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París abre sus puertas a Gabriel Orozco
El Centro Pompidou de París expone el mundo irónico del artista mexicano, en una retrospectiva que se inauguró hoy, coincidiendo con el Bicentenario de la independencia. Entre las piezas se encuentran diminutas esculturas con moscas muertas, un vehículo cortado y encogido, pinturas circulares:
Diminutas esculturas con moscas muertas, un vehículo cortado y encogido, pinturas circulares: París expone el mundo irónico del mexicano Gabriel Orozco, en una retrospectiva que abrió sus puertas hoy coincidiendo con el Bicentenario de la independencia de México.
"Es una exposición juvenil, lúdica, minimalista, donde encontramos al Orozco que nos sorprendió y del que nos enamoramos: el artista que juega con los incidentes de la vida, de la naturaleza", afirmó Christine Macel, la comisaria de la muestra que se exhibe en el hasta el 3 de enero próximo.
Orozco (Jalapa, Veracruz 1962) es el artista contemporáneo de México más consagrado en el mundo, y la exhibición en París, con motivo de los 20 años de su trayectoria, fue presentada ya en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en diciembre, y en el Kunstmuseum de Basilea, Suiza, en abril.
"Es casi la misma retrospectiva que las de Nueva York y Basilea, pero adaptada a París", explica Orozco en declaraciones en las que demostró el humor irónico y juguetón que subyace en toda su obra, y también su ternura, que despliega en algunas de sus piezas y en sus bromas con Simón, su hijo de seis años, que dibuja cerca.
La muestra incluye muchas piezas nunca antes exhibidas en Francia, y otras con las que el artista se propulsó al mercado del arte mundial, como "Mis manos son mi corazón" (1991): una pelotita de barro en forma de corazón, que conserva la huella de los dedos del creador.
"Soy mexicano, pero mis influencias no son sólo de allí, son de todos lados. Toda mi obra tiene relación con la vida cotidiana", explica el artista que vive entre México, Nueva York y París.
Señaló que lo más nuevo en la retrospectiva son las moscas muertas, que se llaman "French Flies" y que provienen de su residencia en el sur de Francia.
Están presentes también su emblemático "Elevador" (1994), para el que separó un ascensor en piezas que luego reunió en base a las proporciones de su cuerpo, y "Running horses sin fin" (1995), un tablero de ajedrez que reinventó para crear patrones circulares.
Para "DS" (1997), Orozco cortó un Citroen DS en tres partes, reuniéndolas luego para formar un coche más pequeño, con forma de flecha, y para "Cediendo Stone" (1992) rodó una bola de plastilina en la calle, para recoger huellas y vivencias.
Para "Cuatro Bicicletas. Siempre Hay Una Dirección" ensambló cuatro bicicletas, y en "Mesas de Trabajo", reunió una colección de objetos encontrados, entre ellos un par de zapatos viejos, vigilados por dos policías mexicanos, encarnados por dos actores, que se mantienen alertas para evitar que sean robados.
El artista, una de cuyas pasiones es el círculo, lo ha trabajado en dibujos, en fotos y collages, como en la serie de fotos de atletas, los "Atomistas" (1996).
Interrogado por la AFP si no es un poco joven para una retrospectiva de su obra, el artista admitió que sí. "Pero los artistas de mi generación empiezan a tener cada vez más este tipo de tentaciones", señaló, indicando que después de París, la exposición viajará a la Galería Tate de Londres.