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Arte e Ideas

Lectura 3:00 min

Perdidos en ?la maleza

Cuando una historia oscura recibe el tratamiento Disney sucede un desastre.

No soy una persona de musicales. Sin embargo, no creo que esa sea la razón principal por la que En el bosque, de Rob Marshall, me parezca tan fallida. Verla o no verla da igual: una historia sumamente descafeinada.

Pero empecemos por lo primero. Compuesto por el legendario Stephen Sondheim, En el Bosque es uno de los musicales más celebrados en Broadway. Es una exploración del lado oscuro y retorcido de los cuentos de hadas. Disney compró la adaptación y le dio al musical, que originalmente es muy oscuro, el tratamiento Disney donde todo es más brillante, más feliz.

En el reino donde suceden todos los cuentos de hadas viven un panadero y su esposa, una niña vestida con una capa roja, una muchacha que sueña con ir al baile del príncipe, un niño ingenuo que ama a su vaca, una niña de largo pelo rubio encerrada en una torre. Y una bruja que pondrá todo en movimiento.

La bruja es Meryl Streep y en realidad es la única actuación que vale la pena seguir de toda la película. La bruja lanzó un hechizo sobre el panadero y su mujer (interpretada por Emily Blunt, que tampoco está mal): no podrán tener hijos a menos que le consigan a la bruja varios objetos, entre ellos una vaca blanca, un zapato dorado, un cabello rubio y una capa roja.

Mientras, en otras partes del reino suceden las otras historia: Jack vende a su vaca a cambio de una habichuelas mágicas, Cenicienta va al baile del príncipe pero la libertad no es tan satisfactoria como esperaba y Caperucita Roja es devorada por el lobo.

No les estoy contando nada si les revelo que todas las historias están relacionadas y que el panadero y su mujer consiguen librarse de la maldición y todos terminan felices para siempre.

¿Será? Aquí es donde comienza la verdadera historia de En el Bosque. ¿Qué pasa con los personajes de los cuentos de hadas cuando termina la historia en ese falso felices para siempre ?

No he visto el musical original, pero tengo entendido que tiene más muertes que una tragedia de Shakespeare. Además, se suponen que su conclusión confronta a la audiencia con una moralidad ambigua. He ahí el fallo de la versión Disney: la violencia es mantenida al mínimo y la idea de que no hay moralejas en la vida se va deslavando sin que realmente adquiera el primer plano que debería tener. Ahí se queda la verdadera historia de Sondheim, perdida en la maleza.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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