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“Vivimos un horror difícil de explicar desde el realismo”: Mariana Enríquez
A unos días de conocerse el fallo del premio de mayor prestigio en el mundo para una obra traducida al inglés, la autora argentina reflexiona sobre la desigualdad endémica de América Latina y la necesidad de búsqueda de respuestas a través de la ficción.
Han sido días ocupados para la cuentista, novelista, ensayista y periodista argentina Mariana Enríquez desde su nombramiento como una de las cinco finalistas para el prestigiado Premio Booker Internacional 2021 por la traducción al inglés de su antología de cuentos Los peligros de fumar en la cama (The dangers of smoking in bed), mérito que también corresponde a la traductora Megan McDowell, por su trabajo sobre una obra publicada originalmente al español en 2009.
“El Booker es súper importante. Al libro le está yendo muy bien allá (Reino Unido) y sinceramente lo que más me entusiasma es que estar en la shorlist es casi el premio. Es todo lo que se le puede pedir, que es el empujón para el libro, y con la shortlist ya está el trabajo hecho. Además, por el tipo de libro que es, de cuentos y de terror, tiene un público un poco más acotado que otros textos”, declara Enríquez desde Buenos Aires.
El último lustro ha sido por demás favorecedor para la obra de una de las plumas que han revitalizado la literatura fantástica en América Latina, donde ahora más que nunca se habla de su trabajo, mismo que también ostenta el Premio Herralde de Novela 2019 por Nuestra parte de noche (Anagrama, 2019), obra por la que propios y extraños se han deshecho en elogios.
Los bordes del horror
Críticos, colegas, prensa, lectores, identifican en su relato un estilo depurado pero turbio al mismo tiempo, de hechos generalmente fantásticos que se hibridan con trasfondos sociales y políticos. Y aunque los cuentos suceden casi todos en Argentina, son fáciles de utilizar como paradigmas de todo el universo idiosincrásico de habla hispana. No obstante, la escritora, ahora convertida en una especie de rockstar, prefiere ceñir su obra al género.
“Son cuentos de terror, nunca los pensé como otra cosa y de hecho no lo son. Sí, tienen eso, su carga social y política. El terror se dividió entre el más existencialista e imaginativo, tipo (Thomas) Ligotti y en México Bernardo Esquinca, por ejemplo. Y está el terror a la (Stephen) King, que es lo que a mí me interesa. Uno lee ‘It’ y empieza con un crimen de odio a una pareja gay. Ese tipo de cuestiones, que están y no están relacionadas con lo sobrenatural, pero hablan de una maldad que consume al pueblo; ese es el borde que más me interesa”.
Con King, reconoce, comprendió que la crueldad humana y la locura son las llaves del portal que abre paso a fenómenos insólitos, perturbadores, otros que con los que solamente es necesario enturbiar la atmósfera, y en unos cuantos relatos no es necesario un portal porque la realidad en sí ya resulta apabullante.
“Lo leí (a King) y decía: esta es la traducción que tengo que hacer, pero si quiero hacer la traducción en América Latina, aquí lo social y político afecta nuestras vidas a niveles que solo puede entender otra persona que vive en países con este tipo de problemas, específicamente con el tipo de desigualdad que hay en América Latina, que es endémica y produjo en los últimos años una violencia que hasta es entendible. Si a mí un chico muy pobre me dice que le conviene más ser ladrón porque gana más dinero con eso que trabajando como telemarketer, no tengo nada que discutirle después de 20 años de un fallo sistemático por intentar ayudarlo. El terror a la latinoamericana está relacionado con eso”.
También hay una carga considerable de terror “más íntimo” en la obra de Enríquez. Los ejemplos son varios, muchos de ellos relacionados con las enfermedades mentales. Le interesa poner en evidencia “el miedo que las clases medias le tenemos a la pobreza”, lo cual nos convierte en seres monstruosos, la desprotección de la infancia en nuestros países y el doble discurso perverso del cuidado de los niños y la maravilla de la infancia, dice, mientras los niños piden en la calle, sufren violencias de parte de sus familias y del Estado.
“Eso para mí es el horror en América Latina y llevarlo a lo sobrenatural no cuesta mucho. Es como subirle el volumen, como distorsionar una guitarra. Entonces ahí cambia un género de ser sexy y arengador a volverse muchísimo más agresivo. Lo que pasa en la región, y es un problema para muchos escritores de terror, es que ya el volumen está muy alto. Estamos viviendo un horror que es bastante difícil de explicar desde el realismo. Me parece que la ficción y sobre todo la de horror ayuda a obtener respuestas. ¿Y por qué me interesa tanto que ocurra esta respuesta? Quizá porque me desespera cuando no la hay”, señala.
Adelanta que últimamente ha estado pensando en fantasmas, “en un momento como este, donde hay tantos muertos escondidos”, y las consecuencias traumatizantes de las dictaduras. De eso va su nuevo trabajo.
Un extracto de Dónde estás corazón, en Los peligros de fumar en la cama
Muchas veces se desmayaba, y yo seguía escuchando con el estetoscopio, aterrada y excitada, hasta que recuperaba una especie de normalidad, y él despertaba. Yo podía pasar horas sobre su pecho y después, emocionada, lo besaba y lo abrazaba casi violentamente, y su risa y su abandono me preocupaban porque, a veces, y cada vez con más frecuencia a medida que pasaba el tiempo y nuestra intimidad crecía, tenía la certeza de que si escuchaba un segundo más, iba a destrozarlo más aún yo misma. A golpearlo, a abrirlo con las uñas, más marcas, una manera de estar más cerca, de que fuera más mío. Tenía que contener ese deseo, esas ganas de saciarme, de abrirlo, de jugar con sus órganos como trofeos escondidos.
Los finalistas del Booker Internacional 2021:
At night all blood is black (2018)
David Diop (Francia)
Los peligros de fumar en la cama (The Dangers of Smoking in Bed) (2009)
Mariana Enríquez (Argentina)
Un verdor terrible (When we cease to understand the world) (2020)
Benjamín Labatut (Chile)
The employees (2018)
Olga Ravn (Dinamarca)
In memory of memory (2017)
Maria Stepanova (Rusia)
The war of the poor (2020)
Éric Vuillard (Francia)
Otras obras para adentrarse en el imaginario de Mariana Enríquez:
- Nuestra parte de noche (Anagrama, 2019)
- Las cosas que perdimos en el fuego (Anagrama, 2016)
- Alguien camina sobre tu tumba: Mis viajes a cementerios (Anagrama, 2021)
- Cómo desaparecer completamente (Emece Editores, 2004)