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Arte e Ideas

Lectura 11:00 min

“Revolución”: una novela para entrar con la frente en alto al Tenampa

Arturo Pérez-Reverte hace “el balance final” de lo que ha aprendido de México en más de 20 años y nos regala su novela más autobiográfica sin serlo; “Yo tengo una deuda con México, me ha ayudado a comprender mejor a los seres humanos y al mundo en que vivo”, declara.

En 2002, Arturo Pérez-Reverte, creador de la saga del Capitán Alatriste, nos entregó “La Reina del Sur”, una novela sobre narcotráfico que arranca en el noroeste de México, en Culiacán, Sinaloa, para mayores señas en la capilla de Malverde, el mítico bandolero de la época revolucionaria que regalaba dinero a los pobres.  Veinte años después, el maestro de la novela histórica de ficción, pone fin a una prolongada ausencia de casi una década, para situarnos nuevamente en el norte mexicano, en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde comienza la aventura de Martín Garret, un joven ingeniero de minas español, a quien las tropas de Pancho Villa obligan a unirse a ellos para robar el tesoro de un banco.

“Revolución” es la nueva entrega de Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, España, 1951) bajo el sello de Alfaguara, presentada este martes a los medios de comunicación en el célebre Sanborns de los Azulejos, lugar donde erróneamente se afirma que desayunaron los revolucionarios la mañana del 6 de diciembre de 1914. “Desayuno en Sanborns” iba a titularse originalmente la novela, apunta el escritor, y aclara, “en realidad la cafetería estaba un poco más adelante, aquí era un club de élite, pero luego se cambiaron para acá”.

“Revolución”, situada entre 1911 y 1920, es el relato histórico del conflicto armado hecho por un escritor que se siente en su casa, no la narrativa de un “gachupín”-dice-, sino la de un veterano corresponsal de guerra desilusionado del resultado final de las revoluciones, porque estuvo en siete a lo largo de 20 años, y al mismo tiempo desde la mirada fascinada de un joven que queda seducido por los personajes de Villa y Zapata, cuyo retrato personal y desmitificado es uno de los grandes aportes de la obra.

La guerra como aprendizaje

El corazón de la novela "es la revolución mexicana como aprendizaje para un joven español. Garret no es un revolucionario, él no quiere cambiar el mundo, no quiere cambiar nada, él quiere aprender, y para él México es un lugar de aprendizaje y por eso queda seducido por la revolución. Y eso le va a cambiar la vida por completo”, dice el autor.

Es también una reminiscencia familiar. “Todo arranca porque mi abuelo era un ingeniero de minas en España, y un amigo suyo, de niño, vino a México, le tocó la revolución, y escribía cartas a casa contando las hazañas de Pancho Villa y Zapata, y entonces yo crecí escuchando esas historias, canciones revolucionarias, viendo libros y periódicos de la época, y uno finalmente es lo que lee, más lo que escribe, más lo que imagina, más lo que ha vivido (...)  Sin ser una autobiografía, yo diría que sí, que es mi novela más autobiográfica”, confiesa.

El autor señala que decidió situar la mayor parte de la historia en el norte y con la figura de Villa, porque la revolución en el sur le pareció más sombría y triste. En cambio, “Villa era un personaje muy interesante, era un bandolero, alegre y mujeriego, no era ni blanco ni negro, se movía en una amplia gama de grises” y eso es justamente lo que descubre el personaje de Garret. Que la revolución la hacen seres humanos, al fin, valientes y cobardes, amorosos y crueles, leales y traidores”.

Y allí también se cuela la referencia a una vivencia personal: “Cuando yo fui a la guerra por primera vez descubrí que la guerra era una escuela de lucidez muy importante, que uno en la guerra, en la violencia, descubría cosas que a lo mejor en la vida normal tardaría años en descubrir”.

“Que mirando a los seres humanos, haciendo lo bueno y lo malo, a veces en un mismo día, uno aprendía, que acercándome a ellos podía completar mi formación como ser humano, entonces al personaje (Martín Garret)  yo le presto esa mirada, él aprende a través de la revolución, no cree en la revolución, no cree que cambie nada ni le importa, yo sé que esto suena a egoísmo intelectual, pero él lo que cree es que la gente que la está haciendo es fascinante, entonces se acerca humildemente a ellos para aprender, y termina formando parte de ellos mismos”.

El proceso creativo

Pérez-Reverte narra que detrás de esta obra, que le tomó dos años, están todas las novelas que ha leído sobre la Revolución Mexicana —todas las que se han escrito— y una cantidad ingente de materiales que reunió para hacer la composición de los escenarios y los personajes.  “Trabajé con muchas fotografías antiguas, conseguí un mapa de Ciudad de México del año 1920, de cómo estaba entonces: líneas de tranvías, paradas de coches, comercios, hoteles; el hotel Bristol, donde sitúo a mi personaje, que todavía sigue abierto, entonces fui reconstruyendo este México que yo tenía en la cabeza, pero que ahora lo veo de forma distinta”, comparte.

Y añade: “Al venir aquí (al Sanborns) he ido eliminando los elementos modernos que veía y he ido colocando mentalmente lo que he tenido en la cabeza durante dos años al escribir esta novela”.

“Los libros nos cambian la percepción de las cosas, uno nunca ve el mundo igual a antes y después de escribir o de leer un libro. Ese es el gran privilegio de autores y lectores, que podemos borrar del presente aquello que nos estorba y reamueblarlo con aquello que la lectura o la escritura nos proporciona”.

Escéptico de las revoluciones

Arturo Pérez-Reverte se declara un escéptico de las revoluciones, más precisamente, del resultado final de las mismas, “todas, excepto la francesa que sí cambió el mundo, terminan como la de Daniel Ortega en Nicaragua: cuando los de abajo llegan a arriba, se convierten en los de arriba y olvidan a los de abajo”, afirma.

“Como reportero estuve en 18 guerras, de las cuales 7 fueron revoluciones. Creo que tengo conocimiento de primera mano de cómo es una revolución y cómo se comportan las personas en una revolución. No quisiera decepcionar a nadie, pero en la novela lo que me interesa de la revolución mexicana, no es la revolución en sí, que lamentablemente no cambió gran cosa, sino el comportamiento de los seres humanos”, añade.

Y agrega: “No tengo buen concepto del final de las revoluciones, soy escéptico, creo que son necesarias y hay que hacerlas, para obligar al que está arriba a dormir con un ojo abierto, que no duerma tranquilo, pero sabiendo que cuando el de abajo llega a arriba, se convierte en el de arriba”.

Sobre su experiencia en la revolución sandinista de Nicaragua, detalla: “Yo viví esa guerra, (a los sandinistas) los vi matar, morir, sufrir, y entré con ellos al búnker de (Anastasio) Somoza, y crucé la plaza con ellos, corriendo, bajo el fuego de los últimos somocistas que disparaban. Y todo eso para que ahora Daniel Ortega (...) eso es muy normal. Esa escéptica melancolía, esa desilusión, esa falta de esperanza en el resultado final de la revolución también está aquí en la novela.  México tuvo esos años extraordinarios, necesarios, pero al final uno se da cuenta que tampoco cambió tanto el México de entonces, los de abajo y los de arriba aquí seguimos, todo ese sufrimiento de la gente que peleó, que luchó, que murió, todo ese esfuerzo y esa heroica lucha no cambió gran cosa”.

En México la violencia es un estado de cosas

A pregunta de El Economista, sobre cómo ha cambiado el autor y su relación con México, desde “La Reina del Sur”, Arturo Pérez-Reverte  dice: “Yo tengo una deuda con México, en México he comprendido muchísimas cosas sobre el ser humano (...) comprendí que la violencia es lenta, no es un estallido, es un estado de cosas; México me ayudó a comprender que el gris es el color de la vida, no el blanco ni el negro; cuando estuve en el norte, por ejemplo, haciendo “La Reina del Sur”, observando a la gente, oyendo las conversaciones en las cantinas, las canciones, descubrí que esa mezcla encarnada en Pancho Villa, pero que es muy mexicana, de violencia y de ternura, de crueldad y de generosidad, de orgullo y de fracasidad me ha hecho entender mucho mejor al ser humano”.

El escritor narra la ocasión en que entró en una cantina de Tepito acompañado de una “señora güera muy espectacular”. “Yo inmediatamente pensé: ‘de aquí no salís, pero si nos vamos es peor’, entonces me dirigí al tipo que me parecía más peligroso y le dije: ‘mira, soy extranjero, no conozco las costumbres, quizá he cometido algún error o he hecho algo inconveniente, pero a cambio invito un tequila a todos los señores aquí presentes’, cambió el ambiente por completo y hasta nos escoltaron a la plaza Garibaldi”.

Con la anécdota, Pérez-Reverte quiere señalar la importancia de conocer las reglas y los lenguajes intrínsecos de cada comportamiento. “Porque los códigos en México son muy complicados y es necesario conocerlos para saberse mover. Aquí te dicen, ‘deme la cartera o se muere, no lo mato, se muere’, lo entiendo, estoy condenado a morir, pero él tiene sus motivos, eso lo aprendí en México, que hasta el más malvado tiene motivos, que la crueldad y la violencia tienen motivos, no son gratuitas, no es que ese tipo sea malo; aprendí entonces que si sigues las reglas sobrevives, haces amigos, aquí he pasado mucho miedo y me he reído mucho, a veces con las mismas personas; bueno, todo eso está en la novela”.

“Por eso cuando estoy en México siento que estoy comprendiendo mejor el mundo en que vivo.  México es una escuela estupenda, yo recomendaría un máster para jóvenes, ‘Vive en México un año’, y luego vuelve otra vez para que descubras algo de la vida”.

“Por ejemplo, yo vengo por primera vez y descubro un México que me lleva a esa novela (“La Reina del Sur”) y ahora veinte años después, es como el final de conclusión; en todo este tiempo, esto es lo que he aprendido de México. Este libro (“Revolución”) es un balance, es un rendir cuentas, es lo que yo he aprendido de los mexicanos; uno se horroriza cuando lee este libro, de lo cruel que puede ser un mexicano, y también se admira de lo asombrosamente brillante, divertido, generoso y valiente que puede ser el mexicano, mexicanos y mexicanas. Es mi balance final, ya me dirán ustedes cuando lo lean si he entendido a México o si sigo siendo un gachupín que se paseó por aquí de turista. Pero no, creo sinceramente que este libro me permite entrar con la frente en alto al (bar) Tenampa”, concluye.

Un fragmento de la historia

“Ésta es la historia de un hombre, tres mujeres, una revolución y un tesoro. La revolución fue la de México en tiempos de Emiliano Zapata y Francisco Villa. El tesoro fueron quince mil monedas de oro de a veinte pesos de las denominadas maximilianos, robada en un banco de Ciudad Juárez el 8 de mayo de 1911. El hombre se llamaba Martín Garret Ortiz y era un joven ingeniero de minas español. Todo empezó para él ese mismo día, cuando desde su hotel oyó un primer disparo lejano. Salió a la calle para ver qué ocurría, y a partir de ese momento su vida cambió para siempre...Revolución es mucho más que una novela sobre los dramáticos acontecimientos que sacudieron en la república mexicana en el primer tercio del siglo XX. Es un relato de iniciación y madurez a través del caos, la lucidez y la violencia: el asombroso descubrimiento de las reglas ocultas que determinan el amor, la lealtad, la muerte y la vida”.

La historia

Ésta es la historia de un hombre, tres mujeres, una revolución y un tesoro. La revolución fue la de México en tiempos de Emiliano Zapata y Francisco Villa. El tesoro fueron quince mil monedas de oro de a veinte pesos de las denominadas maximilianos, robadas en un banco de Ciudad Juárez el 8 de mayo de 1911. El hombre se llamaba Martín Garret Ortiz y era un joven ingeniero de minas español. Todo empezó para él ese mismo día, cuando desde su hotel oyó un primer disparo lejano. Salió a la calle para ver qué ocurría, y a partir de ese momento su vida cambió para siempre…Revolución es mucho más que una novela sobre los dramáticos acontecimientos que sacudieron la república mexicana en el primer tercio del siglo XX. Es un relato de iniciación y madurez a través del caos, la lucidez y la violencia: el asombroso descubrimiento de las reglas ocultas que determinan el amor, la lealtad, la muerte y la vida”.

Presentación de la novela

Fecha y hora: miércoles 26 de octubre, 19:00 horas

Lugar: Polyforum Siqueiros (Insurgentes Sur 701, Colonia Nápoles)

Participan: Arturo Pérez-Reverte, Élmer Mendoza y el actor Mauricio García Lozano con lectura dramatizada.

Entrada libre. Cupo limitado

Revolución

Autor: Arturo Pérez-Reverte

Año: 2022

Editorial: Alfaguara

Precio: $489 (pasta blanda) $169 (Kindle)

N° páginas: 460

francisco.deanda@eleconomista.mx

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Editor de Arte, Ideas y Gente en El Economista. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Filosofía Social, por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Especialista en temas de arqueología, antropología, patrimonio cultural, religiones y responsabilidad social. Colaboró anteriormente en Público-Milenio, Radio Universidad de Guadalajara y Radio Metrópoli, en Guadalajara.

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