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PND: el peso de las palabras ausentes
El Plan Nacional de Desarrollo es un ejemplo de economía de las palabras, un conjunto de páginas con las que se cumple una obligación y el registro de la incapacidad de articular un discurso.
(III y última)
El Plan Nacional de Desarrollo es un ejemplo de economía de las palabras, un conjunto de páginas con las que se cumple una obligación y el registro de la incapacidad de articular un discurso.
No hay sorpresa en apreciar que el Presidente de la República no tiene quien le escriba. Es inexistente su narrativa, desde los discursos sencillos hasta los de suma complejidad como el Plan Nacional de Desarrollo (PND).
¿Es factible esperar del mandatario la dosis de emocionalidad que impone comunicarse desde su investidura? ¿Enrique Peña Nieto tiene el deber de leer con atención lo que luego transmitirá a sus audiencias?
En discursos y textos de suma trascendencia, ¿el Ejecutivo sanciona, tacha, enmienda, aclara, traza, construye una prosa con el objetivo de marcar lo que después será materia de la historia?
Me temo que muy pocos creen en la necesidad de un Presidente volcado sobre las palabras, ya sea en la soledad o en compañía de un artífice del lenguaje, resguardado por inteligencias capaces de identificar imprecisiones y de colaboradores leales que le protejan del ridículo.
Más son los incrédulos ante las posibilidades de proyección personal y de conexión emotiva que ofrece un laberinto idiomático como lo es el PND. Soy de los que creen que Peña Nieto perdió una gran oportunidad de distinguirse: no hay sello ni inspiración en el Plan. Toda la narrativa se diluye en el enunciado cuya retórica nadie en la patria literaria pudo derrotar. Baste la lectura de algunos segmentos del apartado El desarrollo nacional en el contexto actual . Es el peso de las palabras ausentes.
El escribidor omnipresente determina, lapidario: En México, el periodo de mayor crecimiento económico de la historia reciente (1954-1970) fue también el lapso en el que la calidad de vida de la población experimentó la mejora más significativa . Para entender lo que se hará hasta el 2018, no hace falta mayor detalle, la síntesis hace innecesaria la memoria: El periodo señalado se caracterizó por un modelo de crecimiento con estabilidad macroeconómica. Sin embargo, en parte por consistir en una estrategia orientada primordialmente al mercado interno, al cambiar las condiciones globales el modelo agotó su potencial para generar un aumento sostenido de la productividad .
Un devenir del siglo XX en tres episodios y 488 palabras en este subtema. El redactor indica que en 1970 -1982 : Hubo cambios sustanciales en diferentes ámbitos del desarrollo nacional (...) No obstante, durante este periodo el país también experimentó diversos problemas. Por ejemplo, unas finanzas públicas deficitarias y una política monetaria que generó alta inflación mermaron la productividad e inhibieron el crecimiento económico .
La sintaxis acelera el reduccionismo: Por su parte, en el periodo 1982-1994 se llevó a cabo un complicado proceso de modernización de la economía mexicana en un contexto económico adverso. La crisis de la deuda a principio de los años ochenta llevó a una caída en el PIB per cápita, en los salarios reales y en la productividad. Sin embargo, a partir de ésta se comenzó a reemplazar de manera decidida el modelo de sustitución de importaciones, para dar paso a una política económica que contempló la desestatización de la economía y una apertura comercial (...) No obstante, este periodo culminó con una crisis que afectó el bienestar, patrimonio y poder adquisitivo de las familias mexicanas .
Es así que la patria vio su suerte: Durante el periodo 1970-1995 el PIB creció en promedio a una tasa de 3.9% anual que se tradujo en un incremento promedio del PIB per cápita de únicamente 1.2% anual. Con un alto costo para la población, México aprendió la lección de que no hay atajos para el desarrollo. Así, México ha seguido por ya varios lustros una política económica responsable que ha contribuido a la estabilidad macroeconómica del país .
La prédica acredita su verdad sin necesidad de explicaciones: No obstante, el Plan Nacional de Desarrollo parte del reconocimiento de un hecho inobjetable: el crecimiento de la economía en las últimas décadas ha sido insuficiente para elevar las condiciones de vida de todos los mexicanos y para reducir en forma sostenida los niveles de pobreza .
Al cerrar esta tercera entrega sobre algunos contenidos del PND, no pocos me han reclamado ponerle atención (entre ellos funcionarios y legisladores). En efecto, idealicé otro plan. Ojalá el Presidente se desquite con los programas sectoriales y especiales.