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Arte e Ideas

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Reinventado la pixza y apoyando la inclusión social

Con una oferta culinaria innovadora, de calidad, a precios accesibles, y verdaderamente muy rica, Pixza tiene un formato de venta para sus restaurantes, eventos y distribución en retail. A la par, impulsa a jóvenes de 17 a 35 años con un perfil de abandono social para que atiendan las pixzerías y formen parte de un programa de empleo por un año.

Alrededor de 47 millones de personas en México viven en condiciones de pobreza multidimensional y 38 millones no podrán salir de ella por factores estructurales que en edad adulta se traducen principalmente en la falta de inclusión sociolaboral. Hoy México se encuentra en la posición 58 de acuerdo con el ránking mundial de movilidad social, comparable a Sri Lanka, Ecuador, Armenia y Tailandia.

Bajo este escenario de incertidumbre es que Alejandro Souza, cofundador de Pixza buscó que una idea se materializara en oportunidades ¿Cómo lo consiguió? Pixza es una plataforma de empoderamiento social con disfraz de pizzería que incluye a jóvenes en condición de abandono social.

Alejandro nos platica que este proyecto nació de una plática que tuvo con Joe, una persona en situación de abandono. “Una inspiradora historia que cambió mi vida y desde entonces creamos Pixza, para ayudar a quienes sólo necesitan de una oportunidad para demostrar que pueden hacer cosas increíbles. Con una historia de más de 8 años hemos reinventado el concepto de la pizza y apoyado a más de 85 jóvenes, gracias a la expansión de nuestros modelos de negocio”.

Con una oferta culinaria innovadora, de calidad, a precios accesibles, y verdaderamente muy rica, Pixza cuenta con un formato de venta para sus restaurantes, eventos y distribución en retail. La idea de crear una pixza surgió cuando Alejandro se encontraba en el extranjero, con ese sentimiento de pertenencia y regresar al hogar; pensó que en la fórmula tenía que haber maíz azul y con ingredientes muy mexicanos, como chapulines, chorizo, elote, flor de calabaza, todo eso que nos identifica.

El resultado es verdaderamente evocador, es la combinación perfecta entre la pizza que a todos nos gusta pero con un marcado sello mexicano, ¿quién no tiene un paladar exigente cuando se trata de probar pastor, huitlacoche, una tortilla azul, los frijolitos, o el antojito típico como el esquite? Pixza lo logró, hace que los comensales verdaderamente nos sintamos en una experiencia culinaria, además de saber que estamos apoyando un proyecto con causa social.

Ruta de Cambio

Con las premisas anteriores, Pixza nació con la visión de crear una plataforma para promover la inclusión sostenible, a través de la metodología llamada Ruta de Cambio. Con este modelo de empoderamiento multidimensional se impulsa a jóvenes de 17 a 35 años con un perfil de abandono social que forman parte de fundaciones y organizaciones. Gracias a este modelo, Pixza emplea a jóvenes para que formen parte de un programa de 12 meses y así alcanzar tres ejes de acción: Asegurar, mantener y crecer el empleo formal; desarrollar habilidades profesionales y para su vida; y crear e impulsar un plan de vida personal-profesional.

La Ruta del Cambio es el proceso por el que pasan jóvenes para impulsar su empoderamiento, acompañándoles en un proceso que va más allá del empleo formal, pues la idea es transformar su vida con programas de formación como finanzas personales, programación o diseño y edición de contenido audiovisual, dependiendo del camino que decidan tomar después de Pixza, promoviendo un impacto positivo y movilidad social.

Al momento, la compañía también ha regalado más de 12 mil rebanadas a organizaciones aliadas, ya que por cada 5 pizzas que venden, entregan una gratis a personas en exclusión social. Los esfuerzos de Pixza en materia social han generado el reconocimiento de organismos como el Sistema B en México, el cual ha reconocido a Pixza como la empresa del sector alimentos y bebidas con mayor calificación en el mundo y la segunda calificación más alta en el componente “trabajadores” de cualquier industria en el mundo.

Ahora el siguiente paso para Alejandro, y toda la compañía, es hacer que Fundación SUDI: Supernovas de Inclusión tome fuerza. Se trata de una ONG que buscará, a través de la metodología de empoderamiento con el que empezó el negocio de Pixza, ayudar a más personas. “Nosotros solos no vamos a lograr hacer todo el cambio, necesitamos acompañar a otros establecimientos a convertirse en lugares empoderadores como nosotros, para que no seamos los únicos que contratamos a los jóvenes que estamos apoyando (...) Se trata de sacar el impacto de Pixza de las cuatro paredes de las sucursales”.

nelly.toche@eleconomista.mx

Periodista de ciencia en la sección Arte, Ideas y Gente de El Economista. Cuenta con maestría en periodismo sobre Políticas Públicas por el CIDE y es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UVM.

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