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Del café americano al de olla; la respuesta mexicana a los aranceles
Lo Hecho en México se defiende con una taza de café de olla como símbolo de resistencia ante los aranceles de Estados Unidos.
El café, una de las bebidas más consumidas en el mundo, se encuentra ahora en el centro de un debate político y comercial entre México, Canadá y Estados Unidos. Con la reciente advertencia de la imposición de aranceles del 25% a productos mexicanos y canadienses por parte del presidente Donald Trump, en un intento de "proteger la economía estadounidense", las reacciones en ambos países no se han hecho esperar. Entre ellas, una propuesta simbólica ha comenzado a viralizarse en redes sociales: dejar de llamar "café americano" a la popular bebida y sustituirlo por términos que resalten la identidad nacional, como "café de olla" en México o "café canadiense" en Canadá.
El origen del café americano: una historia de guerra
El término "café americano" tiene su origen en la Segunda Guerra Mundial. Durante la ocupación aliada en Italia, los soldados estadounidenses encontraban el espresso local demasiado fuerte para su gusto. Para suavizar su sabor y asemejarlo al café de filtro al que estaban acostumbrados en su país, comenzaron a diluirlo con agua caliente. Con el tiempo, esta adaptación se popularizó en cafeterías de todo el mundo bajo el nombre de "café americano".
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Sin embargo, la ironía de esta denominación radica en que Estados Unidos no es un país productor de café. La gran mayoría del café consumido en el país proviene de América Latina, especialmente de Brasil, Colombia y México. Este hecho ha sido clave en la reciente controversia, ya que muchos mexicanos consideran que el nombre "café americano" no solo es inapropiado, sino que refuerza la hegemonía cultural estadounidense.

Taza de café
Del café americano al café de olla: un acto de resistencia cultural
Ante los nuevos aranceles impuestos por Trump, los mexicanos han comenzado a promover un cambio en la nomenclatura del café. En redes sociales, especialmente en TikTok y Twitter, se han viralizado publicaciones en las que se insta a los consumidores a dejar de pedir "café americano" y, en su lugar, pedir "café de olla".
El café de olla es una bebida tradicional mexicana que se prepara en ollas de barro y se endulza con piloncillo, además de incorporar especias como la canela y el clavo. Su sabor característico y su conexión con la cultura mexicana lo convierten en un símbolo perfecto para esta protesta.
En Canadá, el fenómeno ha tomado una dirección similar, con cafeterías en ciudades como Toronto y Vancouver que han comenzado a renombrar el café americano como "café canadiense", en un gesto de orgullo nacional frente a las políticas proteccionistas de Trump.
Las redes sociales y la viralización del cambio
El movimiento ha ganado fuerza en plataformas como TikTok, donde videos con el hashtag #CaféDeOlla han acumulado millones de vistas. Usuarios comparten sus experiencias al pedir café con la nueva denominación en cafeterías y muestran la reacción de los baristas y clientes. Además, algunos influencers han comenzado a promover el consumo de café de olla como una alternativa más auténtica y representativa de la cultura mexicana.

Café de olla
Esta tendencia no solo ha despertado el interés de los consumidores, sino que ha comenzado a generar reacciones en la industria. Algunas cafeterías en México han adoptado la iniciativa y han cambiado el nombre en sus menús, mientras que en redes sociales, marcas de café artesanal han aprovechado el momento para impulsar sus productos bajo la identidad de "café mexicano".
El fenómeno no se limita al ámbito gastronómico. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha hecho comentarios al respecto, sugiriendo en tono irónico que, si Trump insiste en monopolizar el término "americano", México debería reivindicar su propia identidad renombrando América del Norte como "América Mexicana".
El café de olla no solo representa una alternativa con raíces profundas en la tradición mexicana, sino que se ha convertido en un estandarte de identidad y orgullo nacional. Mientras las tensiones comerciales continúan, este movimiento demuestra que, incluso en los pequeños gestos cotidianos, se pueden encontrar formas de protesta y reafirmación cultural.