Nuevas caras para la política científica mexicana; investigadores jóvenes alzan la voz

“Síndrome del impostor, complejo de inferioridad, pocos fondos para hacer ciencia, desconocimiento de la actividad científica en la sociedad y entre colegas, financiamiento cooptado por unos cuantos, que la ciencia normalmente se hace en inglés y eso deja fuera a muchos, falta de habilidades blandas, pocos espacios en la academia, mínimas condiciones laborales, inestabilidad en las plazas, pocas ofertas en otros sectores, falta de presupuesto dirigido a ciencia y educación, poca empatía del gobierno e incluso una ruptura con el gremio, sin planes de política científica a largo plazo, políticas cambiantes, falta de confianza en las científicas…” Estas son algunas de las vicisitudes que enfrentan hoy los jóvenes científicos. Ante este panorama ¿Qué podemos hacer?

Justo para discutir estos y otros temas, se llevó a cabo el Primer Encuentro de Liderazgo Científico Joven en México, organizado por Marie Curie Alumni Association (MCAA) Capítulo México; el Capítulo México de la Organization for Women in Science for the Developing World (OWSD); la Academia Joven de México (AJMx); y la Asociación Mexicana para el Avance de la Ciencia (Amexac).

Estas asociaciones y los jóvenes científicos invitados al encuentro, más que ver el escenario desolador, buscan un lugar en la toma de decisiones y abonar en el reto de enfrentar el cambio generacional. “Visión abierta, capacidad de aprendizaje continuo, creatividad, motivación, energía, proyectos de grupo, diversidad de perfiles, promotores de la ciencia incluyente, iniciativa para crear grupos, mejora en la comunicación con la industria, mayor organización entre colegas, mejores redes de apoyo”, esto es lo que por su parte proponen estos líderes que buscarán mover a sus instituciones y los lugares donde hacen investigación como primer punto de partida.

Durante la inauguración de este evento que tuvo como sede la Secretaría de Relaciones Exteriores, la doctora Ofelia Angulo Guerrero, secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México, compartió que en 2021 no llegamos ni a los 15 mil doctores en ciencias, “éste, para el tamaño de nuestro país y los desafíos que enfrentamos, no es un número acorde (…) Por eso es relevante este tipo de eventos, para hacer reflexión sobre la educación y la formación de perfiles que respondan a los desafíos que vivimos como país (…) Tenemos que fomentar un mayor número de posgrados, pero no pensar en fuentes de trabajo solo en universidades y centros de investigación, esto tiene que cambiar y por eso están ustedes acá, para participar de la política pública en materia de ciencia y educación y buscar la diversificación, más investigadores en el sector empresarial”, por ejemplo.

Dijo que en casi todos los países en los que México tiene un acuerdo, hay mexicanos que se desempeñan en áreas de investigación “y eso debemos capitalizarlo más, es la diáspora mexicana”. Adelantó que la Secretaría de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación, que encabezará la doctora Rosaura Ruiz en la próxima administración, tiene mucho interés en estar cercana a los investigadores jóvenes y las diferentes áreas del conocimiento. “Estoy segura de que también la cercanía del próximo secretario de Relaciones Exteriores, el Dr. Juan Ramón de la Fuente, va a permitir que estas alianzas se den de manera más natural y efectiva”. Aseguró que es un momento en el que hay interés del Estado.

Los científicos jóvenes sobreviven

En entrevista para El Economista Alma Cristal Hernández Mondragón, cofundadora de Amexac y profesora invitada del Cinvestav, asegura que los jóvenes científicos sobreviven, tienen muchos retos que no se están escuchando en las discusiones públicas y por eso el propósito de este evento es “conocer y reconocer las capacidades que tenemos como jóvenes dedicados a las actividades científicas, identificar cuáles son las potenciales contribuciones que podemos dar a la sociedad y también qué podemos pedir”.

Dijo que han llegado a la “terrible circunstancia” de que como joven científico terminando el doctorado, no hay un camino claro, “hace cuarenta años incluso con una licenciatura, tenías asegurado un porvenir, una plaza, un área o espacio de investigación; esa realidad ya no existe, este evento, entre otras cosas busca justo identificar los retos en común y los específicos. Otro punto es mostrar que hay nuevas voces y que somos capacitadas y con ganas de contribuir y trabajar”.

Agrega que esta reunión también buscará integrarlos y potenciar el diálogo. “Estamos iniciando un periodo (de gobierno), que bien o mal, es un inicio. Aunque en este sexenio aprendimos que las cosas se pueden poner peores en materia de ciencia, estamos tratando de adelantarnos y generar propuestas, no solo quedarnos como espectadores, queremos participar y este es un primer intento de organización, porque eso también nos falta mucho en la academia, auto organizarnos”.

La idea final, dijo, es crear un espacio donde puedan converger personas jóvenes, que tienen menos de 40 años o que terminaron su doctorado en los últimos diez años, es decir, en etapas tempranas de su carrera, pero que además tienen un compromiso social, por ejemplo, fundando asociaciones civiles de divulgación, dedicando su tiempo para demostrar la relevancia de la ciencia con jueces, entre otras iniciativas. Con estos perfiles buscan la diversidad y la inclusión en la toma de decisiones, pues la persona más joven del próximo gabinete tiene 50 años, “eso habla de que algo falta en la discusión de alto nivel”.

Lograr la colectividad

En entrevista, Mayra Silva Miranda, doctora en ciencias con especialidad en inmunología, mentora en Mujeres Líderes en STEAM y participante del programa Investigadores por México, en el INER (antes Cátedras Conacyt) comparte que hoy se necesita liderazgo, con estas ganas y empuje de concentrar a gente tan heterogénea para crear este tipo de foros y abrir el diálogo para plasmar los retos y oportunidades.

Por ejemplo, en el programa hoy nombrado como Investigadores por México, son un grupo de mil investigadores que comenzaron hace diez años, pero que siempre han estado en la incertidumbre laboral, pues van comisionados a las diferentes instituciones, sin beneficios y ventajas de ser empleados, “si bien se tiene un contrato indeterminado, se espera buscar estabilidad”. Ante ello algunos miembros fundaron un sindicato en búsqueda de reconocimiento y plazas en instituciones públicas, entre otros temas.

“Para mí tener la oportunidad de participar acá es importante, la idea es hacer sinergia con otras personas y entender que esta problemática la vivimos muchos, no es exclusivo de donde yo trabajo. Buscamos lograr conexiones y generar colectividad pues hoy nosotros somos privilegiados porque bien o mal, tenemos trabajo, pero habrá muchas generaciones de doctores que no van a tener oportunidades. Nos toca a nosotros pugnar por abrir opciones”.

Concluye que son muchas personas las que aman la ciencia, “se trata de una disciplina gigantesca que involucra muchas áreas, somos apasionados, pero existen un montón de factores externos a la academia que nos hace muy difícil sostener esto. Uno comienza siendo soltero, con todas las ganas de investigar, de movernos de lugar, pero poco a poco se van adquiriendo más compromisos, más personas dependen de ti y eso merma la capacidad de decisión. Pedimos que se nos dé seguridad y que se abra a más investigadores, siempre respetando las reglas del juego”.

nelly.toche@eleconomista.mx