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Quito, Reuniones en el centro de la Tierra

A 2,800 metros sobre el nivel del mar, en el corazón de los Andes, está la capital ecuatoriana, una ciudad que brinda la posibilidad de realizar convenciones originales

sábado 09 de septiembre de 2017 - 12:23

QUITO, Ecuador. Le habían dicho que la capital ecuatoriana era una sede original para la organización de eventos, pero ella aún no tenía claro qué era lo que hacía tan especial a esta ciudad, hasta que la sorprendió su singular oferta para el segmento de reuniones.

Aquí los templos son el escenario perfecto para una convención, las cúpulas de las iglesias son idóneas para un cóctel de inauguración, los museos son excelentes para sesiones face to face, mientras que las maravillas naturales y las fábricas de cerveza artesanal complementan un intenso día de trabajo.

A esa oferta se suman los cinco centros de convenciones de Quito, así como los salones para eventos de los hoteles y restaurantes, pero, sin duda, elegir una de estas singulares sedes sólo depende de qué tanto deseen los organizadores cautivar a los participantes.

Cúpulas de la catedral

La vista a la Plaza de la Independencia es su carta de presentación, pero su historia, arquitectura y panorámica de la ciudad convierten este espacio en las alturas en la sede más cautivadora para inaugurar un congreso o convención.

El ingreso por un angosto pasadizo, que otrora fuera secreto, conduce hasta las cúpulas de la catedral. Ahí, mientras la vista roba suspiros y la iluminación asombra, un guía comparte, primero, una explicación de las construcciones que rodean la también llamada Plaza Grande, señalando el Palacio Presidencial, Palacio Arzobispal y el Municipal.

Además, aprovecha para contarles que el monumento que parece custodiar aquella plaza fue inaugurado el 10 de agosto de 1909, para conmemorar la independencia de Ecuador.

Después, los participantes se enteran que la catedral ha tenido múltiples reconstrucciones, debido, principalmente, a los terremotos que han azotado a la ciudad. También aprenden que es uno de los templos religiosos más antiguos de Quito, edificado 30 años después de la fundación de esta metrópoli.

Pero no sólo este recinto religioso es sede de eventos de este tipo, también la Iglesia de La Compañía, considerada la Joya del Barroco en América.

Convenciones entre oro

Ahí, al amparo de Dios, se realizan congresos, convenciones y clases magistrales hasta para 300 personas. Las ponencias tienen como telón de fondo el retablo mayor, el cual fue elaborado por el artista Bernardo de Legarda.

Desde cualquier rincón de la construcción, los participantes admiran el trabajo que hicieran los artistas de la Escuela Quiteña. Sólo basta mirar los detalles de sus paredes, columnas y retablos para quedarse sin aliento.

Los congresistas se sorprenden al enterarse de que la iglesia está forrada con láminas de oro de 23 quilates y que la fachada barroca es de piedra volcánica. En lo que fuera una antigua capilla, hoy se encuentra un salón de eventos hasta para 250 personas.

Aquellos que deseen seguir admirando la ciudad pueden organizar un pequeño cóctel, también en sus cúpulas, pero ahora mirando el Convento de San Francisco, que alberga la iglesia y monasterio más antiguos de Quito.

Además, la realización de un evento en la terraza de las cúpulas incluye la visita a un domo interior, así como la posibilidad de ver el templo desde las alturas.

La mitad del mundo

Otro de los singulares recintos de la capital ecuatoriana es el Museo Intiñán, ubicado justo en la mitad del mundo. En este espacio es posible organizar encuentros face to face, donde los participantes, además de hablar de negocios, se divierten descubriendo algunos de los efectos que provoca estar en la latitud 0.

Primero, en la plaza principal, intercambian tarjetas y comparten los objetivos de su empresa, dice la guía, después conocen más sobre las culturas precolombinas ecuatorianas.

Más adelante, un nuevo encuentro de negocios, para continuar sorprendiéndose. Ahora deben entender cómo el agua, al caer a un sifón, gira en direcciones contrarias dependiendo del hemisferio en que se encuentre.

Tras otra cita laboral, es momento de intentar colocar un huevo en la cabeza de un clavo, si algún participante lo logra, el museo le entrega un certificado de parador de huevo oficial. La diversión continúa con un par de fotografías en el norte y después en el sur, sin dejar a un lado, la típica imagen de pisar al mismo tiempo ambos hemisferios.

Negocios al natural

A 10 minutos del museo está otra de las sedes más originales, el hotel El Cráter, que yace en el volcán Pululahua, inactivo desde hace miles de años.

Desde cualquier rincón del centro de hospedaje es posible observar el cráter de aquel volcán, que hoy es un valle tranquilo, que en diferentes horas del día se llena de neblina para después despejarse y sorprender a sus visitantes.

Allí, las convenciones, los congresos o las citas de negocios se realizan tanto al aire libre como en sus salones cubiertos con capacidad hasta para 80 personas.

Ambas opciones permiten admirar la magnificencia de la Reserva Geobotánica del Pululahua, así como descubrir que esa maravilla natural es de los pocos cráteres habitados en el planeta.

Con aroma a malta

Una pequeña fábrica de cerveza artesanal se convierte en la experiencia perfecta para cerrar una convención, pues además de mostrar orgullosa su producto, introduce a los asistentes en el mundo de la malta, pero con los ojos cerrados.

Ahí las catas son a ciegas, ya que sólo así, dice uno de los dueños mientras sonríe, los convencionistas o congresistas logran relajarse.

También producen salchichas y jamones alemanes, productos que maridan perfecto con sus cinco tipos de cerveza.

Lo interesante del lugar es que los dueños abren las puertas de su fábrica y explican a los visitantes el proceso de la elaboración de esta bebida, mientras comparten, en breve, la historia de la Cervecería Gourmet Ecuatoriana.

Éstas son sólo algunas de las originales sedes que Quito ofrece a los organizadores de eventos que deseen impresionar a sus asistentes con singulares recintos, paisajes andinos y una gastronomía gourmet que lucha por conquistar a los paladares del mundo.

arcelia.lara@eleconomista.mx

Cómo llegar

Aeroméxico opera un vuelo directo entre la Ciudad de México y la capital ecuatoriana. El tiempo de vuelo es de aproximadamente cuatro horas.

Dato de viaje

La capital de Ecuador es uno de los 10 destinos preferidos en América de Sur para la realización de eventos, de acuerdo con la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones.