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Un poeta en la química
El Premio Nobel de Química 1981, Roald Hoffman ingresó a la Academia Mexicana de las Ciencias este martes. Al término de su conferencia magistral pasó cerca de 45 minutos tomándose fotos y firmando sus libros de ¡poesía!
Al término de su conferencia magistral, que ofreció como parte de la ceremonia de entrada a la Academia Mexicana de las Ciencia, el químico Roald Hoffman pasó cerca de 45 minutos tomándose fotos y firmando sus libros de ¡poesía!
¿Está usted acostumbrado a ser tratado como estrella?, le preguntó este reportero al nuevo Miembro Correspondiente de la AMC.
Para nada contestó con una enorme sonrisa el científico de 73 años-. Y mucho menos a vender tantos libros de mi poesía .
¿A qué atribuye usted este éxito?
Creo que estamos todos muy emocionados , contestó mientras se tomaba una foto con un grupo de cuatro estudiantes que estuvieron de acuerdo.
Y no era para menos. La conferencia que ofreció este hombre, ganador en 1981 del Nobel por sus contribuciones en la química teórica, tuvo una fuerte carga emotiva, además filosofía, consideraciones éticas y estéticas, confesiones personales, humor y un poco de química.
Bajo el título de Chemistrys essential tensions: Three views of a science (Tensiones esenciales de la Química: Tres perspectivas de una ciencia), Hoffmann, tomando su disciplina como ejemplo, habló de la belleza en la ciencia y de la profunda emoción que puede haber tras una creación o descubrimiento intelectual.
Demuestren que mi mamá estaba equivocada
El inicio de la conferencia, que se llevó a cabo en el bello edificio sede del Colegio Nacional, fue de carácter personal, el ponente explicó que con su conferencia quería contradecir a su madre.
Recuerdo mucho dos cosas que me dijo. Primero, su frustración porque no me convertí en un verdadero doctor , dijo el nacido en Zloczow Polonia y doctorado de Harvard en química que además tiene otros 35 doctorados honoris causa.
Y segundo, cuando alarmada me dijo: Te van a correr, no se supone que los profesores de química hagan libros de poesía. Así que les pido que compren mi libro y prueben que mi mamá estaba equivocada .
La gente que hace bang
Hoffmann contó que la química, la ciencia de la transformación, llegó mucho antes que los químicos. Y dio ejemplos de pigmentos azules artificiales de las culturas egipcia, de 5,000 años, griega y de lo que se conoce como el azul maya .
Habló de los alquimistas y sus múltiples fracasos. Ahora nosotros tenemos éxitos donde ellos fracasaron, pero hemos perdidos la magia .
En su experiencia, la gente actualmente tiene la idea de que los químicos son las personas que hacen que las cosas estallen (make things go bang, dice en su inglés lento pero muy claro).
Sobre todo por la importancia de jalar talento joven a la ciencia, necesitamos hacer algo para que la gente aprecie y hasta admire lo que hacemos , dijo.
Y no cabe duda de que él lo ha intentado: Está orgulloso de ser profesor de nuevo ingreso y de dar clases de química a gente que no estudia ciencias, tiene unos 500 artículos de divulgación.
La conferencia misma que estaba dando era un ejemplo de su apasionada divulgación de la química.
La belleza y la tensión
Para Hoffmann la belleza se relaciona con la tensión. Para ejemplificarlo con moléculas muestra los que se conocen como hidrocarburos platónicos (en la imagen).
Son lindos . Nuestro cerebro se siente atraído por la simplicidad y por la simetría. Tanto que se han dedicado grandes esfuerzos y sumas de dinero para sintetizar estas moléculas que no útiles
Pero la verdadera belleza -dice mostrando imágenes de creaciones del arquitecto catalán Antonio Gaudí- se encuentra en otro lado.
Al ver estas partes que parecen desordenadas, mi mente empieza a buscar relaciones y las encuentra.
La belleza no está en el caos total pero tampoco el orden perfecto; ni en la simetría o la asimetría, sino en algún lugar en medio de esas tensiones...
Los extremos y los extremistas no son interesantes, son los que están peleando en medio los que llaman nuestra atención , dijo más adelante.
Como ejemplo de esa tensión en la química muestra una gráfica de la sobrevivencia infantil ante las diferentes terapias que se han usado contra los tumores sólidos. La quimioterapia es la única que muestra una clara mejoría.
Es algo bueno: la química salva niños. Pero si vemos el basurero de una de las compañías que elaboran esos fármacos, vemos una fuente importante de la polución que nos está matando a todos. Hasta ahora no podemos tener el beneficio sin el daño .
También habla de la morfina, todos los que han tenido una operación a aprecian pues sigue siendo la base de los analgésicos, pero es también una droga adictiva y la base de drogas mucho más peligrosas, como la heroína.
Las galaxias que ve el Hubble o las partículas subatómicas que se encuentra en el CERN pueden ser interesantes, pero no son apasionantes porque no tenemos una relación directa con ellas y con las sustancias químicas sí .
Al final comparó los procesos de creación de Mendeleyev, al hacer la tabla periódica de los elementos, y de William Blake al hacer su poema Tyger! Tyger! Y a nadie en la sala le cupo duda, la estética funciona igual en ambas.
Una infancia tensa
Extractos de la autobiografía que Roald Hoffmann mandó a la Academia Sueca, con un anexo de 1992
Nació en julio de 1937 con el nombre de Roald Safran en una entonces feliz familia judía .
Zloczow, el pueblo donde nació, fue parte del imperio Austro-húngaro cuando nacieron sus padres, Clara y Hillel, de Polonia, la Unión Soviética y actualmente de Ucrania.
En 1939 la zona fue ocupada por los rusos y en 1941 llegó la oscuridad y se inició el exterminio de los judíos polacos.
Pasó por un ghetto, después un campo de trabajos forzados de donde su padre Hillel logró sacarlos a su madre y a él. Hillel murió fusilado pocos meses después por organizar un intento de fuga.
El resto de la guerra lo pasaron escondidos gracias a buen ucraniano , en un ático, donde permanecieron hasta la llegada del Ejército Rojo en 1944.
Fueron a Przemsi y a Cracovia, donde Roald por fin entró a la escuela, en 1945, y su madre se cas+ó con Paul Hoffmann.
Después fueron a campos de refugiados, uno en Austria y dos en Alemania.
En 1949 llegaron a estados Unidos donde Roald, de doce años, comenzó a aprender su sexto idioma.
En 1955 entró a estudiar medicina en Columbia para dar gusto a su madre. A los tres años, quiso cambiarte a Historia del Arte pero para no disgustarla se quedó en la ciencia, en la Química, y llevó algunos cursos de poesía.
En 1981 compartió el premio Nobel con Kenichi Fukui pues ambos desarrollaron métodos para predecir reacciones químicas a partir del comportamiento de los átomos según la mecánica cuántica.
Sostiene que ser poeta es más difícil que científico: En la mejor revista de química se aceptan el 65% de los artículos que se reciben. En una revista literaria, lejos de ser la mejor, se acepta menos del 5% de los poemas .
Su medio premio Nobel
Roald Hoffmann obtuvo en 1981 el galardón de la Academia Sueca junto con Kenichi Fukui porque ambos desarrollaron por separado métodos teóricos, basados en la mecánica cuántica, para predecir el resultado de diversas reacciones químicas. Sus métodos dice el acta del premio- se han utilizado desde los años 70, por ejemplo para estudiar procesos vitales y elaborar fármacos .
Una de las tensiones importantes en la química es el de las ganacias monetarias y el interés científico puro. Cuando descubres algo, ¿lo patentas o lo publicas? Ahí sí he sido extremista, nunca he creado una molécula que me haya dado dinero .