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Pirámide El Castillo, más que un cosmograma para Chichén Itzá
Montero no sólo confirmó sus cálculos desde la cima de la pirámide: observó también interesantes fenómenos relacionados con la alineación de la propia pirámide.
El pasado 23 de mayo, el arqueoastrónomo Arturo Montero y el arqueólogo subacuático Guillermo de Anda resolvieron otra pieza más del rompecabezas que representa el cenote Holtún -ubicado en la zona arqueológica de Chichén Itzá y en el camino, hicieron otros descubrimientos. El trabajo de estos dos exploradores e investigadores mexicanos fue la portada de la edición de agosto de National Geographic en español.
En el 2011, Montero y De Anda decidieron realizar un estudio arqueoastronómico como parte del proyecto El Culto al Cenote en el centro de Yucatán, que dirige el Dr. De Anda y que es financiado, en parte, con una subvención que la National Geographic Society le otorga por ser uno de sus Emerging Explorers 2012. Traté de calcular la orientación que guarda el cenote de Holtún respecto de la pirámide de El Castillo -también conocido como templo de Kukulcán y estimar el mejor momento en que la luz ilumina el interior del cenote que, obviamente, debía corresponder al día del paso cenital del Sol explica el Dr. Montero, quien tiene una maestría en Historia y un doctorado en Antropología Simbólica.
El paso cenital del Sol es un fenómeno natural que ocurre sólo dos veces al año. Ocurre cuando el astro ocupa el lugar más alto en el cielo y cae completamente vertical; al hacerlo, no proyecta ninguna sombra. Este fenómeno sólo ocurre en la región ubicada entre el Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio y, dependiendo de la latitud, ocurre en días diferentes. La mayoría de los ciudadanos del mundo creemos que al mediodía el Sol está sobre nuestras cabezas, pero no; regularmente, los rayos del Sol llegan en ángulo, con una cierta inclinación , comenta Montero y agrega: Los norteamericanos jamás conocerán el paso cenital del Sol, nunca lo conoció Europa, ni China, ni Medio Oriente .
Con ayuda de programas de cómputo especializados, Montero estimó que el Sol debería alcanzar el cenit en Chichén Itzá el 23 de mayo y el 19 de julio. A las 6:18 de la tarde del 23 de mayo del 2012, Montero no sólo confirmó sus cálculos desde la cima de la pirámide de El Castillo: observó también interesantes fenómenos relacionados con la alineación de la propia pirámide: el Sol se aparece al amanecer en el eje de la esquina noreste de la pirámide en dirección hacia el Templo de las Mesas. Para sus estudios, Montero utilizó una brújula geológica tipo Brunton, así como detallados registros fotográficos.
SEGUNDA EVIDENCIA: MARCADOR ASTRONÓMICO
Un año después, el 23 de mayo de 2013, Montero y De Anda regresaron al sitio arqueológico para completar las observaciones durante el ocaso del Sol. Montero hizo un descubrimiento inédito , explica De Anda. Mientras hacía mediciones, se dio cuenta que el Sol sale orientado directamente con la esquina noreste de El Castillo y que en su trayecto, cuando está en el cenit, se alinea a la escalinata poniente de la pirámide para ir, al ocaso, en dirección del cenote Holtún, que está al noroeste . Montero, quien había estudiado previamente las fechas del paso cenital del Sol en otras ciudades prehispánicas, como Altavista, Nevado de Toluca, Cantona y Cacaxtla, precisa: La pirámide apunta al ocaso del paso cenital con sólo un grado de desviación con respecto a la entrada del cenote de Holtún .
Jesús Galindo Trejo, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, comenta sobre el trabajo de Montero en un correo electrónico: El hallazgo del Dr. Montero es muy significativo. En los días del paso cenital, el cenote de Holtún -que posee una entrada trabajada por los mayas muestra justamente el torrente de luz solar vertical como corresponde a un observatorio cenital .
De esta forma, la ubicación del cenote se vuelve más relevante y apoya la idea propuesta por De Anda: Holtún, junto con los cenotes Sagrado, Kanjuyum y Xtoloc, parece formar un cosmograma -una representación del cosmos rectangular maya al flanquear la pirámide de El Castillo.
Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer. Para el paleoantropólogo e investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, Alejandro Terrazas, antes de estar seguros de que la ubicación del cenote Holtún era de relevancia para la planeación urbana de Chichén Itzá, deben hacerse muchas pruebas, incluyendo la visita a otros cenotes sin evidencias de uso ritual, para cerciorarse de que Holtún es un marcador natural único o determinar si se trata de un fenómeno común debido a la forma de la entrada de numerosos cenotes . También es importante que los investigadores publiquen en revistas arbitradas los detalles de sus investigaciones, para que la comunidad académica pueda analizarlos.
El pasado 23 de mayo, el sol entró de forma vertical al cenote y se reflejó en el espejo de agua, lo que produjo un momento muy emotivo entre los investigadores. Pero para Montero, la verdadera erudición matemática, geométrica y astronómica se alcanza en El Castillo. Dos meses después, el 19 de julio, estaba de regreso en Chichén Itzá para volver a ver pasar el sol por el cenit y recabar más información para su hipótesis.
Yo no soy mayista; tengo que agradecer la generosidad del Instituto Nacional de Antropología de Historia, que me ha dado la oportunidad de hacer todas estas observaciones dice el arqueoastrónomo y adelanta: Mi hipótesis es que la civilización mesoamericana encontró en Chichén Itzá el lugar preciso donde geometría, matemáticas y astronomía pudieron ser presentadas en un edificio: El Castillo .
PROPÓSITOS ASTRONÓMICOS
Para Montero, el diseño y alineación particular de este edificio tenían propósitos astronómicos: confirmar el paso cenital del Sol.
Identifica tres elementos: el Sol sale por la esquina noreste en el rumbo exacto del Templo de las Mesas, sube al mediodía y, al alcanzar el cenit, no produce sombra. Finalmente, en el ocaso, la luz ilumina totalmente la cara oeste del edificio.
El paso cenital del Sol era un fenómeno de gran importancia para las culturas prehispánicas porque permitía tener una gran precisión sobre el cálculo del tiempo, a diferencia de los equinoccios y solsticios. Lo que sucede es que el movimiento de la Tierra alrededor del Sol no es un círculo perfecto: es una elipse; por lo tanto, no dura lo mismo la primavera que el verano y el otoño, cada uno tiene diferencias de días explica Montero. En el mundo antiguo, el equinoccio era simplemente la mitad de la cuenta de los días, a eso le llamamos equinoccio medio, el cual tiene una diferencia de dos días en promedio con el equinoccio astronómico que hoy tenemos. Esto es un gran problema para una astronomía de precisión .
Chichén Itzá tiene una ubicación privilegiada, ya que todo a su alrededor es una planicie. La ausencia de montañas permite que, desde esta pirámide de 26 metros de altura, se obtenga lo que se conoce como horizonte positivo. Esto es que se está más alto que el horizonte, lo que proporciona al observador un punto de vista único.
Los mayas lanzan al tiempo no un lenguaje verbal ni simbólico, porque tú ves los códices y cada quien los interpreta dice Montero.
Aquí no hay interpretación. Aquí hay matemática, un lenguaje universal . Las ideas de Montero parten de observaciones pasadas, de muchos otros investigadores que han hecho notar la importancia del paso del Sol por el cenit. También vienen del registro minucioso que ha venido realizando en los últimos tiempos y que compila en su libro El sello del sol en Chichén Itzá, que será presentado el próximo 19 de septiembre en las instalaciones de la Sociedad Mexicana de Geografía.
El Dr. Trejo es cuidadoso en matizar: En la arqueoastronomía (como en cualquier otra disciplina científica) esto es sólo una propuesta de lo que pudo haber sido. Tal vez en el futuro, por medio de más excavaciones arqueológicas, podamos plantear una propuesta más cercana a lo que fue el pasado prehispánico de Chichén Itzá .
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