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Pide mayor asimilación del arte chicano en los museos mexicanos
El coleccionista y activista Cástulo de la Rocha considera que la participación latina, tanto económica, educativa y política en Estados Unidos, será decisiva en el futuro próximo y México debe asegurarse de fortalecer los puentes culturales con la comunidad en el país vecino.
En 1969, Cástulo de la Rocha, un joven migrante chihuahuense en Estados Unidos, abrió la Clínica Familiar del Barrio en el este de Los Ángeles, para ofrecer atención médica de calidad a los paisanos de bajos recursos o sin acceso al sistema de salud.
La clínica nació dentro de una serie de movimientos sociales en Estados Unidos que luchaban por los derechos civiles y contra el racismo sistémico sobre las llamadas minorías, con voces líderes como las de Martin Luther King y César Chávez, y con el trasfondo de una guerra en Vietnam.
“Éramos un grupo de activistas interesados en cambiar el mundo (…) yo empecé a coleccionar posters y materiales gráficos que salían de los movimientos, se me hizo hobby guardar los trabajos de mis amigos artistas”.
Ese hobby fue creciendo hasta convertirse en una colección institucional —AltaMed Art Collection—, convertida en un estandarte de identidad, resistencia y urdimbre con un acervo de alrededor de 3,000 obras de arte chicano y mexicano “que representan las voces de nuestras comunidades en el sur de California, su pasado, su presente y su futuro; la familia, las costumbres, los valores y las luchas sociales frente problemas como el racismo y la discriminación”.
La hora del lunch
El activista y coleccionista tiene obra de artistas de cuyos apellidos se ha desvanecido el acento, Patrick Martinez, Patssi Valdez, Frank Romero, Ana Serrano, Linda Vallejo.
En sus obras se observan personas de servicio en lujosas casas californianas, en otras se plasma la frontera entre Tijuana y San Diego como si fuera “El jardín de las delicias”. Hay una instalación llamada “A lunchtime conversation” (2015), donde el artista Ramiro Gomez colocó hieleras, botes de pintura, latas y tópers, y sobre estos, figuras de cartón de tres trabajadores latinos en su hora de comida.
Hay imágenes que cuestionan por qué hay quienes se sienten extranjeros en su propia tierra, habitando espacios de cuyo mantenimiento son responsables, pero no propietarios.
En la obra “Cartonlandia” (2008), Ana Serrano presenta la maqueta de una ciudad común latinoamericana que va creciendo por sobre los cerros, llena de colores, calles, vida, como una especie de país en sí mismo, tan llamativo como laberíntico.
La quinta economía del mundo
Estas obras forman parte de la exposición itinerante Construyendo puentes en época de muros. Arte Chicano/Mexicano de Los Ángeles a México, que desde 2019 ha recorrido varios de los principales recintos del país, entre ellos el Carrillo Gil, en la Ciudad de México; el Centro Cultural Clavijero, en Michoacán; el Museo de las Artes de la UdeG, en Guadalajara, y el Centro Cultural Tijuana, entre otros, con unas 70 obras de 30 artistas aportadas no sólo por la AltaMed Art Collection sino por otros coleccionistas e instituciones culturales estadounidenses en propiedad de arte chicano.
Este sábado, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes se presentó el libro homónimo, coeditado por AltaMed y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), el catálogo de esta amplia estancia en el país de esta selección de arte chicano y una manera de acentuar el el interés para tender puentes desde ambos lados de la frontera. Cástulo de la Rocha fue uno de los invitados a la presentación del ejemplar.
“Me sorprendí por el cariño con el que nos recibió el público mexicano y el apoyo que nos dio la presente administración para poder exhibir esta selección de arte en algunos de los museos del país. Pero, al mismo tiempo, quise aprovechar la oportunidad para preguntar por qué la última exposición de arte chicano en México, antes de esta, ocurrió hace 15 años, ¿por qué, teniendo tantos museos?”, reflexionó el coleccionista y activista.
El entrevistado recupera un estudio de la UCLA donde concluye que el aporte al PIB de la comunidad latina residente en Estados Unidos le alcanzaría para ser la quinta mayor economía del mundo, superior a Reino Unido, Francia o India. “Y no sé qué sería de Estados Unidos si no fuera por el trabajador mexicano. Y todavía no se está tomando en cuenta el poder político latino que se fortalecerá en el futuro. Por eso México debe asegurarse de que los puentes estén firmes entre nuestras comunidades o se va a perder la oportunidad”, advierte el coleccionista.
“Lo que vivimos a diario”
Por buenas razones, el éxito de la itinerancia en México de la exposición Construyendo puentes en época de muros, señala, fue efecto de las tensiones por la legitimación política del discurso de racismo durante la administración de Donald Trump.
“Fue la primera vez que de manera tan abierta México escuchó el racismo venido de un presidente. Pero nosotros tenemos 50 años lidiando con eso. Yo tengo una vida entera tratando con el racismo, lo oigo, lo veo en todo lo que hago.”
En este contexto político y social de crecimiento económico, pero también de lucha por el reconocimiento de la cultura chicana, tanto en México como en Estados Unidos, el arte ha sido medular, señala el entrevistado, porque amalgama, genera fe, identidad, arraigo, orgullo.
Para empaparse de la cultura chicana:
- Documental
- Carlos Almaraz: El pintor que jugaba con fuego
- 2019
- “Un homenaje a uno de los pintores y activistas más influyentes de Los Ángeles de la década de 1970”.
- Disponible en Netflix