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Arte e Ideas

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México vive una noche atroz: Javier Sicilia

El poeta mexicano señaló que "El fondo de la noche" es una novela sobre la vida de Maximiliano Kolbe, un sacerdote polaco que sacrificó su vida en Auschwitz para salvar a uno de sus prisioneros.

Javier Sicilia rompió el silencio. No el de la palabra dulce con la que ha intentado alentar a otros para transformar nuestro país bajo el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. No el silencio necesario que impone el dolor. Sino el silencio que impide la imaginación, la pronunciación y la enunciación del mundo con la intención de representarlo y después, quizás, inventarlo.

No puedo mirar a los ojos todavía las fotografías de mi hijo. Me da vergüenza sobrevivirlo, me da vergüenza que no podré verlo crecer en sus fracasos y en sus triunfos como mi padre me vio crecer. Me da vergüenza que no pueda verme envejecer. Me da vergüenza ser un hombre porque la muerte de mi hijo y la muerte de tantos muchachos la hemos hecho los hombres , aseguró el escritor este martes en una rueda de prensa donde presentó su más reciente novela El fondo de la noche, la cual había dejado en el tintero cuando se enteró, estando en Filipinas, de que su hijo había sido asesinado y su cuerpo abandonado en Cuernavaca hace exactamente un año.

En El fondo de la noche se cuenta la vida del padre Maximiliano Kolbe, un sacerdote polaco que sacrificó su vida en el campo de concentración de Auschwitz para salvar a uno de los prisioneros.

Auschwitz como espejo de?lo que ocurre en México

Me interesaba más el personaje al que Kolbe salvó la vida. Me puse a buscar sobre él, interesado porque no es fácil saber que estás viviendo la vida que le correspondía a otro. Pero no encontraba nada.

Recuerdo que me conmovió mucho la ceremonia de canonización de Kolbe que presidió el Papa Juan Pablo II, porque al entrar a la iglesia, al frente de la comitiva iba este hombre con una familia inmensa y todo un conjunto de exprisioneros vestidos a la usanza de los campos de concentración, y este hombre lloraba y lloraba.

Él murió hace poco, en su casa, a los 93 años. Entonces yo me lo imaginé en su casa en la antesala de la muerte, sólo que ahora ya no había nadie que pudiera salvarlo y, entonces, me hice una pregunta: ¿por qué lo hizo Kolbe si no pasó nada?

Al contrario, Aushwitz empeoró -ahí donde Kolbe entregó su vida se edificó más tarde una cámara de gas donde murieron miles de personas- y no cambió el mal, de hecho el mal se hizo más complicado [...] aquí en México estamos viviendo una cosa muy parecida. A partir de ese momento comienza la historia de la novela como un flashback.

El tema es -dentro de lo terrible y hermoso de la literatura- cómo la realidad se vuelve simultánea: los sucesos que se viven allí son un análogo de lo que vemos en México todos los días: el crimen, el asesinato, el mal, pero también el sentido profundo del amor frente a aquello que lo niega.

Y, además, la novela profundiza en una pregunta: ¿para qué sirve este acto inmenso si el mal no se acaba? Esa aparente inutilidad del amor. Repentinamente, se vuelve un análogo, un espejo y una premonición del presente y al releerla me aterró su simultaneidad con lo que vivimos hoy aquí en nuestro país , dijo el poeta.

El título de la novela tiene hondas relaciones con libros de escritores y filósofos como el romántico Novalis que en sus Himnos a la noche se ampara en la poesía como una posibilidad de reencontrarse con el ser amado muerto. Al respecto Sicilia comenta:

Vivimos una noche atroz, una oscuridad inmensa. México vive una noche atroz. Pero en el fondo de la noche, en medio de la noche más oscura todavía podemos encontrar una luz, un foco, como un pequeño destello en la oscuridad , comentó el poeta.

La alta clerecía juega del lado del poder político

Hace una semana, Sicilia expresó su confianza en que el Papa Benedicto XVI, durante su reciente visita a México, rompiera con los protocolos y pidiera abrazar a todas las víctimas de la pederastia y del crimen organizado. Hoy, su crítica es radical:

Vimos a un hombre de política que menciona de una forma muy amanerada y muy light el problema que debería producir una indignación inmensa, es decir: terminó por aceptar que aceptemos lo intolerable.

Para mí es una desgracia. Yo esperaba un gesto que saliera del protocolo y que fuera del tamaño de Maximiliano Kolbe.

Hombres como Kolbe son los que hablan del lado del Evangelio y no los que juegan a la agenda política. Nosotros apelamos al Evangelio. Pero por desgracia la alta clerecía juega del lado del poder político .

Yo lamento lo del Papa porque era una oportunidad para que entendiera la magnitud del problema (de la pederastia y del combate contra el narco).

Pero frente a esa iglesia imperial política que representa las jetaturas de Estado está la verdadera iglesia evangélica que está representada por hombres como el mismo Kolbe, como mujeres y hombres que no son tan conocidos, pero todos los días están del lado de por dónde ayudar a otros pobres a salir del dolor y el sufrimiento, jugándose la vida en las calles, ése es el Evangelio, ésa es la verdadera iglesia y, por desgracia, la otra termina por sobreponerse a ésta , comentó Sicilia.

aflores@eleconomista.com.mx

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