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¿Por qué medimos la potencia de los autos en caballos de fuerza?

Hay diferentes unidades para medir la potencia que entregan los motores, pero la más común son los caballos de fuerza. ¿De dónde viene esta denominación?

miércoles 07 de junio de 2017 - 21:00

El automóvil se ha convertido en una extensión de la individualidad de cada uno de sus usuarios. Es considerado como un elemento clave en el funcionamiento de la sociedad moderna, y por tanto, indispensable, aunque aún se mantiene la idea que se asentó socialmente en la que era un objeto de lujo.

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Los automóviles son máquinas muy útiles para la sociedad y su funcionamiento. Además, la industria automotriz es una de las más importantes a nivel mundial y que genera otras industrias derivadas.

Los autos tienen muchas ventajas para la vida diaria en las que los usuarios pueden basar el funcionamiento de sus actividades diarias. Pero pocas veces reflexionamos sobre los orígenes de los mismos o el funcionamiento. Por ejemplo, cómo funcionan los motores de combustión interna y cuál es la medida qué usamos para calcular el resultado de potencia del trabajo realizado por el motor.

La potencia de los motores se mide en caballos de fuerza, una de las unidades de medida más irónicas que existen debido a que la entrega de trabajo en forma mecánica ha casi eliminado la potencia real del caballo y, como resultado, cualquier marco real de referencia. Es como si se midiera cuánto tiempo dura una bombilla en "horas de vela".

Los caballos de fuerza o caballos de potencia son la medida objetiva que calcula el trabajo mecánico realizado por un motor de combustión interna. El nombre de la medida fue acuñado por un ingeniero escocés llamado James Watt. Según las mediciones de Watt, un caballo de fuerza equivale a 33,000 libras/pie de trabajo por minuto. La medida de Watt no fue ni absoluta, ni la más precisa para calcular la potencia, pero la intención no era la de calcular la potencia de los motores en general.

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James Watt fue el primero en calcular este tipo de trabajo y típicamente las unidades de medición llevan el nombre de aquellos que las descubrieron.

A finales del siglo XVIII (1776), James Watt inventó una nueva máquina de vapor con la que pretendía hacer más eficiente los trabajos mecánicos. En ese entonces se usaban caballos y máquinas simples para que realizaran las tareas que implicaban más fuerza de la que los seres humanos podríamos desarrollar. Al intentar comercializar esa tecnología, el ingeniero escocés se encontró con que sus posibles compradores no estaban tan familiarizados con las ventajas del uso de máquinas para suplantar el trabajo que realizaban los equinos.

Fue entonces cuando calculó una medida que ayudara a entender a sus clientes qué tanto más trabajo realizaría la máquina que estaba presentándoles. Se trató de mezclar dentro del lenguaje utilizado las palabras, fuerza y caballos , entendiendo por supuesto que un solo equino equivale un solo animal realizando un trabajo. Su máquina creaba la fuerza de más de un caballo de fuerza.

Para lograrlo, obviamente tenía que comparar la eficiencia de dos entidades completamente diferentes, es decir, su motor de vapor y la fuerza de los caballos, usando una sola unidad.

Para lograr ese contraste entre animal y máquina, calculó la productividad de un caballo de tiro típico al determinar la cantidad de potencia que un caballo regular podría generar en un período de tiempo dado. La manera natural de lograr eso fue hacer que un caballo moviera cierta cantidad de peso, para luego hacer que su máquina trabajara sobre los mismos parámetros.

Al final, Watt notó que un caballo típico podría levantar 14,968.5 kilos, 30.48 centímetros en un minuto (33,000 libras/pie de trabajo por minuto). Así fue como una nueva unidad nació: los caballos de fuerza. La máquina que James Watt construyó podía realizar cinco veces esa misma tarea en el mismo tiempo, por lo que su máquina tenía una potencia de cinco caballos de fuerza.

Esta aportación de Watt trascendió debido a la masificación de uso de la máquina de vapor y además extendió su uso a otro tipo de motores. La potencia de los autos hoy se mide, generalmente en caballos de fuerza.

Actualmente, las marcas de autos utilizan este tipo de medidas como parte de sus campañas de publicidad para vender autos. Es muy común encontrar anuncios en los que se publicita la potencia del motor.

La ingeniería ha avanzado a niveles insospechados por Watt. Depende del uso que se le dé a los motores, se diseñan para entregar cierta cantidad de potencia, haciendo a esta magnitud uno de los puntos clave para los entusiastas de los autos.

Es común pensar que si se construye un coche con un motor poderoso y muchos caballos de fuerza, cualquier marca los gritará a los cuatro vientos. La mayoría de las veces, ese es el caso. Sin embargo, por varias razones los fabricantes de automóviles de vez en cuando elige subestimar sus productos. A veces, el motor de un automóvil genera mucho más poder de lo que se reporta.

Estos son siete ejemplos según PopularMachanics.com.

1. Chevrolet L88 Corvette

El Corvette L88 era un coche de carreras de fábrica construido que anunciaba 435 caballos de fuerza, pero probablemente entregaba 100 más que eso. El padrino de Corvette, Zora Arkus-Duntov, no quería que el L88 estuviera en manos del público en general, por lo que los números se redujeron dramáticamente para mantener al coche como un secreto para los corredores.

2. Nissan Skyline GT-R

Gracias a un acuerdo de caballeros bien conocido, entre 1989 y 2005 los automóviles japoneses de rendimiento en el mercado nacional entregaban un máximo de "276 caballos de fuerza". Esto fue, por supuesto, una mentira, la primera generación GT-R hace alrededor de 320 caballos de fuerza, y el más reciente y poderoso R34 entrega hace mucho más que eso. Pero para la seguridad de sus ciudadanos, el gobierno japonés decidió que 276 era suficiente. En su versión más reciente, Nissan fabrica a mano los motores de cada uno de estos autos, por lo que cada uno entrega un poco más de potencia.

3. Ferrari F40

Oficialmente, Ferrari afirma que el F40 entrega 478 caballos de fuerza. Extraoficialmente, muchos entusiastas y periodistas que han probado el F40 y se han percatado que suma unos más que saludables de 500 caballos de fuerza, lo que puede explicar por qué es mucho más rápido que su sucesor, el F50.

4. Ford Mustang Boss 429

Construido para obtener el V8 más grande de Ford homologado para competir en NASCAR, el Mustang Boss 429 fue subestimado por la fábrica. Ford anunció una potente 375 caballos de fuerza, pero la realidad es que el motor resultó más potente.

5. 1969 Pontiac GTO

Apodado como El Juez fue el GTO más poderoso que se pudo comprar en 1969, aunque de acuerdo con Pontiac sólo lograba 10 caballos de fuerza más que la siguiente variante más poderosa. Excepto que no: los ejecutivos de Pontiac aparentemente dijeron a una revista que probaba a un juez que el número 370 estaba totalmente compuesto, gracias a la política de GM en ese momento asignando calificaciones de caballos de fuerza basadas en el peso del coche. El Juez entregaba, al menos, 30 caballos más.

6. BMW M5

Es ampliamente conocido que BMW es bastante conservador con las especificaciones de rendimiento que publica, especialmente con sus coches de rendimiento. BMW anuncia al M5 F10, la actual generación de su sedán súper potente con 560 caballos de fuerza, pero la prueba independiente de la dinámica revela que es más como 620.

7. Porsche 959

Es fácil obtener cifras exageradas de caballos de fuerza de un Porsche 959, ya que su motor es en gran parte el mismo que el seis cilindros que impulsó muchos autos de carreras de los ganadores de Le Mans. Porsche dijo producía 450 caballos de fuerza directo de la fábrica, pero muchos fanáticos creen que la cifra ronda los 500.