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Arte e Ideas

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Sol LeWitt o el rompecabezas

La OMR nunca me ha decepcionado. Sus curadores tienen buena mano, o al menos eso me parece. Traen exposiciones que siempre son interesantes, fascinantes inclusive.

La OMR nunca me ha decepcionado. Sus curadores tienen buena mano, o al menos eso me parece. Traen exposiciones que siempre son interesantes, fascinantes inclusive.

Es el caso de Instructions for a pyramid, la muestra de la obra del artista Sol LeWitt.

Sol murió hace 10 años, pero su obra sigue palpitando. Porque rechazó la idea de autoría como obra única hecha por sus manos y dejó planos e indicaciones para montar decenas de piezas.

Una idea puede ser una obra de arte , dijo LeWitt y con ello inauguró el arte conceptual.

Instructions for a pyramid está conformada por cuatros grandes dibujos de muro o wall drawings, de los cuales tres pertenecen a una misma serie y uno más, el más interesante, rompe el saco.

Los que pertenecen a la misma serie son los wall drawings 509, 508 y 507. Estos están expuestos en el primer piso de la galería. Son hermosas pirámides multicolores que, de acuerdo con la curaduría, hacen referencia a la era precolombina. A mí me parecen más bien grafitis: pasado y presente unidos en un mismo punto detenido en el tiempo.

El dibujo del piso de arriba de la galería es de lo más atractivo. En él se hace evidente la influencia matemática en la obra del artista. Se llama Wall drawing 1099 y se trata de un círculo lleno de líneas precisas, 10,000 de ellas, que no deben ser rectas y que deben hacerse con un marcador. LeWitt dejó instrucciones claras para reproducir la pieza todas las veces que fuera necesario. Sol LeWitt, el constructor de rompecabezas.

En la OMR trabajaron estudiantes de arte y otros artistas jóvenes para reproducir la visión de Sol LeWitt. Lo más cautivador de Sol es que fue, claramente, luminiscente, como un sol que se negó a ponerse. Su capacidad para no resignarse a crear de manera mecánica en una era fascinada por las máquinas LeWitt pertenece a la era del modernismo, nació en 1928 y murió en el 2007 él se negó a dejar de lado el pincel y se volvió un tigre minimalista, feroz y sutil, una forma de la idea que se vuelve arte y que no deja de ser arte por no convertirse en objeto. Como dice el texto de sala, aunque sus instrucciones para construir cada obra parecieran como hechas para la producción en serie, en realidad son lo bastante ambiguas para que cada versión y cada artista que pone su empeño en reproducirla deje su aportación en forma de imperfecciones o errores totalmente deliberados (si eso es posible).

Un artista que no explora no se puede entender. LeWitt siguió explorando hasta los últimos años de su vida. Esta serie de dibujos que ahora expone la OMR pertenecen a trabajos realizados en 1986, exhibiéndose por primera vez desde su creación original (las comillas porque es difícil saber cuál es el original, las de LeWitt o las que dejó instruidas para ser construidas; un juego de espejos).

Mi consejo para visitar Instructions for a pyramid es primero reposar en las bancas de la sala principal de la galería, meditar en inmortalidad del cangrejo viendo las pirámides de parque infantil de Sol y después de un buen rato subir a la parte de arriba y maravillarse con el Wall drawing 1099, verdadera estrella de la exposición, una obra de proceso desgastante y meditativo , dice el texto de sala. Meditativo, sin duda, aunque no sé si desgastante sea el término que yo escogería para pieza tan exquisitamente realizada. Tal vez el desgaste sea para los cocreadores de la obra que tuvieron que repetir 10,000 líneas sin parar.

La obra de Sol LeWitt es tan rica que no se agota en una sola exposición. Aunque el modernismo esté pasando por una época de descrédito (los artistas jóvenes están hartos de ver obras de creadores del siglo XX y nada de su generación), LeWitt sigue siendo relevante por su rechazo tan posmoderno a la idea de la autoría exclusiva y su interés por el arte conceptual. En una época de crisis para el arte contemporáneo que el trabajo de autores como LeWitt nos recuerda por qué el arte sigue siendo parte insoslayable de la experiencia humana.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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