Nuevo proyecto mexicano al CERN

Científicos necesitan 1 millón de dólares para concretar un nuevo proyecto y para actualizar un equipo en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por su sigla en inglés), que es el gigantesco instrumento científico que pretende explicar el origen del Universo a través del estudio de partículas.

Técnicamente, nuestro proyecto para construir un sistema de disparo (FIT, por su sigla en inglés para Gatillo de Interacción Veloz) está aprobado. El documento donde se habla de esto será publicado en la primera semana de diciembre , aseguró Gerardo Herrera Corral, coordinador nacional de los grupos mexicanos que participan en el LHC.

El también líder del equipo mexicano que trabaja en el detector ALICE (A Large Ion Collider Experiment), uno de los cuatro proyectos que conforman el gran colisionador, dijo que es la primera vez que México se involucra en un proyecto de esta importancia aportando conocimiento y desarrollando tecnología .

ALICE es un detector que estudia las partículas fundamentales de la materia y su interacción. Los investigadores mexicanos participaron desde la propuesta técnica de ALICE en 1995 y años después construyeron dos subdetectores del experimento: el V0 y ACORDE, éste último un detector de rayos cósmicos.

A la fecha, México ha aportado alrededor de 700,000 dólares y es más o menos esa misma cantidad la que se necesita para el nuevo instrumento. Los otros 300,000 dólares son para la actualización de la cámara de proyección temporal (TPC, por su sigla en inglés).

Estos aportes mexicanos, y la actualización de ALICE en general, le darán al (nuevo) proyecto -que estará operando en el 2018- 10 veces más capacidad para tratar de encontrar partículas simétricas y gotas de materia extraña, entre otras cosas; aunque las sorpresas siempre son más interesantes , refirió Paolo Giubellino.

El vocero de ALICE mencionó que en cada institución se desarrollan diferentes elementos del experimento -un poco como cuando se construyen los satélites artificiales- y diferentes compañías e institutos construyen diferentes instrumentos que observan elementos distintos, pero vuelan juntos y dan una imagen completa .

Giubellino también explicó que los dos proyectos mexicanos han sido esenciales para seleccionar en tiempo real los eventos interesantes para que se registren (el llamado sistema de disparo ). Son responsabilidades mexicanas y fueron desarrollados, diseñados y construidos por México .

De conseguir el dinero necesario, nuevamente el equipo mexicano estará cargando sobre sus hombros la responsabilidad de colectar datos con la mayor precisión posible con acceso a la composición de la radiación cósmica de altísima energía .

IMPACTO SOCIAL

En el Gran Colisionador de Hadrones conviven alrededor de 10,000 investigadores que provienen de 600 instituciones de 60 distintos países; de ahí que haya un gran impacto en la sociedad.

La ciencia ha avanzado porque los seres humanos han sido movidos por la curiosidad de conocer lo desconocido y las aplicaciones no necesariamente se buscan en este tipo de investigaciones; así como la bombilla no fue inventada por la mejora progresiva de las velas , ejemplificó Giubellino.

El investigador de origen italiano dijo que a menudo las aplicaciones más relevantes son lo inesperado -como la www, que se inventó en el CERN- pero también hay otros impactos en el progreso de ofertas de alta tecnología industrial internacional como las diagnósticas de cáncer que usan aceleradores para curar tumores cerebrales, por ejemplo.

Así, el proyecto ALICE, con sus 1,500 científicos -entre ellos, 39 mexicanos de cinco instituciones- esperan contribuir a los estudios en conjunto del Gran Colisionador de Hadrones para dar respuesta a algunos de los misterios más importantes de la ciencia actual:

¿Cómo se formó el Universo? ¿Cómo se originó la masa de las partículas? ¿Qué son la materia, la antimateria y la energía oscura?

elizabeth.ruiz@eleconomista.mx