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Toledo, Pinocho, vidrio y bestiario, buenas razones para ir a Guanajuato
Tres exposiciones del gran maestro de las artes visuales se presentan en el Museo del Pueblo de Guanajuato, en el marco del Festival Cervantino.
Todo comenzó en la infancia de Francisco Toledo, cuando dibujo en las páginas de su libro de Pinocho, de Carlo Collodi, y culminó con una esplendorosa exposición (que en realidad son tres) en el Museo del Pueblo de Guanajuato, muestra que por sí sola vale el viaje Y, claro, ya que está uno allá se puede quedar a disfrutar de algunas otras de las múltiples actividades del Festival Cervantino.
Bastante más de medio siglo después de que el niño Francisco hiciera sus dibujos de la marioneta, su creador Geppetto, su grillo conciencia, la zorra, el gato y demás personajes inventados por el soldado florentino, Toledo, a los 70 años y como el pintor más reconocido de México, retoma la idea y lleva a Guanajuato un cuaderno de dibujos en pastel.
Y los personajes, el juicio, la ballena, la madera de Pinocho adquieren insospechadas dimensiones en las manos del artista. Geppetto riega con cariño partes de su hijo a las que ya les salen hojitas, Pincoho lucha con dos feroces pulpos o conoce el sexo de una mujer
Vemos que es el Toledo de siempre y el nunca visto, el de l estilo inconfundible y la imaginación inagotable, pero nos encontramos con otro Pincocho, uno que es todo un personaje, uno que nos hace lamentar conocer su historia (esto es una confesión) solo a través de la caricatura de Disney de mediados del siglo XX.
Vidrios horneados
Pero la historia no termina ahí, ya que el artista, emocionado, después de Pincocho, ofreció también al Cervantino su reciente obra en vidrio horneado.
La técnica consiste en poner fragmentos de vidrio amontonados y meterlos al horno. Cuando se calientan y funden, fusionan formas y colores.
De pronto parece que estamos viendo al microscopio una de las pulgas clásicas de Toledo. Es, igual que unos peces y camarones que andan también por ahí, un ser mágico-biológico de innegable realidad fantástica.
Tres bestiarios
El maestro Toledo seguía produciendo y ofreciendo al Cervantino, así que había que aprovechar la oportunidad, y qué mejor que, ya que este año el festival se dedica a la biodiversidad, hacer un bestiario en la que los sapos, murciélagos, conejos y lagartos del oaxaqueño dialogan con la obra precisa y científica de dos grandes naturalistas franceses: del siglo XVIII Georges Louis Leclerc, conde de Buffon, y del XIX Alfredo Dugès.
Los libros originales fueron facilitados al festival por los descendientes de Javier Wimer, ensayista, editor, diplomático y coleccionista fallecido en 2009. y Ahí están así como grandes reproducciones de algunas de las muestras de su arte, que no por científico deja de merecer tal nombre.
El Festival Cervantino tiene muchas otras cosas, solo en exposiciones hay casi 30 más. Pero no cabe duda de que estas tres, por sí solas, valen el viaje a Guanajuato.
mlino@eleconomista.com.mx