texto la puso en el mapa del activismo. Se contactó con activistas y conoció a la que ahora es su cómplice: Estefanía Vela, conocida en las redes sociales como Samnbk.

Con Samnbk encontró una química insuperable. Desde aquel post decidí que haría lo mismo que haría en Colombia . Durante un año escribió en el medio digital Sinembargo.com.

Pero ahí no para la cosa: Vela, Marcela Zendejas y ella formaron un grupo llamado las Estereotipas. Somos un grupo de feminismo pop latinoamericano. A lo que hacemos lo llamamos contradiscurso. Buscamos hacer claras las ricas y complejas ideas del feminismo para que sea accesible a todo mundo , menciona.

La idea de hacer videos nació cuando un día en la sala platicaban del caso de Axan, el niño al que se le impidió entrar a la escuela porque tenía el pelo largo. Plática y plática empezaron a tomar video, lo editaron y he aquí el primer episodio de Estereotipas.

Las Estereotipas son divertidas: hacen sketches, por ejemplo. El más reciente episodio tiene formato de talk show nocturno sobre un tema muy difícil: las niñas embarazadas que, como explica Catalina, suelen ser casos de violaciones.

El elitismo de los medios

Catalina habla del elitismo de los grandes medios de comunicación. En sus páginas no hay escritores indígenas, afrolatinoamericanos, coreanos, toda la diversidad. Pero también hay que hablar de mejorar las oportunidades educativas porque de nada sirve que un medio como Televisa abra una convocatoria para reporteros indígenas si no tienen la formación necesaria , detalla.

Los medios, dice, deberían ser guardianes de la democracia, ayudar a formar públicos más críticos. Se nos olvida que en Latinoamérica conviven diferentes tiempos. Hay pueblos que viven como en el medievo y la iglesia es su medio de comunicación. Ahí hay que hacer comunicación a pie, ir de casa en casa con fotocopias, hacer conversación , explica.

México es un contraste. Mientras que en la CDMX la interrupción del embarazo es legal nos siguen gritando en la calle. La leyes no están respaldadas por la cultura . Y ahí entra el trabajo de la activista: combatir al macho, a la imagen de la madre santa inalcanzable. La perspectiva de género debe estar en todo, en la música, en las conversaciones .

El activismo es, pues, un diálogo. El término feminazi le da risa: Como hemos hecho jabón y champú a tantos hombres .

El feminismo es una lucha por los derechos humanos, dice Catalina, y como buena Estereotipa se ríe mucho durante esta conversación. Que el feminismo tenga esa alegría.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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