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Arte e Ideas

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¡Señor Héctor Bonilla, tercera llamada, a escena!: despiden al actor en Bellas Artes

Con mariachis, aplausos, risas, llanto y un "goya", así fue la despedida al actor en el máximo recinto de las artes; durante su trayectoria obtuvo diversas nominaciones. Ganó el Ariel al mejor actor por "Meridiano 100" y por "Rojo amanecer", además de que en 2019 fue galardonado con el Ariel de Oro por su trayectoria. "Su legado no acaba con su partida ”, dijo la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto.

Foto EE: Rosario Servin

Foto EE: Rosario Servin

“Se acabó la función, no estén chingando. El que me vio, me vio. No queda nada”. Este 25 de noviembre se cumplió el epitafio que años antes escribió Héctor Bonilla adelantándose al momento de su partida. Han sido días en los que la familia ha manifestado sentirse tranquila y satisfecha por la vida de "un gran hombre", como lo describe su hijo menor Fernando Bonilla a la entrada del Palacio de Bellas Artes, y es que este lunes 28 de noviembre fue homenajeado en el recinto más importante de la vida cultural en México.  

En medio de aplausos que se extendieron por varios minutos, las cenizas del actor fueron colocadas al centro del vestíbulo del gran recinto, su esposa Sofía Álvarez fue escoltada por sus hijos Sergio, Fernando y Leonor, además de sus nietos.

Una guardia de honor encabezada por su esposa Sofía, su hijo Fernando, Alejandra Frausto, titular de la Secretaría de Cultura y la directora general del INBAL, Lucina Jiménez López, fue el preámbulo del homenaje que incluyó distintas voces, algunas espontáneas, música, varios minutos de aplausos, porras, poesía, bromas, anécdotas, un goya y por supuesto, lágrimas en memoria del actor.

“Nuestro querido Héctor, cuántas veces no nos hiciste romper en llanto o tomar conciencia profunda de la existencia y sus dolores, porque conociste como pocos la vida, la historia en los personajes que encarnaste con entrega. Héctor bonilla fue más que un gran actor, fue un líder natural, profesional e intachable que pasaba de la teoría a la acción sin dudarlo (…) Fue un histrión inmenso y un ciudadano ejemplar, su talento merece el homenaje que hoy le rendimos aquí en el principal recinto de las artes en México, porque su legado no acaba con su partida ”, dijo Frausto en su discurso.

Con más de medio siglo de trabajo, deja un vacío en la comunidad artística y en el pueblo de México, pero quedan sus películas, su trabajo en televisión, en teatro, su voz inmortalizada, la narración de obras entrañables y las enseñanzas a generaciones. La secretaria de Cultura hizo también alusión a su “enorme congruencia ideológica” su compromiso y responsabilidad como creador “del pueblo y para el pueblo”.

El reconocimiento en Bellas Artes

“Durante cuatro años y cuatro días pensaba con terror que este día llegaría irremediablemente y hoy estoy aquí arropada por amigos entrañables, nuestros hijos, nuestros nietos. En alguna parte Héctor me está diciendo ´Sofí, te toca, ¿estamos o no estamos?´, y pues sí hoy toca agradecer este largo y complicado proceso (…) Gracias a ti Héctor por tu enorme esfuerzo y disciplina de todos los días, por tu inmenso amor a tus amigos, a tu profesión, a tus hijos, a tus nietos, a tu público y a mí”, dijo Sofía su esposa.

En broma su viuda aseguró “Esto es más para nosotros que para él, porque no le gustaban los reconocimientos, pero ni modo ahora se amuela”.

Por su parte Fernando, su hijo, compartió: “Mi padre fue un hombre que siempre supo diferenciar su vida privada de su vida pública, en ambos se desempeñaba muy bien, fue maestro en ese sentido como en muchos otros. Tuvimos la fortuna de estar muy cerca de él y despedirlo en la intimidad de su alcoba, tomándole la mano sus personas más cercanas. Pero hoy aquí por el contrario es un acto público que trata de honrar todo eso que también fue mi padre, porque tocó muchísimas vidas. Es un honor estar en este recinto que le pertenece al pueblo de México y que lo vuelve un acto público en el estricto sentido de la palabra”.

Durante el homenaje se señaló que aunque no tuvo un partido político toda su vida opto por “la izquierda”, que fue muy activo políticamente y luchó por la equidad social y laboral dentro y fuera de su gremio, “participó en tantos mítines, marchas asambleas y plantones, que ya deberían haberle develado una placa”, dijo su hijo Sergio.

En 1968 formó parte de varias movilizaciones como la célebre marcha del silencio, sin embargo el 2 de octubre se encontraba fuera de la ciudad, “años después saldaría esa deuda con la película "Rojo Amanecer", un filme que visibilizó a un gran público el crimen cometido por el Estado en Tlatelolco”, comparte Sofía.

Héctor Bonilla rechazó en dos ocasiones la oferta para contender por la delegación o alcaldía de Tlalpan, “no se sintió capacitado para el puesto”, sin embargo en 2017 aceptó la invitación para contender por un lugar en la Asamblea Constituyente que redactó la primera constitución de la Ciudad de México, “asistió a todas las sesiones”, agrega.

 

Lo que pocos sabían de Héctor

Durante el homenaje en el que también participaron colegas del gremio artístico como Demián Bichir, Sergio Corona, Evangelina Elizondo, Damián Alcázar, entre otros, se compartieron detalles de la vida de Bonilla. Como si fuera una tertulia en su honor se habló del año de su nacimiento, 1939, mismo año en que muriera Sigmund Freud. Fue el último de seis hermanos y llegó a un mundo totalmente distinto al actual, pero esos 83 le alcanzaron para disfrutar de la vida como pocos.   

Héctor Bonilla no nació en Tetela, Puebla, como todo el mundo dice, ese fue su padre Rodolfo Bonilla, él “como la torta de tamal, era orgullosamente chilango”,  un chilango que en 2019 fue declarado patrimonio cultural vivo de la Ciudad de México.  

Nació en su casa y murió en su casa, en la calle de Niagara y de Nigeria, respectivamente; estudió en la Secundaria N° 15 Albert Einstein, luego en la Preparatoria 1 y 4 donde despertó su inquietud por las artes y el conocimiento. Su  primera obra, un montaje estudiantil con la obra "Los de Abajo". Estudió derecho en la UNAM en 1957, finalmente una “tapadera” a su verdadera pasión, el futbol americano, pero con un accidente que le dobló la nariz su vida deportiva fue truncada, sin embargo el azul y oro lo acompañó hasta la muerte, pues incluso fue cremado con sus pants de los pumas.  

Su hiperactividad lo llevó a considerar que estudiar derecho y hacer deporte era poco y se le ocurrió que también podía estudiar teatro, hoy esa historia ya todos la conocen y la reconocen…  Así transcurrió el homenaje al que se sumaron fans del actor, familiares, colegas y demás personas que se sumaron al pésame para la familia que hoy asegura estar tranquila, pues Héctor “murió en casa, en paz, sin dolor y rodeado por su círculo más íntimo, que lo acompañó hasta el final”. 

Héctor Bonilla estudió en la Escuela Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes de México (INBA) y en 1962, debutó en la actuación con la película "Jóvenes y bellas" (1962). 

nelly.toche@eleconomista.mx

kg

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