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Reconocen carga excesiva a agentes culturales en CDMX
Los programas sociales de tipo cultural, como los de Pilares, no son mecanismos para la construcción de relaciones laborales, reitera Xavier Aguirre Palacios, nuevo director de Vinculación Cultural Comunitaria capitalina.

Foto EE: Especial
Como este diario consignó la semana pasada, distintos grupos de agentes culturales facilitadores de servicios para programas culturales impulsados por la presente administración capitalina, mismos que coadyuvan en las sedes de los Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (Pilares), una de las iniciativas estrella del gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, se han mostrado inconformes ante el que han calificado como empobrecimiento de sus condiciones laborales y el incremento de jornadas extenuantes, además de un trato vertical e impositivo de parte de las instancias de gobierno.
En concreto, estos facilitadores de servicios estiman una contradicción en políticas públicas que si bien ponderan la garantía del acceso a la cultura para los sectores más vulnerables de la capital del país, al mismo tiempo vulneran las condiciones laborales y de calidad de vida de quienes son convocados para tomar parte de las mismas.
Es posible entrar en detalle sobre esta información en la nota periodística “Pilares crece, pero precariza a sus agentes culturales”, publicada por este medio el pasado 20 de enero.
Llega para hacer ajustes
Al respecto, El Economista conversa con Xavier Aguirre Palacios, quien el 15 de enero asumió la dirección general de Vinculación Cultural Comunitaria en la Ciudad de México, en sustitución de Benjamín González Pérez.
Su designación en la dependencia, declara Aguirre Palacios, responde al reconocimiento por parte de la Jefatura de Gobierno sobre la necesidad de hacer algunos ajustes a los programas sociales de Cultura Comunitaria. Porque si bien califica estos programas como “muy exitosos en muchos sentidos”, agrega que era necesario hacer cambios “que no desviaran el objetivo fundamental del programa que está volcado hacia las audiencias (…) entonces, se me invitó a hacer estos ajustes que permitieran consolidar la propuesta que ha avanzado mucho en estos años”.
Estos ajustes, amplía, están relacionados con las reglas de operación, aunque no se alcanzan no se vislumbran por completo en ellas. “Primero, tiene que ser el incrementar la atención a las audiencias, generar más oferta disponible y, en ese sentido, consolidar que en cada uno de los Pilares exista oferta cultural. En segundo lugar, mejorar el funcionamiento interno de los programas. Nosotros identificamos que una parte muy importante de quienes estaban como personas beneficiarias prestadoras de servicios realizaban tareas que si bien son clave, como pueden ser las labores de monitoreo y supervisión, estaban mal distribuidas y excedían el trabajo que debe contemplarse dentro de todo el programa. La idea ha sido disminuir esas áreas para fortalecer que esos recursos se canalicen hacia la atención a públicos”.
Corregir el concepto de servicio comunitario
Sobre las inconformidades de los agentes culturales a quienes se les requirió para integrarse a jornadas no vinculadas con la actividad cultural, como la estrategia de vacunación o la verbena navideña, entre muchas otras acciones que en algunos casos duplicaron las jornadas de los agentes culturales, Aguirre Palacios responde: “entendemos que hay algunas posturas que sostienen que la vida cultural sólo está relacionada al ejercicio de actividades artísticas o culturales, pero la postura de Cultura Comunitaria es que es parte de la necesidad de involucrarse como agentes culturales en la vida activa. Esto puede implicar tequios, limpieza de áreas comunes, mantenimiento de los espacios.

“Ahora, reconocemos que en los últimos años esto no siempre se hizo de manera ordenada ni con la planeación adecuada, lo cual generó mucha molestia. Y parte de lo que estamos tratando de corregir con este concepto del servicio comunitario, y acotando las horas máximas que pueden realizarse en ese sentido, es darle mayor estructura a un componente que ya estaba presente en la vida cultural comunitaria”, afirma.
En el documento “Reglas de Operación del Programa Social, Talleres de Artes y Oficios Comunitarios para el Bienestar 2022, TAOC 2022”, publicado el 5 de enero a través de la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, como parte de los requisitos para permanecer en este programa social se condiciona a: “cumplir con las actividades de servicio comunitario programadas en la sede de sus actividades o como parte de los programas sociales y actividades públicas del Gobierno de la Ciudad de México”. Y se estipula que los talleristas tipo A y tipo B deberán cumplir ocho horas semanales con lo que se dicta en este punto.
Reitera: no es un trabajo
Una de las querellas públicas que remarcan los agentes culturales prestadores de servicios es que no se les reconoce como trabajadores de cultura sino únicamente como “beneficiarios” del mismo programa social. Y las autoridades capitalinas han reiterado que no se trata de un contrato laboral.
En otro punto del documento de las Reglas de Operación, se estipula que una vez aceptadas como “personas beneficiarias facilitadoras de servicios”, las aspirantes seleccionadas recibirán una notificación para firmar una carta compromiso, misma que, defienden autoridades, no es propiamente un contrato de relación laboral.
Ahora bien, de acuerdo con la Ley Federal del Trabajo, en su Artículo 8: “trabajador es la persona física que presta a otra, física o moral, un trabajo personal subordinado (…) se entiende por trabajo toda actividad humana, intelectual o material, independientemente del grado de preparación técnica requerido por cada profesión u oficio”.
Sobre lo contrastado arriba, el funcionario expresa: “si bien la ley dice eso, los lineamientos mediante los cuales se emiten las actividades de los programas sociales, que son lineamientos apegados a los marcos normativos de la propia Ciudad de México, especifican que los programas sociales contemplan también la participación de algunas personas prestadoras de servicios con las cuales no se entabla una relación laboral en el entendido de que es un ejercicio vinculado a los programas sociales y que esos programas tienen una dimensión temporal, por lo mismo no son mecanismos para la construcción de relaciones laborales (…) aunque la Ley Federal del Trabajo dé una pauta general sobre lo que puede considerarse un empleo, los lineamientos específicos de la Ciudad de México nos marcan la pauta también para poder abrir este espacio en donde a algunas personas se les pide que ejecuten ciertas actividades como parte de los beneficios que reciben de un programa social”.
“Que los malentendidos ya no se presenten”
Por otro lado, el funcionario reconoció que de los años anteriores se detectaron casos en los que los agentes culturales reportaron sumas horarias de prestación de servicios que superaban las estipuladas en las Reglas de Operación y se comprometió a regular la situación.
“En ese sentido, las nuevas reglas buscan regular mejor, poner acotaciones, poner límites para evitar que desde la institución haya una demanda excesiva sobre las personas, precisamente porque es necesario tener acotaciones y definiciones muy claras para que esto pueda funcionar como un programa social (…) haremos una apuesta muy importante por que estos desfases, estos malentendidos, molestias, incertidumbres que han señalado en los últimos años ya no se presenten”.
La desigualdad en nuestra ciudad
Por último, el nuevo director general de Vinculación Cultural Comunitaria comparte que en días pasados se reunió con distintos representantes de los agentes culturales durante dos horas.
“Y como parte de esas dos horas de conversación comenté que es necesario que todos los programas sociales o ejercicios presupuestarios que se harán en ese sentido tienen que partir de los principios de realidad que tienen las economías de los contextos específicos de la ciudad y que en ese sentido, cuando las personas inconformes expresaban que por lo menos se necesitaban 12,000 pesos para vivir, observé que el salario promedio en la ciudad es de 6,000 pesos, que aquellas personas que tienen un salario mayor a 11,000 pesos estadísticamente, dentro de una ciudad como la nuestra, se están colocando dentro de la clase media y que en ese sentido era importante que cobráramos conciencia de la dimensión real de la desigualdad en nuestra ciudad”.
Lo anterior, puesto que las reglas de operación del programa TAOC, los roles de monitoreo, además de tener una reducción de plantilla, vieron reducido su retribución mensual de 12,000 pesos en 2021 a 6,000 pesos en la convocatoria del presente año.
“Lamento que eso se haya entendido como un comentario en donde de alguna manera menospreciaba el deseo o la aspiración de una persona por tener cierto ingreso. Esa no fue la declaración, pero sí insisto en que sí es importante partir de los pisos de realidad”, expresa.
De acuerdo con el desglose de salarios de los distintos escalafones para la administración pública de la Ciudad de México, una persona con cargo como Director General A, posición en la que se considera a la persona titular de la dirección general de Vinculación Cultural Comunitaria, el ingreso bruto mensual es de 82,013 pesos. “En efecto, eso me coloca dentro del estrato de clase alta o me colocará dentro de ese estrato en cuanto empiece a percibir ingresos”, reconoce el funcionario.
¿Quién es Xavier Aguirre Palacios?
Gestor cultural, autor visual y de textos de crítica y teoría. Estudió Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y Fotografía Contemporánea en la UAM Cuajimalpa. Ha trabajado en el desarrollo y gestión de proyectos comunitarios enfocados en jóvenes.

Entre 2012 y 2016 trabajó como Coordinador de Proyectos Especiales del Foto Museo Cuatro Caminos, de la Fundación Pedro Meyer. Entre 2018 y 2021, colaboró con el diseño e implementación territorial del programa Cultura Comunitaria, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
ricardo.quiroga@eleconomista.mx
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