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Arte e Ideas

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Tren Maya: gobierno privilegia el vehículo, no el destino, asegura el sindicato de Cultura

Luis Enrique Vidal Dzul Tuyub, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Cultura cuestiona que se financie con 25,000 millones de pesos la operación del ferrocarril y que no haya suficiente personal para atender zonas arqueológicas y nuevos museos.

“Es inaudito que se destinen más recursos al vehículo que al destino, es decir al Tren Maya que a las zonas arqueológicas”, cuestiona Luis Enrique Vidal Dzul Tuyub, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores la Secretaría Cultura (SNTSC), para resumir una política de inversión, a su juicio errada, en torno al ferrocarril que conectará la región maya a lo largo de cinco entidades del sureste mexicano.

Lo anterior, en virtud de que, este año, la Federación destinará casi 25,000 millones de pesos, producto de los derechos que pagan los extranjeros por su ingreso al país, para “sostenimiento” del Tren Maya, contra 3,000 millones de pesos que desde el presupuesto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se invertirán para  infraestructura y mejoramiento de los sitios que orbitan alrededor de la ruta, a través del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), aunado al cada vez más precario presupuesto para investigación y para contratación de personal administrativo, técnico y manual (ATM), lamenta Vidal.

El pasado 1 de marzo, abrió al público el Gran Museo de Chichén de Itzá, en Yucatán, inaugurado la víspera por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el cual se suma a otros siete nuevos recintos museísticos y 10 centros de servicio construidos bajo el paraguas del Tren Maya y que prometen potenciar la asistencia de visitantes a 29 zonas arqueológicas que están en la ruta ferroviaria. En el caso de Chichén Itzá, donde además desde septiembre pasado se amplió el área visitable hacia el conjunto denominado Chichén Viejo o Serie Inicial, se calcula que tendrá una cifra récord este 2024: 3 millones de visitantes, es decir, 8 mil por día, de acuerdo con el director general del INAH, Diego Prieto Hernández.

“El problema –dice Enrique Vidal– es que cada vez somos menos trabajadores para atender esa demanda; por ejemplo, en Chichén Itzá, hace 15 años había más de 50 trabajadores, hoy no llegan ni a 30; eso genera una dificultad técnica y operativa de resguardo y de atención al visitante; sumado el déficit que venimos arrastrando desde hace años, y ahora con la apertura de Chichén Viejo, se requerirían por lo menos 80 custodios”, asegura.

Agrega que los nuevos museos en el área maya “van a necesitar personal de custodia, museólogos, museógrafos, restauradores, personal de limpieza, de servicios y manejo de colecciones, y no se contempla el presupuesto para el personal administrativo, técnico y manual (ATM)”, dice el dirigente; y más todavía después de que la Secretaría de Hacienda congeló la contratación de servicios personales a partir del 2 de marzo, de acuerdo con el oficio N° 411/UPCP/2024/0460 del 26 de febrero de 2024, informa.

Con esta disposición, será imposible reponer 186 plazas que quedaron vacantes en diciembre pasado, con lo cual el déficit de personal ATM aumentará a más de mil puestos, asegura Vidal Dzul.

Como ha consignado este diario, el presupuesto destinado al INAH para 2024 creció 38% respecto al ejercicio anterior, para alcanzar la cifra de 8,006 millones 560,385 pesos. Sin embargo, la diferencia será destinada prácticamente en su totalidad a las obras de infraestructura en los sitios arqueológicos asentados en la ruta del Tren Maya, vía el Promeza.

El líder sindical reconoce que ha sido una buena medida la aplicación del Promeza en la travesía del Tren Maya: “Es un programa atinado de mejoras a las zonas arqueológicas, pero lo único que objetaría es que tendría que incluir a todos, desafortunadamente, las autoridades tomaron como motivante la ruta del Tren Maya para mejorar algunas zonas arqueológicas -ni siquiera todas las de la región maya, que son como 40 y el programa sólo aplica en 29- cuando objetivamente todas las zonas arqueológicas merecen presupuesto para investigación y conservación”.

En lugar de destinar más recursos para atender a todas las zonas arqueológicas, el gobierno que extinguió todos los fideicomisos de Cultura ahora crea uno para financiar el Tren Maya, del cual se dijo sería autosuficiente.

“Van a financiar el Tren Maya por medio de un fideicomiso, privilegiando el vehículo para llegar a las zonas arqueológicas y no lo que suceda en ellas para hacerlas más atractivas”, sostuvo Luis Enrique Vidal Dzul Tuyub.

Un patrimonio inabarcable

El patrimonio arqueológico e histórico que tiene bajo su resguardo el INAH es inabarcable y requiere de personal especializado en distintas disciplinas para su investigación, conservación y difusión.

Además de los 170 museos en todo el país –sumados ya los 8 de nueva apertura en la zona maya–, más de 500 monumentos históricos, 193 sitios arqueológicos y un sitio paleontológico abiertos al público, existen en México más de 54,000 asentamientos con vestigios patrimoniales registrados en el INAH (60,000 según las cifras del sindicato), algunos con declaratoria de monumentos y muchos otros, la mayoría, sin ella, pero todos sujetos, por ley, al cuidado del Estado.

Pero el personal es insuficiente, reitera el dirigente: “En este 85 aniversario del INAH, tendríamos que volver a lo que hicimos bien en el pasado, y recuperar las brigadas volantes, que tenían bajo su resguardo hasta 200 sitios arqueológicos”, algunos en sitios muy apartados, fuera del alcance de toda autoridad”.

El representante del SNTSC asegura que “el INAH enfrenta una crisis de personal y de precarización de sus trabajadores, que laboran bajo esquemas que están prohibidos por la ley, como el Capítulo 1000 o el Capítulo 3,000 (honorarios), pero que la gente acepta por necesidad; el gobierno prohibió el outsourcing, pero estas formas de contratación en el sector son muy similares al outsourcing: ofrecen una relativa estabilidad laboral, pero sin las prestaciones sociales de ley”.

Enrique Vidal también refuta que el adelgazamiento del cuerpo de custodios del INAH se vea compensado con la presencia de elementos de la Guardia Nacional apostados al interior de las zonas arqueológicas desde el 2022.

“Este gobierno se equivoca al tratar de sustituir la seguridad de las zonas arqueológicas con la Guardia Nacional (GN). Lo sostengo de la siguiente manera: según los datos que tenemos, pueden estar más de 50 elementos en Tajín, en Teotihuacan, en Tulum y Chichén Itzá, por mencionar algunos; en teoría, para evitar el gasto excesivo que generamos los trabajadores del INAH. Mi pregunta es esta, ¿cuánto cuestan esos operativos de los grupos de gendarmería en cada sitio arqueológico?, teniendo a disposición vehículos militares, dónde pernoctan, cuánto gastan en viáticos. La suplantación laboral va en contrasentido de la austeridad, porque genera más gasto el operativo militar que el operativo de custodia normal que realiza el personal de base”.

Además, añade, “ellos (GN) no son un cuerpo especializado en custodia de zonas arqueológicas ni en atención a los visitantes, que pueden llegar a inhibirse con la presencia de personal armado; es un poco grotesco ver militares en los sitios arqueológicod, los turistas lo ven agresivo; los compañeros, además de proteger los monumentos, y hacer servicios de mantenimiento y limpieza, brindan información básica y atención a los visitantes”.

El crimen organizado, “una realidad alarmante”

El dirigente señala que la presencia de uniformados puede justificarse en los perímetros de los sitios arqueológicos, para inhibir la operación de grupos criminales; pero en esa tarea tampoco han sido muy eficaces las fuerzas militares.

Reiteradamente se ha señalado la presencia y actividad del crimen organizado en estados o regiones donde normalmente las zonas arqueológicas son un incentivo de la visita turística: Chiapas, Quintana Roo, Zacatecas, Oaxaca, Guanajuato.

A finales del pasado enero se le inquirió a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, sobre la preocupación que generan estas actividades del crimen organizado alrededor de las zonas arqueológicas y el riesgo que representa para trabajadores y visitantes. Sin afirmar ni negar, lacónicamente respondió que el tema estaba en manos de la Guardia Nacional, con quien la Secretaría celebró un convenio.

Pero el sindicato tiene otros datos. Enrique Vidal afirma que aunque las autoridades no quieran reconocerlo, sí ha incrementado la presencia del crimen organizado alrededor de los sitios arqueológicos y, aunque reconoce que es una situación no privatiza de algún lugar específico, confirma que incluso han tenido amenazas de secuestro en Tulum y que hace cuatro años, personal de Cobá fue sometido y atado para robar recursos económicos; también asegura que los custodios nocturnos trabajan con temor y que, aunque no se ha llegado al punto de que delincuentes tomen una zona arqueológica –ni cree que lo hagan–, es una realidad que la inseguridad y violencia que generan en muchas regiones del país sí está desanimando la llegada de visitantes y está poniendo en riesgo a los trabajadores, “es una lamentable realidad, es preocupante, es alarmante, inevitable, pero no debemos normalizar la imposición de la violencia”, sostiene.

Una potencia cultural

El líder de las y los trabajadores de la Secretaría de Cultura tiene la mira puesto en un modelo que haga de México “un Estado de servicios culturales”, porque ya es una potencia cultural, y porque ocupaba hasta 2022 el 6° lugar en el tablero de los países más visitados del mundo, según ONU Turismo.

Enrique Vidal lanza, al final de la entrevista, una propuesta para quienes aspiran a la Presidencia de la República:

“México puede ser una potencia económica si empieza a tener una perspectiva distinta en relación con los servicios culturales; ya no seremos un país petrolero, pero sí una potencia cultural y una veta de oportunidad está en la economía que genera la cultura y el turismo. Podemos ser una potencia si nos convertimos en un Estado de servicios culturales, pero para eso hay que invertir, dejar de ver la cultura como un gasto, algo innecesario, para fifís”, e impulsar acciones para fortalecer a aquellos elementos que sostienen la identidad del país”. concluye.

Editor de Arte, Ideas y Gente en El Economista. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Filosofía Social, por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Especialista en temas de arqueología, antropología, patrimonio cultural, religiones y responsabilidad social. Colaboró anteriormente en Público-Milenio, Radio Universidad de Guadalajara y Radio Metrópoli, en Guadalajara.

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