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Arte e Ideas

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Ópera de Nueva York para el mundo

Columna Allegro Molto: José Alfredo Páramo nos habla sobre el éxito que tiene la trasmisión de las funciones en directo del Met de Nueva York a 20 países del mundo; México, uno de ellos.

Con la transmisión de las funciones de su temporada 2008-2009 a 20 países, el Metropolitan Opera House ha convertido a Nueva York en la capital mundial de la ópera.

Estas transmisiones se realizan en vivo con sonido de suprema fidelidad y proyección de alta definición en pantalla gigantesca.

Beneficiarios de este prodigio de la tecnología son los operófilos mexicanos cuyo contingente es más numeroso de lo que uno supondría, a juzgar por su tumultuosa asistencia al Auditorio Nacional de la ciudad de México.

El sábado, más de 3,000 personas se reunieron para ver y escuchar una ópera de Giacomo Puccini (1858-1924) infinitamente distante de la popularidad de sus hermanas, algunas de las cuales (La Bohème y Madama Butterfly entre ellas) se encuentran entre las más frecuentemente interpretadas del repertorio internacional.

Se trata de La rondine (La golondrina), cuyo estreno absoluto se realizó en Montecarlo en 1917, y en el Metropolitan Opera House no se representaba desde 1936.

Ópera inusual en el catálogo de Puccini, menospreciada por muchos pero defendida con justificada razón, entre otros, por Sergio Vela, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, fascinó a los asistentes al grado de que unieron su ovación a la de neoyorquinos.

Francisco Méndez Padilla, el mago mexicano del supertitulaje, opinó que el espectador de estas transmisiones tiene una ventaja sobre el asistente al Metropolitan: la de presenciar de cerca lo que éste no puede ver, dadas las dimensiones de aquel recinto.

En efecto, gracias a una de las 13 cámaras de televisión empleadas, pudo observarse, en la última escena, el rostro bañado en lágrimas del tenor francés Roberto Alagna.

De la misma manera, los admiradores de la soprano rumana Angela Gheorghiu pudieron admirar no sólo su voz privilegiada, sino su cuerpo, propio de una miss universo.

Algo que tampoco pudieron disfrutar los operófilos estadounidenses fue lo acontecido detrás del escenario al final de cada uno de los tres actos de la ópera: la febril actividad de los tramoyistas y la actitud de los cantantes, entre las que destacó cierta atrevida caricia del tenor a la soprano, que por algo es su esposa.

Las entrevistas durante los intermedios añadieron interés a la transmisión. Angela Gheourghiu dirigió un mensaje en rumano a sus paisanos y luego, en inglés, dijo lo que representaba para ella el papel estelar de La rondine y la forma en que se había entregado a él.

Estas transmisiones desde Nueva York son uno de los grandes acontecimientos culturales de nuestro tiempo. En las funciones próximas se presentarán Orfeo ed Euridice (24 de enero) y Lucia di Lammermoor (7 de febrero).

En previsión de que se agoten las 7,000 localidades disponibles para Madama Butterfly, el 7 de marzo, este cronista se apresuró a comprar sus boletos.

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