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RELI señala inoperancia de reformas en la Ley del Libro
En el marco del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, vale la pena hablar con uno de los principales eslabones de la cadena editorial, las librerías independientes. La presidenta de la RELI denuncia que persisten desigualdades en el mercado del libro y que “el precio único en libros no está siendo aplicado”.
Las librerías independientes, las librerías de barrio, son, sin duda, un eslabón vital para la cadena del libro. En ellas se toma un pulso que solamente es viable gracias a la proximidad del público con los libreros. En ellas, las y los intermediarios, los libreros, se retroalimentan con la comunidad en la que están insertas y se transforman. Consideramos menester hablar en este Día Mundial del Libro sobre este eslabón tan imprescindible como nunca estático.
A la Red de Librerías Independientes (RELI), que este 2024 cumple seis años de existencia, se han seguido sumando librerías de todo el país, para conformar hasta el momento 54 miembros. Dicha red, como este diario ha dado constancia, se consolidó como la principal vía para la lucha gremial, antes, durante y después de la pandemia, cada periodo con sus particularidades, en busca no solamente del mejoramiento de las condiciones de competencia en el negocio de la venta de libros, sino en la lucha de justicia comercial.
“No hemos dejado de insistir ante los tomadores de decisiones, pero también hemos puesto manos a la obra respecto a todas estas cuestiones en las que creemos que podemos incidir y que alguna vez solicitamos que fueran resueltas por las autoridades. Pero nos dimos cuenta que podemos hacerlo nosotros, organizados”, declara Claudia Bautista, librera y presidenta de la RELI.
Hubo reformas, ¿pero se aplican?
Ahora bien, declara Bautista, la evolución del gremio, la adaptación a nuevas formas de comercio y administración del negocio por iniciativa propia, a través de la Red y gracias a sus alianzas con instituciones educativas, empresas y asociaciones civiles, no exime al Estado de sus obligaciones sobre el sector del libro.
“Porque ellos (los tomadores de decisiones) gestionan el escenario sobre el que todos nosotros estamos tratando de sobrevivir todos los días, porque incluso con todas estas muy buenas alianzas, la situación de las librerías no ha dejado de ser delicada. Por ejemplo, los temas tributarios, el reconocimiento de la actividad librera o del mismo libro como un objeto cultural no están encontrando cauce”, señala.
A mediados de octubre pasado, el Poder Legislativo –después de varios años de rebotar de una cámara a la otra la minuta en la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro– aprobó la extensión a un plazo obligatorio de 36 meses del precio único en los libros editados o importados por primera vez. Es decir que durante este periodo de tiempo, cualquier punto de venta en el país deberá respetar el precio preestablecido por determinada editorial para sus nuevos títulos en venta al público.
Lo anterior, en teoría, debería mejorar el piso de competencia en el último eslabón de la cadena del libro, dado que el precio por un nuevo título en el mercado debería ser el mismo tanto en una librería de cadena como en una librería de barrio sin importar su ubicación.
No obstante, señala Bautista, lo del precio único “no es un tema cerrado para nosotros, no está concluido, porque no está siendo aplicado. Empezando, me parece, porque hay muchos colegas que están dentro de la venta de libros, entre libreros y editoriales, que ni siquiera se enteraron sobre lo que sucedió (sobre esa ampliación del plazo en ley). Y en realidad, nunca ha habido una explicación clara de lo que implica el precio único. Pero como hay actores que no conocen de qué va la ley y otros que sí lo hacen, éstos se han aprovechado del seguimiento nulo para darle viabilidad a la norma y se han aprovechado de la nula aplicación de sanciones en caso de faltas. Y por eso no se obedece”.
Pero, además, no es algo oculto, indica: basta con asomarse a las páginas en línea de las editoriales y de las librerías que venden los materiales, ya sea en tiendas o vía internet, y constatar cuáles incurren en malas prácticas.
“En muchos casos, se pueden observar precios a la baja, precisamente para continuar con esta competencia desleal de los precios. Pero yo diría que ése es un acto ni doloso, porque no hay a quién engañar: la autoridad no está al pendiente. Siempre ha sido una norma de papel que nunca ha sido aplicada”.
En la reforma hecha oficial a través del DOF el 29 de noviembre pasado, la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro designa, por primera vez, a una autoridad responsable de la vigilancia y protección sobre la comercialización de los libros en el país, en este caso la Profeco, particularmente sobre el apego al plazo del precio único o, en su caso, la faculta para aplicar las sanciones correspondientes, según se indica en el Artículo 28 de esta ley, aunque no se especifica ningún tipo de medida de sanción en caso de desacato.
Pero la Profeco está obligada a tomar iniciativa sobre el asunto, a involucrarse y comenzar a generar estudios y metodologías de vigilancia, así como procedimientos de sanción. Al menos eso es lo que se espera que comience a suceder en breve.
Ahora bien, comenta Bautista, “el punto nodal de la reforma es que realmente los legisladores e impulsores de la misma sean capaces de justificar jurídicamente, económicamente y socialmente los efectos de la extensión del precio único, es decir, los impactos y beneficios reales de esa ampliación. Y que doten el cambio de las herramientas adecuadas para su aplicación. Ahora bien, el precio único no es más que una medida de base, una herramienta esencial, es como una raíz, pero no es suficiente”.
Por otro lado, Bautista insta a trabajar en el reconocimiento de la labor como libreros dentro de la misma ley, “porque dentro de la ley (en las Disposiciones Generales) no se menciona qué es una librería, qué es un librero, qué características debe de tener o qué tipo de librerías hay en México, porque el concepto de librería se ha modificado muchísimo. Es necesaria una definición clara de nuestra labor económica, de la importancia que tenemos toda vez que coadyuvamos en la obtención de objetivos planteados por la constitución y no recibimos ningún apoyo como agentes que tenemos una incidencia en el bienestar público”.
“Hemos logrado una posición más pareja”
Finalmente, sobre la relación actual de las librerías independientes con las editoriales, la presidenta de la RELI comenta:
“Las editoriales hemos logrado una posición más pareja frente a las editoriales. Me parece que ellas sienten que ya no hablan con un actor frágil o endeble, sino con uno que puede comprometerse y es del todo importante para ellas. Es cierto que nosotros como libreros tuvimos alguna resistencia porque las relaciones se modificaron. Algunas nos avisaron que abrirían sus canales de venta directa porque estaban en una situación difícil, y lo agradecemos porque nos sentimos tomados en cuenta como socios. La mayoría ha reconocido en nosotros la posibilidad de llegar a lectores que, de manera individual, o a través de ferias o de las grandes plataformas de ventas, como Amazon, no pueden llegar, como sí pueden hacerlo con una librería. Y eso nos ha generado facilidades de acercamiento”.
También es cierto, comenta, que ha habido editoriales que han endurecido sus políticas de descuentos y consignas porque quieren evitar intermediarios. “Y también ha sido difícil dejar de trabajar con algunas editoriales que eran importantes para nosotros, pero nos hemos enfocado con aquellas con las que sí podemos hacer alianzas, obviamente responsabilizándonos de las cuestiones que siempre nos habían fallado, por ejemplo, la puntualidad en los pagos. Eso es algo en lo que nos estamos ocupando en serio”.
54 librerías conforman la RELI actualmente
Conoce más sobre la red en:
- IG: redlibrerias_reli
- FB: Red de Librerías Independientes
“Hay que decir a las personas que aspiran a tomar cargos en torno a la cultura: vámonos no solamente con el precio único o la tasa cero (a librerías), vámonos al fondo, vamos a reconocer al libro y a las librerías como emprendimientos privados de interés público. Todo eso vale la pena en la mesa”,
Claudia Bautista, librera, presidenta de la RELI e integrante del GRECU
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