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Cómo hacer vino caliente: la bebida de las fiestas decembrinas
El vino caliente tiene una tradición navideña con siglos de historia. Desde su origen en la antigua Roma hasta su popularidad en Europa y otras partes del mundo, esta bebida simboliza calidez y celebración.
Las fiestas decembrinas tienen un olor peculiar en ciertas regiones del mundo: especias cálidas, cítricos y la dulzura del vino caliente, esa bebida que anima con cada sorbo. Esta bebida, conocida como Glühwein en Alemania, mulled wine en Inglaterra, o vin chaud en Francia, tiene una historia rica que se remonta a la antigua Roma, cuando el vino era mezclado con miel y especias no solo para realzar su sabor, sino para preservarlo en tiempos en que los métodos de conservación eran rudimentarios.
En la Edad Media, el vino caliente adoptó una función medicinal. Era comúnmente infusionado con especias como el clavo, la canela y el jengibre, consideradas un lujo reservado para la aristocracia, también como remedios naturales para el frío y las enfermedades respiratorias. En esta época, los comerciantes trajeron cítricos desde el Mediterráneo, añadiendo otro perfil de sabor que complementó esta mezcla.
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Los países nórdicos, donde los inviernos son más duros, llevaron esta tradición al siguiente nivel con el Glögg en Suecia o el Glühwein alemán, adaptando las recetas a los ingredientes locales como el cardamomo y la almendra. En Inglaterra, la tradición tomó forma en los siglos XVI y XVII con los wassails, donde el vino especiado era parte de las celebraciones comunitarias para invocar un buen año agrícola.
Hoy, el vino caliente es un símbolo de los mercados navideños europeos, especialmente en Alemania y Austria, donde se sirve en tazas decorativas que los visitantes suelen coleccionar. En Suecia, el Glögg suele acompañarse de almendras y pasas, mientras que en Francia, el vin chaud se disfruta con un toque más cítrico
Ingredientes:
- 1 botella de vino tinto seco (Merlot o Cabernet Sauvignon funcionan bien).
- 2 naranjas (una en rodajas y otra para el jugo).
- 4 ramas de canela.
- 8 clavos de olor.
- 5 vainas de cardamomo.
- 2 anís estrella.
- 100 g de azúcar mascabado.
- 1 trozo de jengibre fresco (de unos 3 cm).
- 1/4 de taza de brandy o ron oscuro (opcional).
Preparación:
- En una cacerola grande, coloca el jugo de una naranja, el azúcar y las especias. Cocina a fuego bajo hasta que el azúcar se disuelva, formando un almíbar especiado.
- Añade la botella de vino y las rodajas de naranja. Calienta a fuego muy bajo para evitar que el vino hierva, ya que perdería su alcohol y aroma. Manténlo así durante 20 minutos, dejando que los sabores se mezclen.
- Si decides usar brandy o ron, agrégalo al final. Retira las especias antes de servir.
- Sirve caliente decorado con una rodaja de naranja o una rama de canela.
Tradición en todo el mundo
El vino caliente no se limita a Europa. En México, aunque no tan extendido, se prepara con un toque local, añadiendo frutas como guayaba o tejocote, emparentándose con el ponche navideño. En Estados Unidos, gracias a la influencia europea, es popular en reuniones invernales y mercados estacionales. Países como Polonia (donde se llama grzaniec) e Italia (con el vin brulé) lo han adoptado como un símbolo de fiesta.