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Urge dar perspectiva de género al derecho a la salud

Se requieren mujeres en la toma de decisiones. “Tenemos que abrir puertas para las otras mujeres, para las generaciones que vienen y dar voz a las necesidades más apremiantes como el derecho humano a la salud con perspectiva de género”, dice en entrevista la exjueza de la CIDH, Elizabeth Odio Benito.

Elizabeth Odio Benito, ex jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Foto: Cortesía

Elizabeth Odio Benito, ex jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Foto: Cortesía

“El derecho a la salud es un derecho humano fundamental y uno de los campos en donde mayor discriminación ha habido en contra de las mujeres”, asegura Elizabeth Odio Benito, jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el periodo 2016-2021. En entrevista para El Economista, afirma que desde el principio se nos ha limitado a temas de maternidad y en un porcentaje a cáncer de mama, después de eso todas las enfermedades han quedado rezagadas y sin perspectiva de género. 

“Nos ha costado mucho que las personas entiendan que las mujeres existimos” y que el derecho a la salud es un concepto muy complejo, no es únicamente lo físico, “necesitamos agua, educación, trabajo, vivienda, solamente con el complejo de todos estos aspectos podremos garantizar el derecho de acceso a la salud”. 

Agrega que tener derecho a decidir sobre nuestra salud nos va a permitir empezar a ser dueñas de nuestro cuerpo y ese es el principio de todo este cambio, donde es inaceptable ser violentadas, excluidas y discriminadas.  

Recordó que hasta hace muy poco las investigaciones empezaron a tener enfoque de género, por ejemplo, apenas se descubrió que el corazón de las mujeres está más corrido a la derecha y que la sintomatología para la mujer no es dolor de brazo sino trastornos gástricos. “Como este tipo de elementos han ido haciendo que poco a poco se vaya entendiendo que el derecho de las mujeres a la salud además es muy amplio y que también tiene que ver con elementos sociales, económicos, geográficos, de educación, entre otros”.   

Los derechos humanos irrumpen en el derecho internacional después de la segunda guerra mundial y sobre todo después de la declaración mundial en 1948. “Pero a las mujeres nos costó mucho más tiempo hacernos visibles, que nos reconocieran como sujetos y con igualdad”. No es hasta 1993 que en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos se logra con el esfuerzo enorme de todas las mujeres del mundo incluirnos, “hasta entonces, teníamos una categoría aparte”. 

En el siglo XXI, en 2006, se presentó el primer caso de salud en la Corte Interamericana donde se examina una sentencia con perspectiva de género. “Es la primera vez que se analiza un caso de negligencia donde el hecho de ser mujer pesó en la sentencia, a partir de ahí se examina en todas las sentencias lo que les ocurre a las mujeres cuando tienen violaciones flagrantes a los derechos humanos”, dijo.  

Derrotar las barreras

Odio Benito fue la segunda mujer en ocupar el cargo de jueza en la Corte Interamericana en 40 años, ella asegura que, para abrir los espacios para el cambio en materia de salud, hay que interpelar fuertemente el modelo hegemónico en la materia, “porque es un modelo heteropatriarcal, esencialista que normativiza el cuerpo de la mujer, es decir, sitúa a las mujeres en una posición de inferioridad con respecto a los hombres”. 

Hoy la representación de la mujer en los parlamentos apenas alcanza el 25%, solo en 22 países de los 206 a nivel mundial tienen jefas de Estado y 119 países nunca han sido presididos por mujeres, sin representación a este nivel es muy difícil que las mujeres influyan en las decisiones políticas, de gestión y por supuesto de género. 

La también activista por la erradicación de la violencia contra la mujer asegura que podemos hablar de enfermedades en la mujer, pero si no nos vamos a la raíz de por qué la sociedad está organizada de una manera tan desigual e injusta, no vamos a avanzar en la materia. 

América Latina es el continente más desigual y esa desigualdad recae en un sistema perpetuado. Todas las cifras espantosas tienen que ver con una estructura de organización de la sociedad que se basa en las desigualdades, discriminación y la subordinación de la mujer. Un modelo patriarcal que está basado como forma de organización social y que son los hombres, el sexo masculino los que han sido los tomadores de las decisiones y han dejado a las mujeres en la subordinación”. 

Agregó que toca hacer una transformación de las normas a mediano y largo plazo, revertir las condiciones institucionales que reproducen las desigualdades de género, mayor acceso a la información, a la salud, a un diagnóstico, a las prácticas médicas y la erradicación de las violencias sexuales. “Trabajar sobre la transformación de las normas y la promoción de mayores niveles de cuidado implica una contracara desde la función pública que solo se puede abanderar con mujeres en puestos clave”. 

Dijo que no podemos permitir que los casos de salud y las mujeres se sigan judicializando, que lleguen a las cortes, eso habla de Estados que no están atendiendo las necesidades de las ciudadanas. 

Las inequidades nos duelen, pero ¿Cómo generamos cambios culturales? 

Odio Benito asegura que esto no está escrito, se construye a través de distintos casos de éxito, experiencias y volteando a la experiencia de países similares al nuestro, “trabajando juntas, pero lo más importante, requerimos de mujeres en la toma de decisiones para generar entornos distintos, basadas en nuestras propias realidades”, recalca.    

“Como lo dijo una famosa jueza de Estados Unidos, Ruth Joan Bader Ginsburg, las mujeres tenemos que estar en todos los lugares donde se toman decisiones, solamente cuando estemos en todos los niveles, nuestra presencia puede hacer la diferencia”.  

Por otro lado, dijo que es solo a través de la educación que se puede transformar el discurso en hechos, “solo así podemos aspirar a una sociedad más justa, igualitaria e inclusiva”.

Agrega en el marco del Roche Press Day que, en este sentido, el papel de la prensa en la transformación es fundamental, “es la que hace entender que en la educación que se imparte actualmente desde el hogar o en las escuelas, hay un sesgo patriarcal que beneficia exclusivamente a los hombres. Es muy importante mandar mensajes para que las mujeres se involucren. Los artículos de investigación son muy importantes, pero también los de la noticia cotidiana”. 

Elizabeth Odio Benito es jueza, política y abogada costarricense, activista por la erradicación de la violencia contra la mujer. Fue la presidenta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), puesto que asumió en el periodo 2020-2021. Ha sido jueza de la CIDH desde 2016, de la Corte Penal Internacional y del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. En Costa Rica, su país natal, ocupó los cargos de Segunda vicepresidenta de la República (1998-2002) y ministra de Gobierno en varias ocasiones.  

Mujeres en la CIDH

La Corte Interamericana de Derechos Humanos comenzó a trabajar en 1979, desde entonces sólo ha habido cinco mujeres juezas hasta la última integración. En la actualidad, para revertir esa situación, los gobiernos tienen que presentar obligatoriamente candidatas mujeres. Hoy, gracias a esa lucha de la exjueza Elizabeth Odio Benito, se tienen tres juezas de siete lugares: Nancy Hernández López, Verónica Gómez y Patricia Pérez Goldberg.

nelly.toche@eleconomista.mx

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