Lectura 2:00 min
Mpox y agujeros: La conexión oculta entre la tripofobia y la viruela del mono
¿Miedo a los círculos o a ciertos patrones? Según un estudio, la aversión que sienten algunas personas hacia ciertos patrones podría ser una forma en la que el cuerpo alerta sobre posibles peligros.
Hace unos días, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una alerta mundial por el virus del mpox, comúnmente conocido como viruela del mono. Desde entonces, han circulado imágenes de los brotes cutáneos que provoca esta enfermedad, lo que ha generado en algunas personas una intensa ansiedad exagerada hacia este tipo de patrones, una aversión conocida como tripofobia.
¿Qué es la tripofobia?
De acuerdo con especialistas de la Universidad de Kent, esta condición se caracteriza por una aversión intensa y ansiedad al observar grupos de formas aproximadamente circulares, como las burbujas en una taza de café o los agujeros en una esponja.
Sin embargo, una investigación de 2019 de la misma universidad, reveló una posible conexión entre la tripofobia y una ansiedad profunda relacionada con parásitos y enfermedades infecciosas. Los investigadores sugieren que esta aversión podría ser una respuesta evolutiva, desarrollada a lo largo del tiempo para evitar posibles fuentes de infección.
Muchas enfermedades infecciosas, como la viruela, el sarampión y la escarlatina, producen lesiones cutáneas en forma de grupos de círculos. Del mismo modo, ectoparásitos como las garrapatas y los tábanos provocan lesiones similares. Esta observación llevó a los investigadores a plantear la hipótesis de que las personas con tripofobia podrían estar generalizando esta respuesta de aversión a estímulos inofensivos como las burbujas o los agujeros.
Además de la aversión, las personas con tripofobia suelen experimentar síntomas físicos como prurito, hormigueo o incluso la sensación de tener insectos en la piel. Esta respuesta sugiere que perciben estos patrones como señales de infestación parasitaria.
En conclusión, aunque la tripofobia se ha asociado comúnmente con el "miedo a los agujeros", pero la investigación sugiere que podría ser más bien una aversión predominantemente basada en el asco hacia grupos de objetos circulares y podría ser una respuesta evolutiva que protege al organismo de posibles infecciones.