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Arte e Ideas

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Reinventarse o morir, disyuntiva de editoriales independientes en México

Bernardo Esquinca, Antonio Marts y Juan Casamayor comparten cómo sortear la crisis que atraviesa el mercado editorial.

Ante el impacto que están teniendo las decisiones de la 4T en materia de cultura lo que hay que hacer es reinventarse. Sin duda alguna, esa es la lección.  Hay que buscar otras vías. No está fácil, pero creo que Almadía lo está haciendo con una nueva colección”, dice Bernardo Esquinca, autor emblemático de la editorial oaxaqueña.

Editores y autores de editoriales independientes en México coinciden en que no son los mejores tiempos para la cultura ni para la producción editorial, y comparten con El Economista cómo están haciendo para sortear esta crisis que, en buena medida, atribuyen a las decisiones de austeridad republicana que el gobierno de izquierda que encabeza Andrés Manuel López Obrador, por quien, paradójicamente, la mayoría de los creadores mexicanos votó en 2018.

“Pensábamos que íbamos a tener un gobierno que apostará más por la cultura, pero hemos visto que desde la llegada de la llamada cuarta transformación se ha generado una gran incertidumbre, en especial en el medio editorial; dice Antonio Marts, director de la editorial Paraíso Perdido.

Marts señala que esta “sensible baja que se ha sentido en la compra de libros” tiene que ver con las variables económicas que afectan a todo el país, a la competencia que frente al libro sostienen el cine, las redes sociales y los medios electrónicos y al clima de violencia que priva en el país.

Sin embargo, Antonio Marts ve este último aspecto como una oportunidad de proponer el libro como un refugio, y plantea que la apuesta de Paraíso Perdido es por buscar a los nuevos lectores en los lugares más insospechados, dejar el acartonamiento de la mesa de presentadores e ir tras ellos al bar, a la terraza, al bazar, a los lugares donde coinciden creadores, escritores, diseñadores.

Bernardo Esquinca respalda esa actitud: “Hay que señalar lo que no nos parezca, pero hay que trascender la queja, si no nos va a cargar el payaso”.

Pone como ejemplo la colección De Nuevo Almadía que la editorial acaba de anunciar hace unos días relanzando títulos y autores de su catálogo a precio asequible.

“Almadía siempre se ha distinguido por tener autores muy respetables en su catálogo y además libros muy bonitos, muy bien cuidados, y en esta nueva colección, sin perder su identidad, está ofreciendo libros a precios realmente asequibles que rondan los 129 pesos. Dadas las circunstancias de austeridad republicana, es muy buena noticia, sobre todo para los jóvenes que se acercan a Almadía, que como sabemos tienen menos dinero para gastarlo en libros, y para los que la editorial tiene un propósito claro, que es la promoción de la lectura y e irlos ganando como nuevos lectores, que los necesitamos con urgencia en este país.  Y eso es parte del espíritu de Almadía.

“Eso difícilmente lo van a ser las editoriales trasnacionales, porque están apoyadas en un aparato muy grande. No les interesa el tema de promoción de la lectura, les importa el negocio. Ya no tienen editores, tienen gerentes y responden a una presión de cifras, dice Esquinca

La mayoría de los títulos publicados en esta colección “son autores de casa y son relanzamientos”: La primera hornada ya está en librerías: Llamadas de Ámsterdam y Los culpables, de Juan Villoro; Te veré en el desayuno, de Guillermo Fadanelli; Distancia de rescate, de Samanta Schweblin, y el propio Esquinca con Los niños de paja.

Responder al momento y pensar en el futuro

Bernardo Esquinca, como autor, ha acompañado el proceso de la editorial Almadía durante los últimos diez años. Debutó con el libro de cuentos Los niños de paja, en 2008 ahora relanzado en la colección De Nuevo Almadía, pero luego siguieron Demonia (2012) y Mar Negro (2014), y las novelas Toda la sangre (2013), Carne de ataúd (2016), La octava plaga e Inframundo (2017) y lo más reciente: Las increíbles aventuras del asombroso Edgar Allan Poe (2018).

Esquinca explica que la decisión de Almadía responde a una estrategia de corto y de largo plazo. “Son las dos cosas. Hay una situación de emergencia porque en medio de esta austeridad republicana, el tema económico afecta a todo el país y obviamente a la cultura.

“Es responder al momento, pero sobre todo pensar el futuro. Almadía se está reinventando y creo que eso lo tiene que hacer todo proyecto cultural que desee sobrevivir. Almadía va a cumplir 15 años en febrero de año que entra y esta es una manera muy oportuna y muy atinada de reinventarse.

“Creo que ya no se puede depender del gobierno en materia de cultura porque los recursos no fluyen como antes. Tenemos que buscar mecanismos para enfrentar eso y mirar hacia adelante como lo está haciendo Almadía, y creo que los que no se pongan las pilas se van a ver en aprietos”, dice.

“De Nuevo Almadía está llamando mucho la atención de la prensa y de los libreros, y no me cabe la menor duda de que también va a haber muy buena recepción de los lectores”, asegura.

Regalar libros no hace leer más

Cuando se le pregunta por la estrategia gubernamental, Esquinca responde: “Yo no creo que en este país la solución para que se lea más sea regalar libros, eso se ha hecho desde hace mucho, Vasconcelos lo hacía.  En cambio, sí ayuda que ofrezcas buenos libros, bien hechos, de buenos autores, con una buena edición a un precio accesible”.

“Comprar un libro indica una voluntad de leer, no todo mundo puede comprar libros evidentemente, pero si alguien llega y te enjareta un libro para que lo leas solo porque es gratis, no necesariamente lo vas a leer. Pero sí te ofrecen un buen libro a precios accesible, lo compras y lo lees”, asegura.

Bernardo Esquinca sostiene, además, que “distintos momentos de la historia de la humanidad comprueban que la imaginación humana florece en situaciones nuevas o de emergencia.  Los momentos de crisis tienen que hacer aflorar lo mejor de las personas. De forma que, en este momento de crisis en el ámbito de la cultura, por el cambio de modelo del que se dependía, tiene que hacer aflorar lo mejor de lo creadores para diseñar las estrategias de supervivencia”.

Paraíso para jóvenes

Antonio Marts señala que en Paraíso Perdido le están apostando a captar nuevos públicos, a publicar autores nuevos que en diez años se conviertan en plumas de renombre y a que su catálogo más reciente pueda estar en formato electrónico al final de este año, e-book y audiolibros.

“No somos una editorial con nombres rimbombantes. Le apostamos a autores emergentes, que rondan entre los 20 y 40 años, pero que en diez años pueden convertirse en autores maduros, que atraigan lectores nuevos”.

Dice que por ahora los canales oficiales para mover su catálogo se han cerrado. “No hemos podido entrar ni a las librerías del Fondo de Cultura Económica ni a las de Educal”.

Anuncia que estarán presentes en la feria del libro de Oaxaca gracias a la invitación de Almadía que abrió un estand para editoriales independientes.

Adelanta algunos títulos que ofrecerán en el encuentro oaxaqueño: Época de cerezos, de Laura Baeza; una colección de ensayos de Olivia Teroba y una compilación de texto en torno al primer amor, relativo a la experiencia del amor LGBT.

20 años de Páginas de Espuma

“El paradigma del libro ha cambiado absolutamente. Cuando comenzamos, las redes sociales no existían, el celular era casi un objeto de lujo y ahora con la tecnología los lectores tienen otra forma de comunicarse y de entender la lectura. Las editoriales han tenido que enfrentarse a esa realidad que cambia de forma muy rápida”, señaló en entrevista Juan Casamayor, director de Páginas de Espuma, editorial independiente que celebra 20 años de vida.

“En el ecosistema del libro coexistimos las editoriales muy grandes, medianas y las llamadas independientes y todas rivalizamos por conseguir lectores. Pero este fenómeno de concentración ya se ha visto y la realidad es hay una explosión de editoriales en muchos países que ha enriquecido la diversidad y que le dan al lector mayores opciones y nos permite convivir con estos ‘grandes dinosaurios’ para que la editorial sea una aventura rentable”, agregó.

Hace unas semanas, Páginas de Espuma ganó el Premio Nacional a la Mejor Editorial Cultural de 2019 en España por sus 20 años por su labor editorial.

“Es verdad que las cosas están complicadas, pero nosotros sabemos cómo cuidar nuestros libros y hacer llegar nuestro mensaje directamente a los lectores.

Un grupo como Penguin Random House publica entre 1,500 y 10 mil títulos al año, no pueden cuidar tanto, si un libro no funciona lo abandonan...  mientras que nosotros profundizamos y encontramos a los lectores”, explicó Casamayor.

Páginas de Espuma publica alrededor de 16 libros al año con tirajes que van de 1,500 a 2,000 libros. Entre sus autores, se encuentra el aclamado escritor Antonio Ortuño.

“Es uno de los autores fundamentales de la editorial por dos motivos; uno porque entró en la editorial cuando Ortuño, el escritor de Guadalajara, no era conocido, pero publicó su segundo libro con nosotros y ahora es un autor indiscutible de las letras y ése, también es uno de los objetivos de la editorial; apoyar a crear la obra, trayectoria y visibilidad de un escritor”,

Hubo un tiempo en que la editorial publicó más de 25 títulos al año, pero “entendimos que si una editorial independiente publica un poco menos y los cuida... facturamos más; porque una editorial es un proyecto cultural pero también una empresa que tiene que vender libros para seguir en el mercado y mira, llevamos 20 años”.

Aunque Páginas de Espuma ha explorado el e-book la realidad es que sigue sin despegar.

“Nuestra facturación del libro electrónico no supone más del 5% del global. El consumo del libro sigue siendo en papel”, finalizó Juan Casamayor, director de Páginas de Espuma.

En el Fondo

Respecto de las decisiones que se han tomado en el Fondo de Cultura Económica (FCE), la editorial del Estado, Bernardo Esquinca sostiene: “De entrada, hay cosas en las que estoy de acuerdo y hay otras en las que no. Por ejemplo, rebajar los precios de los libros, que ya estaban almacenados, a 40 pesos, me parece muy atinado. Al proyecto de fusionar la Dirección General de Publicaciones y librerías Educal, le doy el beneficio de la duda, vamos a ver”.

“Yo trabajé en Tierra Adentro y vi que Educal era verdaderamente un aparato burocrático disfuncional, entonces vamos viendo cómo va a funcionar con esta fusión. Ahora, Tierra Adentro va a ser una colección del FCE y seguirán publicando autores nuevos, según entiendo; y a eso también le doy el beneficio de la duda.

“En lo que no estoy de acuerdo es en que hayan desaparecido la revista Tierra Adentro, que la volvieron digital. Lo que costaba la revista impresa... ¡vamos!, no salvas al país con eso. Y sí pierdes una revista con más de 40 años de trayectoria, cualquier joven creador te puede decir la importancia de ser publicado en papel allí, y cuantos autores debutaron allí que hoy son plumas muy importantes. Fue una mala decisión. Incluso si tú ves el producto digital, es muy pobre”, concluye Esquinca.

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