Lectura 2:00 min
Urge a México más investigación sobre tornados
Si se reconoce a Estados Unidos como el lugar donde hay mayor propensión a tornados en el mundo, es porque los han estudiado.
El estudio en la formación de tornados en México es insuficiente, por lo que es necesario crear un protocolo que alerte a la población, indicó el científico del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Jesús Manuel Macías Medrano.
De los 252 tornados registrados del 2000 al 2014 en México (un promedio de 18 al año), el del 25 de mayo en Ciudad Acuña, Coahuila, ha sido el más mortal, con 14 personas fallecidas, 290 lesionadas y daños a 750 casas.
Ante esta catástrofe, el investigador dijo que es necesario desarrollar conocimiento y tecnología para diseñar protocolos de alertamiento y elaborar planes de protección civil para atender emergencias y con ello disminuir los posibles daños.
Aunque en todo el país se registran tornados, los estados del centro como Hidalgo, Tlaxcala, Estado de México y parte de Veracruz tienen la más alta incidencia, pero también ocurren en el sur y norte de Tamaulipas, así como en Coahuila y Chihuahua, agregó Macías Medrano.
En un tornado, la velocidad del viento llega a ser en algunos casos superior a los 500 kilómetros por hora, mientras que el diámetro promedio es de 250 metros, oscilando entre los 100 metros y 1 kilómetro. La vida de los tornados puede ir de unos pocos minutos a algunas horas, en casos muy excepcionales.
Se reconocen dos tipos de tornados: los superceldas, que son muy fuertes con velocidades de viento mayores a los 200 kilómetros por hora, y otros que se consideran débiles, denominados no-supercelda o no mesociclónicos.
Los tornados supercelda se analizan muy bien con los radares, se pueden identificar sus rasgos o las variables meteorológicas que lo acompañan , explicó el también coordinador de la Comisión Interinstitucional para el Análisis de Tornados y Tormentas Severas (CIATTS).
Además de una mayor investigación, el doctor Macías Medrano propone la construcción de radares en México, puesto que los que se utilizan se compraron en el extranjero a un alto costo y resulta aún más elevado si llegan a descomponerse.
