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Planetario Luis Enrique Erro estrena proyección mexicana contra el cambio climático
Los planetarios hoy pueden ser un instrumento cultural en lo general, pero también medios útiles para la enseñanza formal de ciencias e ingenierías. La proyección México Tenochtitlán contra el cambio climático se convierte en uno de los pocos materiales mexicanos que se pueden distribuir al mundo entero
Se estrenó la proyección México Tenochtitlán contra el cambio climático en el domo de inmersión digital del Planetario Luis Enrique Erro del Instituto Politécnico Nacional, un espacio muy particular en la Ciudad de México que nos ofrece la oportunidad a todo el público de conocer de una forma atractiva diversos aspectos de la ciencia y cómo se integra a nuestras vidas.
A propósito del estreno, El Economista pudo platicar con Jesus Mendoza, responsable técnico del proyecto, director y guionista, además de un gran conocedor del planetario y su historia. Él nos platica que el proyecto tiene varias virtudes, una de las más importantes es que se convierte en un material casi único, pues en México sólo contamos con 4 producciones digitales nacionales. En el mundo hay al menos cinco mil planetarios, pero la mayoría están en países desarrollados, con ello también tenemos una dependencia de contenidos digitales y el consumo es desde una visión del mundo extranjera.
Se trata del estreno de una nueva proyección a domo completo para planetario digital. Es importante recordar que los planetarios se distinguen por su cúpula y el interior de su cúpula es una pantalla hemisférica que está a 360° en el perímetro y 180° hacia la parte superior; es una pantalla con geometría peculiar, diferente a la pantalla de un cine, que sería el equivalente. Ese tipo de pantalla lo que hace es que puede provocar una sensación de inmersión digital en las escenas, también el audio juega un papel crucial, se requiere de un diseño circulante y envolvente, pues hay altavoces en el perímetro del domo y un buffer que logra efectos especiales.
Esta nueva producción se realizó en aproximadamente año y medio, luego de que la Secretaría de Educación, Ciencia y Tecnología de la Ciudad de México (Sectei) hiciera la invitación al Politécnico. “Hemos llevado a cabo todas las etapas de preproducción, producción y postproducción. Muchas de las escenas están grabadas con cámaras de video a 360°, fijas y con dron, esto se ha hecho poco en México, por ello trabajaron diversos grupos de producción, el grupo eje en el planetario, que se asoció con la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingenierías y Tecnologías Avanzadas (UPIITA), con expertos en modelación digital y un grupo de producción de cineastas”.
Los espectadores que vengan al planetario van a poder ver escenarios conocidos, pero también escenas con modelación digital donde recrearon el templo mayor o la escena de las chinampas, también de lo que fue el centro virreinal de la Ciudad de México, “somos una síntesis cultural de varias naciones y eso se refleja en la proyección”.
¿Cómo se creó la historia?
Mendoza explica que luego de una larga búsqueda se optó por abordar el tema de cambio climático y las energías renovables. “Primero porque el cambio climático es un tema de interés mundial, que está en la agenda pública, en la conversación, pues cada vez sentimos más de cerca los impactos como lo vimos con el huracán Otis en México o la escasez de agua. Por otro lado, el cambio climático está directamente asociado a la sustitución de las energías de origen fósil, por energías renovables, esto nos lleva automáticamente al tema de la investigación científica y el desarrollo tecnológico en energías renovables”.
Afortunadamente en el politécnico se tienen investigadores con proyectos que están desarrollando algunas líneas de investigación. “Las energías renovables tienen unos desafíos esenciales por su propia naturaleza, primero, que son variables, porque dependen de si hay sol, viento, mareas e incluso hoy en día si hay agua suficiente en los ríos para las hidroeléctricas, hoy empieza a haber problemas de suministro. Otro es cómo almacenar la energía que producen a través de la fuente eólica o las celdas solares, eso nos lleva al tema de las baterías, todos estos desafíos se están abordando”.
Un desafío para abordar estas investigaciones comparte el especialista, es la producción, pues, se trata de temas abstractos, por ejemplo, se utiliza mecánica cuántica para hacer investigación a nivel nanomundo y se están manipulando a través de instrumentos, átomos y moléculas para construir nuevos materiales o modificar los existentes y de esta manera poder captar la energía que reciben a través del sol, el mar, el viento o el hidrógeno cuando se puede descomponer. Ahora ¿Cómo hacer accesible esta información para público que no son científicos ni académicos?
Para ello se propusieron contar una historia, que es la mejor manera de comunicar a los públicos contenidos científicos. Además, decidieron insertar el tema del cambio climático y energías renovables, en el relato fundacional de México-Tenochtitlan y las primeras décadas de la antigua Ciudad de México, primero porque al ser un relato fundacional, está en la esencia de nuestra cultura como mexicanos, segundo, porque los antiguos habitantes buscaron, y hasta donde sabemos, lograron desarrollar una ciudad con una relativa armonía ambiental y ecológica con el entorno, desarrollaron incluso el equivalente a una ingeniería de construcción en un subsuelo complicado.
Además, las ciudades antiguas mexicanas son una especie de calendarios cósmicos arquitectónicos que van posicionando los movimientos de la bóveda celeste, sobre todo en relación con las estaciones, los momentos de siembra, los equinoccios, solsticios y eclipses.
“El guion está construido sobre esta narrativa de la ciudad para que fuera cercano a la gente y cómo al paso de los siglos la ciudad ha roto el equilibrio ambiental y ecológico, pero al mismo tiempo, en esa historia antigua y en la modernidad de la actual investigación científica y desarrollo tecnológico podemos encontrar la respuesta para enfrentar y mitigar los impactos del cambio climático y salir adelante.
Curiosidades del Planetario Luis Enrique Erro
El planetario desde su origen en 1967 tuvo el equipo de proyección de la bóveda celeste más moderno en su momento, se trató de un Carl Seizz, modelo Mark IV, era una tecnología alemana óptico mecánica y estuvo ahí casi 40 años. Este proyector con una ingeniería asombrosa, podía reproducir en su posición exacta miles de estrellas y otros objetos astronómicos. Sin embargo en 2005 se llevó a cabo la conversión de esa tecnología analógica a una digital de un sistema producido por una casa norteamericana Evans and Sutherland que se encuentra en Salt Lake City. La empresa alemana originalmente desarrolló simulaciones digitales para entrenar a pilotos militares de Estados Unidos, luego esa tecnología de simulación la emplearon para simular la bóveda celeste de manera digital.
A partir de la digitalización, los planetarios se convirtieron también en recintos para poder admirar, comprender y visualizar cualquier ciencia, no sólo la astronomía, incluso las artes, pues hay producciones que tiene que ver con las pinturas de Vincent van Gogh o de la música de Pink Floyd. Para ello, el planetario Luis Enrique Erro tuvo que hacer toda una remodelación del viejo edificio del planetario, además se construyó un edificio alterno llamado constelaciones, el cual tiene una sala museográfica de 120 metros cuadrados.