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Arte e Ideas

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Un papá Belieber en el Foro Sol

Pero como verdaderos héroes, los papás Beliebers aguantarán todo con tal de que sus hijas disfruten un concierto Justin Bieber.

Un papá abraza a su hija, llegó casi una hora después de la cita y sin boleto. Puede pagar lo que sea, se ve en su ropa y apariencia que tiene recursos.

Su hija lo abraza, el hombre alza la mirada y un par de revendedores ven en él una oportunidad de oro… pero necesita dos boletos, ellos, sólo tienen uno pero prometen regresar y se pierden en la oscuridad como muchos otros.

No ha sido fácil llegar al Foro Sol para el segundo concierto de Justin Bieber; el metro era un caos, cientos de niñas tratan de subir al vagón bajo la mirada desesperada de los padres que se cuelan en los vagones repletos y malolientes asignados a los hombres. Creó que eran chistes lo que escuchaba del metro , dice Jorge, quien viene de Sonora, pobre infeliz, es peor.

El caos vial se incrementa con la lluvia, la policía sólo estorba pero las grúas hacen su agosto con los ingenuos automovilistas. Pero todo sea por ver sonreír a nuestras queridas Beliebers que soportan empujones, lluvia y los gritos de las fans más rudas: Justin ¡Te amo!

Justino para los cuates , bromea uno de los cientos de vendedores ambulantes que invaden el Foro Sol con playeras de 120 pesos, gorras de 150, bolsas de 200 y cada uno de los artículos que son fabricados en el Centro Histórico cuyo valor no rebasaría los 10 pesos de mayoreo pero que en el Foro Sol se venden como pan caliente.

El papá sigue negociando, los revendedores le piden 800 pesos por dos boletos, él, los revisa mientras trata de secarse, dentro, Justin Bieber lleva más de 40 minutos cantando sus éxitos; su hija lo ve, le pide con la mirada que los compre, él, sigue revisando su autenticidad sin saber que en la taquilla aún hay boletos disponibles.

Cientos de padres tratamos de refugiarnos de la lluvia que cae en el Foro Sol, los más precavidos traen sombrilla pero todos buscamos un refugió en medio de un lodazal y el frió; algunos cargan cobijas, chamarras y se abrazan ante la mirada de los comerciantes que venden café, tamales, tacos, tortas y, claro, impermeables, de 10 pesos, gritan.

Pero como verdaderos héroes, los papás Beliebers aguantarán todo; la misión principal ya fue un éxito… las hijas están rindiendo pleitesía al chamaco malcriado que se siente Dios, bueno, para algunas lo es y se lo hacen saber.

Ha transcurrido más de medio concierto y siguen llegando niñas con gorras moradas, sudaderas con el rostro de Bieber y en shorts a pesar del frío y es que, una amiga de una amiga les dijo que Justin se fija en las niñas sexys, y, en una de esas podría, entre más de 50,000 fans escogerla para cantarle One less lonely girl , viven una utopía, en un mundo Belieber.

A las 10 de la noche, una hora después de que Justin Bieber saltará al escenario deja de llover pero ya es demasiado tarde. Todos estamos hechos una sopa, duelen los pies del frío, las manos se entumen y lo peor, falta la salida de lo que parece una trampa mortal para el púbico.

Por fin, el padre, a 30 minutos de que Justin se vaya, abre la cartera y se convence de la autenticidad de los boletos, corre a la entrada, lo sigue el revendedor: Yo lo pasó para que vea que, aunque son boletos de cortesía, sí valen ; a la niña no le importa, camina apresurada de la mano de su papá que cae en uno de los innumerables charcos mojando sus mocasines caros. Ya ni llorar es bueno.

Aunque parece que la misión de un papá Belieber está completa, la realidad es que falta lo peor… salir del Foro Sol donde no hay señalamientos, los policías sólo ven a las fans correr y estamparse en una bola de gente que no pude salir por las angostas puertas; puede suceder una tragedia ante la mala planeación de las autoridades responsables de cuidar a un espectador que desembolsó más de 1,000 pesos por un boleto.

Afuera, ya nos esperan tiburones hambrientos, son taxistas piratas y legales, se saborean su tarifa de 350 a 800 pesos y varios papás Beliebers van a tener que aceptar, pues subirse al metro sería una misión suicida ante la marabunta de gente que ya corre despavorida en ésa dirección.

Finalmente, adentro del Foro Sol se escucha Baby en la voz casi femenina de Justin Bieber o como se llame el chamaco que para ésas horas es lo que menos importa.

Pero es la señal para que salgan las temibles Belibers que como zombies arrasarán con cualquier producto (por más chafa que sea) que se les aparezca en el camino mientras aseguran que Justin las miró a ellas, sólo a ellas.

Empapados, con frió, desesperados, resfriados pero felices de ser un papá Belieber recibimos a nuestras hijas; todas se ven felices y es lo que importa… yo, tomó la mano de mi Belieber para que no se pierda, avanzamos por el lodo, resistimos empujones y sorteamos a peligrosos triciclos… pero por fin logramos salir del Foro Sol, ya en la calle, sin mirar atrás, me uno a ella y cantamos: Baby, baby, baby oooooh!

vgutierrez@eleconomista.com.mx

mac

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