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Arte e Ideas

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Poe: así pasen 200 años

Columna Todo fuera como eso: Cecilia Kühne nos habla de uno de los grandes escritores del mundo occidental, Edgar Allan Poe, quien pertenece a lo inmortal y a lo eterno.

"Cinco años en perspectiva -escribió Edgar Allan Poe en La semana de tres domingos- vienen a ser lo mismo que quinientos . El tiempo es así. A veces se detiene y todo se queda mudo. Todo menos la voz del reloj. De pronto pasan los días, las semanas y los meses, los segundos se van rápidamente y resulta que ya pasó, no un año, ni cinco, sino doscientos. Los que cumpliría Edgar Allan Poe este lunes todavía si estuviera vivo.

Como todo escritor que se respete -por interesante, por obligado, por misterioso o por clásico- Edgar Allan Poe trae arrastrando una fama que a veces lo arrastra a él también, o acaba arrasándolo todo. En el aspecto literario su fama se ha convertido en prestigio. Dicen los libros que fue el primer maestro del cuento corto, en especial del de terror y de misterio y el que inició el relato policíaco. Quizá los cuentos que mejor sustentan esta afirmación son "El escarabajo de oro", que trata de la búsqueda de un tesoro enterrado, "Los crímenes de la calle Morgue" –donde todo lo que ha visto en CSI, palidece- "El misterio de Marie Rogêt" y "La carta robada", todos dignos predecesores de lo detectivesco.

También trabajó en varias publicaciones periódicas donde reseñó libros y escribió un significativo número de críticas. Sus ensayos fueron célebres por su sarcasmo, ingenio y exposición. Sus juicios de valor han resistido el paso del tiempo y por eso a Poe también se le nombra hoy como uno de los mejores críticos literarios estadounidenses. Porque sus teorías sobre la naturaleza de la ficción y, en particular, sus ensayos sobre el arte de escribir tuvieron una influencia duradera en escritores americanos y europeos.

Si se me pidiera una definición sumamente breve del término Arte -escribió Poe en Marginalia- diría que es la reproducción de lo que aprecian los sentidos en la naturaleza a través del manto del alma... La mera imitación, por ajustada que sea, de lo que hay en la naturaleza no confiere a nadie el nombre sagrado de artista."

Habrá que decir que la preocupación por el arte en Edgar Allan Poe no tenía que ver con la fama y la fortuna, sino con la poesía. Escribió una colección de cuentos asombrosos y perturbadores en muchos sentidos pero todo su ser estaba en otra parte: "La poesía es la respuesta a una demanda natural e incontenible. Porque su primer elemento es la sed de una belleza suprema", le escribió en una sentida carta a su amigo H. W. Longfellow, justo cuando bregaba con su poema en prosa "El cuervo", una de sus obras más conocidas, y donde ya presentía que la muerte se quería volver su acompañante. Y es que detrás de todos sus escritos, animándolos, dándoles fantástica vida, están la angustia y el terror que lo embargaban.

Edgar Allan Poe, pues, pertenece a la historia de las letras occidentales, que no se comprendería sin él. También -y esto es más importante y lo más íntimo- pertenece a lo intemporal y a lo eterno, por algún verso y por muchas páginas incomparables.

Shakespeare escribió que son dulces los empleos de la adversidad y por eso muchos han dicho que sin el alcohol, la pobreza y la soledad irreparable, no existiría la obra de Poe. Pero todo fuera como eso. En realidad empleó toda su vida en crear un mundo imaginario para eludir un mundo real. Y el mundo que soñó perdurará, el otro es casi un sueño.

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