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Veranos para hallar vocaciones científicas

25 de ellos fueron patrocinados por Pfizer en el área de Ciencias Biomédicas.

“La investigación científica no es propia de viejos, desalineados y metidos en un laboratorio; tampoco es gente que trabaja en espacios costosos y grandes, localizados en un país del primer mundo. Se practica en cualquier rincón y en todo momento, pero requiere de gente comprometida”, asegura Alfredo Chi, director médico de Pfizer México, durante la entrega de diplomas a los jóvenes becados por Pfizer en la XXIX edición del Verano de la Investigación Científica (VIC).

“México está más necesitado que nunca de investigadores que sepan analizar con objetivos claros, con metodología, que den resultados y estén dispuestos a aprender constantemente. A esta gente joven con ese espíritu es a la que queremos impulsar”, confirmó el doctor Chi.

El VIC tiene como objetivo facilitar que los estudiantes de licenciatura realicen estancias de investigación con una duración de siete semanas en centros e instituciones de investigación del país, bajo la supervisión y guía de investigadores, quienes los introducen en el mundo de la ciencia al permitirles participar en algún proyecto de investigación.

A lo largo de 29 ediciones del VIC, programa de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), se ha constatado que los jóvenes que participan pueden incursionar en la ciencia de manera temprana, conocer laboratorios diferentes a los de las instituciones en las que estudian y tener un contacto directo con un investigador activo. Esto sin duda les permite identificar si se quieren dedicar a la investigación o no, dijo el doctor José Luis Morán López, presidente de la AMC.

Este año se contó con el apoyo de la Secretaría de Educación Pública, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la Universidad Autónoma Metropolitana y el Instituto Científico Pfizer. Este último apoya a estudiantes de licenciatura en Ciencias Biomédicas a través del VIC desde hace 15 años. Este año, fueron 25 jóvenes provenientes de diferentes entidades el país los que fueron apoyados por la institución.

“Hasta ahora, en México no se han dado las condiciones optimas que permitan el desarrollo de la actividad científica, y esto desafortunadamente se ha agudizado recientemente”, mencionó el doctor Juan Carlos Molina, director del Instituto Científico Pfizer.

Por tal razón, esta compañía considera que ahora más que nunca se debe fortalecer vínculos con instituciones sólidas y comprometidas como la AMC, a fin de que las nuevas generaciones, con el ímpetu de innovar e involucrarse en la generación del conocimiento, encuentren voces y guías para desarrollarse, “esperando también que en un futuro cuenten con alternativas en nuestro país que les permitan crecer y generar conocimientos”, agregó Molina.

El VIC en números

Víctor Pérez Abreu, director del programa, informó que para el XXIX VIC se recibieron 1,552 solicitudes, y fueron aceptados 589 candidatos con el apoyo de diferentes instituciones, mientras que con fondos propios participan 333, sumando un total de 922 beneficiarios.

De acuerdo con Pérez Abreu, este año 3,775 investigadores participaron en la evaluación de las solicitudes recibidas y se contó con 687 investigadores anfitriones. Además, como se ha venido registrando en años anteriores, en el 2019 la participación femenina es mayor, con 59%, mientras que la de hombres es de 41 por ciento.

En 29 ediciones de este programa, han participado 26,636 estudiantes, provenientes de 180 instituciones nacionales, mientras que los investigadores anfitriones son de 150 instituciones, agregó Pérez Abreu.

“Yo también puedo hacerlo”

Evelin Matías Benítez, de 25 años, es alumna de medicina del ultimo año en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, y participó este año en el verano de la investigación

Ella asegura que es una joven normal, “me gusta estudiar, hacer ejercicio, pasar tiempo con mi novio y espero poder ser endocrinóloga”. Este verano le ha ayudado a aclarar mucho de su futuro.

“Gracias a un intercambio que hice, me di cuenta de que había gente de mi edad haciendo investigación, entonces me dije ‘yo también puedo hacerlo’, investigué y vi esta posibilidad”, expuso.

Para ella lo más complicado del proceso fue elegir a su investigador tutor, porque había muchas buenas posibilidades. Escogió a la doctora Beatriz Pérez Guillén, médico veterinario.

“Se preguntarán que hace una estudiante de medicina humana con un médico veterinario. Resulta que la veterinaria Pérez Guillén actualmente tiene un protocolo sobre modelos de diabetes tipo 1 en cerdos minipig en el Instituto Nacional de Pediatría. Eso me motivó muchísimo”.

Aseguró que la experiencia rebasó sus expectativas, “tenía algo de práctica con los animales, o eso creí yo hasta que llegué al departamento de cirugía experimental. El equipo de trabajo es multidisciplinario y eso fue muy enriquecedor (...) Tuvimos que buscar desde la empresa que nos iba a proporcionar los animales, el alimento de los animales, hasta tuve que bañar a los cerditos, y te dicen que no te encariñes, pero después de tanto tiempo, los quieres como si fueran un perrito”.

Además, tuvo clases de investigación, genética, búsqueda de la información, manejo de animales en el bioterio, prácticas de cirugía y microcirugía. También entró al quirófano central, donde pudo ver pacientes reales. “Lo mejor fue que estudié, pero también pude divertirme, e incluso tuve la oportunidad de salir y convivir con mis tutores, si ya los admiraba, ahora mucho más”.

Evelin agradeció a los involucrados por creer que jóvenes como ella pueden hacer ciencia. “Porque somos estudiantes y no tenemos tantos recursos. Y si este mensaje llega a alguien, que crean que sí es posible, aunque en pequeña proporción, pero así se empieza”.

nelly.toche@eleconomista.mx

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