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Arte e Ideas

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Os Mutantes, un viaje de tropicália brasileña en tecnicolor

La legendaria banda brasileña llegó al Plaza Condesa de la Ciudad de México la noche del miércoles para llevar al público asistente a un recorrido musical que tiene bajo el brazo más de medio siglo de bagaje histórico.

Con una túnica negra, Sérgio Dias, uno de los fundadores de Os Mutantes, se apodera del escenario como si fuera un predicador. Este es un ritual pagano donde se nos aparecen las salvajes percusiones africanas, la samba y la bossa nova de Brasil, y los sonidos del rock psicodélico de los años sesentas y setentas.

La legendaria banda brasileña llegó al Plaza Condesa de la Ciudad de México la noche del miércoles para llevar al público asistente a un recorrido musical que tiene bajo el brazo más de medio siglo de bagaje histórico. Aunque Días es el único miembro original de la banda, sus músicos de acompañamiento le aportan una frescura sonora, principalmente en las armonías que hacen Carly Bryant y Esmeria Bulgari, que a momentos invocan a los mismos juegos de Christine McVie y Stevie Nicks de Fleetwood Mac.

Os Mutantes no necesita de una gran parafernalia escénica para llevarnos en este viaje musical en tecnicolor donde se invocan los espíritus de Sérgio Mendes, Jimi Hendrix, Santana, CSNY, o The Mamas and The Papas.

Desde su formación en 1966, la banda ha sufrido distintos cambios en su alineación, se han desintegrado un par de ocasiones, y aunque ya no están algunos de sus miembros originales como Rita Lee o Dinho, la banda sigue contagiando a públicos de todo el mundo, sumando a fanáticos y promotores de su obra como David Byrne —de los Talking Heads— o Kurt Cobain.  

El eclecticismo musical característico de la banda nos llevó durante la noche desde un Río de Janeiro sacado de una película hasta el Auditorio Fillmore en algún concierto de finales de la década de los sesenta con Janis Joplin, The Grateful Dead o la primera encarnación de Santana.

En la música de Os Mutantes también se puede escuchar la propia historia de Brasil y se sigue proyectando como una música contestataria y rebelde que buscó romper con las imposiciones de las dictaduras militares de la época y quería convertir a una guitarra eléctrica en un arma tan poderosa como un fusil. Al igual que la guitarra de Woody Guthrie, la guitarra se convertiría en un arma contra la opresión.

Días, afligido por la altura de la ciudad de México, se sentaba al centro del escenario como un líder de orquesta aunque la contagiosa mezcla de sonidos provocaba que terminara bailando energizado por los sonidos creados por Vinícius Junquera (bajo), Henrique Peters (teclado), Claudio Tchernev (batería) y las voces angelicales de Bryant y Bulgari, que estaban a su lado. 

Os Mutantes es una banda que nunca ha querido estar encasillada dentro de un género, sigue teniendo la capacidad de llevarnos hacia otros horizontes y crear experiencias de comunión con su público para transportarnos hacia otros rincones con el lenguaje universal de la música.  

antonio.becerril@eleconomista.mx

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Coordinador de Operaciones Online. Periodista. Desde el 2019 escribe la columna semanal sobre música “Mixtape” en El Economista. Ha sido reportero de tecnología y negocios, startups, cultura pop, y coeditor del suplemento de The Washington Post y RIPE.

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