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Sin reglas claras y con una imposición de prelación, comienzan las evaluaciones SNI
Se está generando una “ciencia populista, de muy bajo nivel y poco competitiva a nivel internacional”, que además tampoco asegura que un investigador tendrá un monto compensatorio por su trabajo en la comunidad científica, lo que se convertiría en un freno para el crecimiento de los investigadores y para la ciencia mexicana en general, advierte evaluadora.

Se está generando una “ciencia populista, de muy bajo nivel y poco competitiva a nivel internacional”, que además tampoco asegura que un investigador tendrá un monto compensatorio por su trabajo en la comunidad científica, lo que se convertiría en un freno para el crecimiento de los investigadores y para la ciencia mexicana en general, advierte evaluadora.
Después de múltiples reformas al reglamento del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), que dicho sea de paso, no tuvo consenso por gran parte de la comunidad, ahora se ponen en marcha los cambios, sin embargo la falta de criterios y lineamientos han hecho que nuevamente la comunidad se manifieste.
A partir de esta semana las comisiones dictaminadoras del SNI (es decir, los investigadores que evaluarán a sus pares), elegidas aparentemente por insaculación o invitación, tendrían que comenzar las sesiones plenarias para consensuar resultados y enviarlos al Consejo General del SNI; sin embargo hasta hoy, las reglas no son claras para dar veredicto a las más de 15,000 solicitudes que llegaron este año.
En entrevista para El Economista, una de las investigadoras pertenecientes al SNI y que fue seleccionada como evaluadora, comparte el ambiente de duda, contradicción y hasta enojo que viven este grupo de colegas, pues asegura que existen muchos problemas que harán la tarea de evaluación muy complicada y hasta sesgada, convirtiéndolos en “verdugos” de sus propios colegas al no tener las reglas claras y a tiempo.
De manera anónima por temor a represalias, explica que el problema empieza desde el momento en que se lanza la convocatoria, por décadas la convocatoria del SNI solía salir los primeros meses del año (finales de enero, principios de febrero) y daban alrededor de dos meses para que los investigadores tuvieran tiempo suficiente de subir todos sus documentos probatorios. “En este año no se sabía si incluso iba a salir una convocatoria porque salió casi a finales de agosto y se dieron tres semanas para subir los documentos. Esta situación de entrada es muy contrastante”.
Esto, asegura la investigadora, es importante porque a los evaluadores les lleva mucho tiempo dictaminar y para principios del siguiente año los investigadores esperan los estímulos económicos, que dicho sea de paso, hoy representa alrededor del 33% de su sueldo, por lo que ya pone en juego la estabilidad.
Recordó que el SNI se creó para evitar fuga de cerebros y poder compensar un poco la labor, ya que las plazas de investigación no son bien pagadas en este país.
Las autoridades del Conacyt anunciaron este viernes 30 de septiembre que serían 33 expedientes los que se tendrían que evaluar por cada investigador asignado, muchos menos que el año anterior, pero la entrevistada explica que el tiempo para ello es de dos semanas “eso ya de entrada pone un foco rojo de que algo no está bien”, ya que es un tiempo que no concuerda con el nivel de responsabilidad, pues además los evaluadores no pueden dejar de cumplir con sus espacios de trabajo habituales.
Existen otras preocupaciones, pero una de las más apremiantes es que ahora los criterios marcan 3 niveles de prelación, es decir que generarán categorías para la asignación de las becas, “como si un investigador fuera más importante que el otro, pero sin criterios establecidos”. Dijo que todo lo han ido sorteando, las incongruencias, los tiempos, pero cuando llegan al punto de la prelación les parece “tremendo” porque es como una subcategoría, “dentro del mismo nivel están los altos, los medios y los bajos, pero además de esto no existen criterios para que se lleve a cabo la prelación (...) Es terrible porque en este caso los únicos responsables son las comisiones evaluadoras. Hemos dado razones por las que no queremos hacer la prelación y la respuesta ha sido ´lo sentimos es obligatorio´”.
Explica que los presidentes de cada comisión se han reunido para tratar de igualar los criterios, pero no se ha logrado un trabajo homogéneo, por lo que quedan vacíos.
Hoy esto además deja la duda de si habrá muchos aceptados, pero no con remuneración económica, tampoco se sabe qué va a hacer el SNI con esos datos de prelación, es una incógnita que por supuesto deja a todos los investigadores con gran preocupación.
Más espacios para la incertidumbre
La miembro del SNI explica que hay más problemas que se han evidenciado, por ejemplo, que la convocatoria se podría calificar de “laxa”, lo que supone un peligro porque lo que se busca con el SNI es fomentar la investigación de calidad y competitiva a nivel internacional. “A comparación de otros años se relajan las reglas y por otro lado, dejan de ser claras. En otros años la rigurosidad permitía que las evaluaciones fueran homogéneas entre las comisiones, ahora se vuelven subjetivas, los criterios son diversos y cada comisión, ante la poca objetividad de requisitos, tiene que tomar decisiones”.
Otro punto son los criterios de evaluación que en muchos casos se vuelven subjetivos. “En otros años se evaluaba de forma cuantitativa, la producción global y además la producción del periodo a determinar, ahora la producción global, aunque hacen hincapié en que hay que tomarla en cuenta se vuelve subjetiva, no se sabe qué es mucho, qué es poco, qué es bueno y qué es malo”.
Por otro lado, se determina cuánto vale ser un primer autor o coautor, pero no se toma en cuenta el papel del autor correspondiente “que para un investigador es lo más importante, pues a medida que vamos creciendo, dejamos de ser primeros autores. Ser correspondiente te habla de una línea de investigación, de un liderazgo y demás. En esta convocatoria esa parte queda disminuida”.
También para cambiar de nivel se tiene que permanecer por lo menos dos periodos en una misma categoría , esto podría traducirse en 10 años de la vida de un investigador, lo que se convertiría en un freno para el crecimiento de los investigadores. Dijo que además existen muchos otros aspectos que se están dejando fuera y que son relevantes para un investigador.
La integración de las comisiones
En esta ocasión hubo mucha sorpresa, porque los evaluadores no fueron elegidos por votación, antes los integrantes pasaban por este escrutinio, “este año fue un misterio. A mí nunca nadie me preguntó nada, simplemente un día me avisaron que formaba parte de la comisión”.
Explica que la lista de evaluadores se hizo pública entre el 7 y 8 de septiembre y a ella como a los demás colegas, les avisaron el 8 de septiembre casi a la media noche, incluso ella se enteró por un mensaje de WhatsApp. “No me molesta ser evaluadora, pero existe una falta de información y comunicación, me he sentido utilizada y timada”. Agrega que de acuerdo con las fechas que les marcó el propio Conacyt en sus comunicados, se tenía que empezar a sesionar el 19 de septiembre y concluir el 30 de septiembre para evaluar, pero sin idea alguna, hasta el momento siguen sin tener claridad.
Para la evaluadora se está generando una “ciencia populista, de muy bajo nivel y poco competitiva a nivel internacional”, que además tampoco asegura que un investigador tendrá un monto compensatorio por su trabajo en la comunidad científica, lo que se convertiría en un freno para el crecimiento de los investigadores y para la ciencia mexicana en general.