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“No hay nada más tentador que un límite”: Ida Vitale
La poeta ganadora del Premio Miguel de Cervantes 2018 fue la estrella del arranque de la sexta edición de la FILUNI, donde instó a los padres y madres a dejar que los más pequeños exploren la literatura por sí mismos, incluso aquella que parece no ser para ellos. “No hay nada más necesario que leer cosas que uno no entiende”, señaló.
“La poesía de Ida Vitale nos dice que no existen verdades esenciales porque el poeta expone y se expone como ser humano cuando tiene que buscar su propia verdad, de manera que en la poesía no caben los dogmas ni tampoco cabe una poesía segura de sí misma”, Luis García Montero, poeta y director del Instituto. Cervantes
Fue una situación poco habitual para la presentación de una figura de gran convocatoria en una feria del libro. La poeta uruguaya Ida Vitale llegó y se tomó su lugar poco más de veinte minutos antes del comienzo de su presentación, la primerísima de todas las actividades en el primer día de la sexta edición de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (FILUNI).
“Érase un bosque de palabras”. Éste fue el título de su presentación, anunciada, quizás sí, quizás no, a manera de charla con su colega, el poeta español Luis García Montero, y la escritora Rosa Beltrán en calidad de coordinadora de Cultura UNAM, instancia organizadora del encuentro.
Lo habitual es que una autora de su talante, siendo uno de los highlights de la edición, se apersone precisamente a la hora pactada del inicio de su presentación, incluso con unos minutos de retraso. Pero Ida Vitale, que el próximo 2 de noviembre cumple 101 años, arribó con toda calma, acompañada por los propios Montero y Beltrán, para asombro y desconcierto de las personas que comenzaban a ocupar el Salón Clementina Díaz y de Ovando de la feria.
Y de inmediato, sobre todo aquellas personas que ocupaban los primeros asientos se aproximaron al centro de la mesa de la poeta para fotografiarse con ella, mientras la coordinadora de Cultura UNAM explicaba por los altavoces que, por favor, hubiera prudencia sobre la ganadora del Premio Miguel de Cervantes 2018, que no habría firma de autógrafos, sin excepción, por solicitud y protección de la invitada. Pero muchos de los presentes no dudaron en acercarse y tomarse la selfie con la poeta, ensayista y traductora.
Un recital de Ida Vitale
Más que un conversatorio, este acto inaugural se convirtió en un simpático relato de dos actos. El primero, la presentación de Rosa Beltrán y de Luis García Montero sobre la vida y obra de Ida Vitale. Pero, para términos prácticos, vale la pena iniciar con el segundo acto: la participación de la uruguaya en pleno ejercicio de lucidez, con ese ímpetu de quien, con toda la sabiduría y la experiencia acumuladas, se ha divorciado de las máscaras.
Su presentación se convirtió en un recital de cinco poemas intercalados por algunos comentarios sobre su propia vida que arrancaron la risa, la empatía y los aplausos de los presentes.
“La prosa es lo que más me importa en el mundo. Me llevo más o menos bien con la poesía, pero la prosa me presenta más dificultades. La poesía es cosa de ritmo, de buen o mal gusto, pero la prosa es todo. Y creo que todos vamos por el mundo destinados a ser un cubito de prosa que se queda allí, para siempre, completando los grandes panoramas culturales que a veces nos superan”, dijo Vitale, y continuó para risa de quienes abarrotaron el salón: “pero bueno, esto es mucha prosa ya, ¿no?”, y se dispuso a leer algunos poemas.
Leyó los versos de sus obras “Este mundo”, “Obligaciones diarias”, “Expectantes palabras”, “Recreativa” y, finalmente, “Para bajar a tierra”.
Vitale, dueña de más de una decenas de premios internacionales y reconocimientos, entre ellos el Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2009), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015) y el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances (2018), además del Cervantes 2018, conversó ampliamente sobre sus primeros años de exploración en la literatura, la asimilación de la poesía clásica y más tarde la prosa. E hizo, con estupendo humor, una invitación a quienes se encargan de la formación literaria de las nuevas generaciones.
“A las mamás presentes con niños en edad de ser estropeados (risas), les sugiero que dejen que ellos elijan, que lean aunque sea cosas que no son para ellos. No hay nada más necesario que leer cosas que uno no entiende. Los niños no son tan tontos, saben cuando hay una frontera para ellos, más o menos irregular, pero frontera. Creo que no hay que prohibirles nada”, declaró cuando García Montero le interrumpió para agregar: “eso has contado que te pasó con el primer poema que leíste de Gabriela Mistral, que te gustó porque no entendiste nada”.
A la anterior provocación de García Montero, Ida Vitale dijo, con una voz ligeramente más alta, como la del remate de una buena broma: “no entendí nada, por lo cual me gustó muchísimo. Sentí que había algo que de alguna manera marcaba un límite, y no hay nada más tentador que un límite. Entonces, me puse a leer cosas que no siempre entendía”.
Finalmente, la poeta uruguaya reconoció: “había una época en la que yo coleccionaba palabras raras. A veces me venía la duda de si la pregunta que yo hacía generaba complicaciones porque veía la cara del preguntado que decía: ‘¿y ahora qué hago con esto?’. Así que después me acostumbré a pasar directa y discretamente al diccionario. Encontré que el diccionario me instruía en un montón de cosas de las que nadie hablaba”.
“Poco afín a los dogmas”
Las palabras para Ida Vitale, dijo Luis García Montero en su contextualización, “más que un adorno son un esfuerzo de conocimiento del propio yo a la hora de apostar por su lectura del mundo. Y por eso el lenguaje es el gran protagonista de la poesía de Vitale”.
Más adelante, el director del Instituto Cervantes añadió que para la autora uruguaya es “poco afín a los dogmas y los reglamentos” a la hora de definir la poesía, y explicó:
“Porque las palabras son una interpelación, una apuesta que a veces huye, como palomas que se escapan de nosotros. Pero eso no es lo peor, porque otras veces, las palabras pueden llegar a morder. En su poema ‘Ecuación’, (Vitale) nos dice en 1998: ‘Ármase una palabra en la boca del lobo y la palabra muerde’. Ésa es la intención de la poeta con las palabras (…) para escribir, lo sabe Ida Vitale, hay que sentirse perdida en el lenguaje y hay que intentar dejar huellas, migas de pan en busca de un camino, aunque a veces, en la espesura, la tierra devora esas huellas”.
El libro, más que un objeto; René Muiños, premiado de la FILUNI
“En muchos intercambios y debates en torno al futuro del libro, predomina la percepción de éste como un objeto, sea un objeto físico o un objeto virtual, quedando en segundo plano que la razón de ser del libro es la lectura y la transmisión del conocimiento que ésta aporta. La lectura es verdaderamente importante, lo que siempre perdurará, no así su soporte, que siempre será cambiante. Y el editor no viene a ser otra cosa que un facilitador, un mediador y a veces un demiurgo para que el proceso de lectura sea eficiente en consideración de la modalidad o medio en que ésta se realice y la finalidad que persiga”.
Fueron palabras del editor cubano, pero residente en Costa Rica, René Muiños Gual, al recibir el Reconocimiento “Rubén Bonifaz Nuño” a la Trayectoria Editorial Universitaria, en la ceremonia de arranque de la sexta edición de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (FILUNI).
En este sentido, el editor galardonado añadió: “en esta autopista digital, la edición como concepto y como práctica no se puede limitar al libro, ni siquiera al libro digital o e-book; debe saltar al libro interactivo como concepto que los incluye y los supera. Más que de libros, debemos empezar a hablar de contenidos y recursos digitales colaborativos”.
Uno de los poemas que leyó Ida Vitale, de su autoría
“Expectantes palabras”
Expectantes palabras,
fabulosas en sí,
promesas de sentidos posibles,
airosas,
aéreas,
airadas,
ariadnas.
Un breve error
las vuelve ornamentales.
Su indescriptible exactitud
nos borra.
Memorias sobre México
Ida Vitale es autora del libro “Shakespeare Palace. Mosaicos de mi vida en México (1974-1984)”, donde ofrece detalles de su estancia en nuestro país, donde permaneció en el exilio durante la dictadura en su natal Uruguay. En él, dice: “Que no muera el tiempo ya pasado, que la gratitud y los afectos no sean inexorables cenizas”.