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Nos hemos educado como hombres transgresores y analfabetas emocionales

Desde pequeños los varones somos educados para someternos validación con constantes pruebas de “hombría”, replicamos como género la represión de las emociones y los afectos, lo cual tiene consecuencias psíquicas, argumenta especialista.

Foto: Especial

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En esta sección hemos procurado hacer un espacio donde haya y se hable de inclusión. Como periodistas nos resulta fundamental hacer revisión constante de nuestros criterios de equidad, perspectiva de género, feminismo; reconocer nuestros privilegios y ponerlos al servicio de la información, ser una fuente donde se articulen conversaciones amplias y con desembocaduras.

Por ello, consideramos indispensable dar inicio a una serie de conversaciones con especialistas cuyos campos de investigación o activismo se crucen con las masculinidades. Desde esa perspectiva pretendemos echar luz sobre los procesos históricos y las pedagogías de género que han decantado en el clima de violencia que nos aqueja.

Iniciamos la primera entrega con una pregunta, probablemente mucho más ambiciosa que las limitaciones de nuestro espacio de difusión: ¿a partir de las masculinidades es posible identificar los antecedentes que han generado un clima apabullante de violencia de género como el que vivimos actualmente en el país?

La respuesta es multifactorial y de gran magnitud, anticipa el sociólogo Guillermo Núñez Noriega, quien es doctor en Antropología cultural por la Universidad de Arizona, especialista y autor de temas de género, masculinidad y diversidad sexual. Sirva, pues, esta como la primera entrega de una serie para ir descubriendo las capas del entramado; entiéndase como un proceso en construcción.

Mostrar agresión para ser validados

Hay suficiente evidencia para demostrar que gran parte de la violencia no sólo de género sino generalizada proviene de la manera en la que aprendemos a ser hombres, es la llamada socialización de género, apunta Núñez Noriega también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI-II).

“Hay bastantes planteamientos teóricos y evidencias empíricas que han demostrado la mayor participación de los hombres en la violencia homicida y de otros tipos. Autores como Michael Kaufman y Benno de Keijzer hablan de la masculinidad como un factor de riesgo para las mujeres, niños y niñas, para otros hombres, por supuesto, y para sí mismos, porque también los hombres tienen una representación más alta en el suicidio o en procesos de alcoholización, los accidentes de tráfico por prácticas temerarias y de riesgo; homicidios confrontacionales con otros hombres, pero también la violencia criminal contra las mujeres, donde los perpetradores son en su mayoría varones”.

Entre los hombres, es preciso reconocer, hay un énfasis en mostrar constantemente valor, fuerza, temeridad, riesgo, capacidad de control de sí mismo, de las emociones, del miedo y estar constantemente sometiéndose a pruebas de validación. Desde pequeños los varones han interiorizado la expectativa de ser temerarios y capaces de pequeñas transgresiones ante la mirada de otros.

En nuestro país, por ejemplo, casi en el 90% de los accidentes vehiculares en los que al menos alguien pierde la vida la persona al volante era un varón. Adicionalmente, de acuerdo con datos del Inegi, durante 2019 las tres principales causas de muerte en hombres de entre 15 y 24 años fueron las agresiones, los accidentes de tráfico a bordo de vehículos de motor y las lesiones autoinfligidas intencionalmente.

Nos educan para reprimir los afectos

“Nuestra sociedad principalmente enfatiza en los hombres una represión de los afectos, de la ternura, de la compasión, del cariño; incluso de la expresión de ciertas emociones que se asocian con la debilidad o lo femenino, como expresar tristeza o dolor. Ese exceso represivo tiene consecuencias psíquicas en los hombres, por ejemplo, su traducción en mayor agresividad. Otra consecuencia puede ser una especie de analfabetismo emocional, es decir, huir de las emociones porque se asocian con lo femenino. Hacer el trabajo de introspección, entenderlas, analizarlas, no es visto como muy masculino. Hay una huida de las emociones que redunda en ignorancia de las mismas. El problema es cuando se agolpan las emociones y se traducen en ira, que sí está permitido exteriorizar”, analiza.

En esta dinámica psíquica hay un tufo de misoginia, pero también una dimensión cultural homofóbica, explica el especialista. Pero este proceso de socialización y pedagogía de ser un hombre está atravesado por diversos factores.

Uno de los más presentes en nuestro país, remarca Núñez Noriega, es la proliferación de la narcocultura, que ha convertido una práctica ilícita en un ejercicio aspiracional de fortaleza, seguridad, admiración, autoridad, logros y riqueza.

Apunta que también que es indispensable tener presente la asociación de las sociedades históricamente militaristas, como la nuestra, que han creado modelos de hombría vinculados al ejercicio de la fuerza y la violencia, al control de territorios y en general al sometimiento de otras personas. “Eso estaría teniendo como consecuencia la construcción de sociedades de mayor valoración de los hombres, es decir androcéntricas y profundamente patriarcales. Creo que ese es el camino histórico que hay que seguir”, indica el entrevistado.

En la siguiente entrega hablaremos sobre la equidad de género en el trabajo remunerado y el sentimiento de desplazamiento del rol de los hombres.

¿Quién es Guillermo Núñez Noriega?

Es licenciado en Sociología por la Universidad de Sonora, maestro en Arte y doctor en Antropología cultural por la Universidad de Arizona. Desde 1997 es investigador titular del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C., en Hermosillo, Sonora, en la Línea de Género, Diversidad Sexual y Etnicidad, de la Coordinación de Desarrollo Regional. Es miembro y fundador de la Academia Mexicana de Estudios de Género de los Hombres.

Principales causas de mortalidad en hombres mexicanos de 15 a 24 años:

  • Agresiones
  • Accidentes (de vehículos de motor)
  • Lesiones autoinfligidas intencionalmente
  • Tumores malignos
  • Enfermedades del corazón

Fuente: INEGI

La dependencia al alcohol es mayor en hombres:

De 12  a 17 años:

0.9% de los hombres son dependientes

0.7% de las mujeres

De 18 a 65 años:

4.6% de los hombres

0.6% de las mujeres

Para saber más:

  • Ensayo: Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre los hombres

Autor: Michael Kaufman, publicado en http://michaelkaufman.com/ Año: 1995

  • Ensayo: El varón como factor de riesgo: Masculinidad, salud mental y salud reproductiva

Autor: Benno de Keijzer, en Revista Género y Salud en el Sureste de México. Año: 1998

  • Ensayo: Entre la temeridad y la responsabilidad: Masculinidad, riesgo y mortalidad por violencia en la sierra de Sonora

Autor: Héctor Eloy Rivas Sánchez, publicado en la revista Desacatos. Año: 2004

Conozca la serie de entregas con el hashtag: Hablemos de masculinidades

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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