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Arte e Ideas

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Xochimilco de día y noche

La primera vez que fui a Xochimilco fue en un divertido paseo escolar. Nos fuimos de pinta de la prepa unos amigos y yo.

La primera vez que fui a? Xochimilco fue en un divertido paseo escolar. Nos fuimos de pinta de la prepa unos amigos y yo. Bueno, no fue exactamente una pinta. Si uno pide perdón el pecado no cuenta, ¿verdad?

Aquel día hacía calor y la?humedad de Cuemanco se nos pegaba a la piel. Tehuacán ?preparado y cervezas (ilegalmente vendidas) en la traja que llevaba por nombre Florecita. Sí, fue iniciático. Después se me ocurriría lo peligroso que es andar borracho en la trajinera. No sería realmente consciente del peligro hasta 10 años después, cuando un compañero de la universidad se ahogó ahí.

Eso fue Xochimilco de día, con sus delirios alcohólicos. Yo siempre he querido visitarlo de noche y que me agarren los espantos.

Desde hace algunos años el gobierno de la ciudad propone un programa turístico para hacer visitas nocturnas al lago. En semana santa está el espectáculo en vivo de La Llorona y en otras fechas hay paseos al Islote de las Muñecas para de plano morir de horror. Imaginen la escena: la neblina sobre el agua, el olor a lodo, y uno corriendo y gritando entre cadáveres de juguete.

A pesar de su popularidad, Xochimilco debe ser una de nuestras riquezas menos explotadas. Sería ideal para una noche de zombis. ¿Que nadie se ha dado cuenta?

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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