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No hemos transformado las raíces laborales de la pobreza: Rogelio Gómez Hermosillo
Hay cinco millones de personas más que las que había hace seis años, sin ingreso laboral suficiente para superar el umbral de pobreza, señala.
En México no se han transformado las raíces laborales de la pobreza que son la exclusión y la precariedad laboral, planteó el coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza (ACFP), Rogelio Gómez Hermosillo.
De acuerdo con un análisis sobre lo ocurrido en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador en materia laboral, realizado por ACFP, en el país hay 2% menos desempleados que hace seis años, que representan 738,000 personas; sin embargo, hay que tomar en cuenta que el desempleo completo afecta a 10% de la población, es decir 6.6 millones de personas.
En entrevista, el reconocido consultor dijo que estadísticamente la pobreza en México está determinada por el ingreso insuficiente y la falta de seguridad social.
El problema es que muchos de los que tienen empleo, no ganan lo suficiente para adquirir al menos dos canastas básicas, dicho de otra forma, tener los suficientes ingresos como para mantenerse a sí mismo y a otra persona.
Ese es el umbral. Una persona que gana dos salarios mínimos estaría saliendo de la pobreza. “Eso te coloca en lo que nosotros llamamos nivel de sobrevivencia, es decir, ya brincaste la rayita de la pobreza, pero no estás muy bien.”
En ese sentido, el problema es que en el país hay cinco millones de personas más que hace seis años que carecen de ingreso laboral suficiente para superar el umbral de pobreza. Eran 29.8 en 2018 y para 2024 son 34.8 millones. Eran 65% de la población ocupada, ahora son 68%.
Lo que ha ocurrido durante los últimos años es que el ingreso salarial aumentó, pero el número de personas que trabajan, pero no obtienen por ello lo suficiente también aumentó.
Eso se debe a que, durante los últimos seis años, las fallas estructurales del sistema laboral en México permanecieron sin cambio. La tasa de participación laboral se mantuvo igual; la exclusión de mujeres y jóvenes no ha cambiado.
Además, más de la mitad de las personas que trabajan carecen de salario suficiente para superar el umbral de pobreza y la mitad tiene trabajos sin acceso a servicios de salud.
Por ello, es que el especialista aseguró que la raíz principal de la pobreza se mantiene sin cambio: el trabajo sigue siendo fábrica de pobreza para millones de personas.
El incremento al salario mínimo ha mejorado el ingreso laboral pero no ha sido suficiente. Incluso entre quienes tienen trabajos formales en el sector privado, más de la tercera parte carecen de salario suficiente para superar el umbral de pobreza salarial y más de la mitad ganan menos del monto referencia del salario digno: menos de 12,500 al mes.
En ese sentido, destacó que México queda siempre por debajo de los países de la OCDE y, muchas veces, por debajo de las economías de América Latina y El Caribe, incluso las que tienen menor tamaño, dinamismo comercial y competitividad económica que la nuestra.
A escala internacional, México se encuentra en el lugar 120 de 186 en participación laboral; en el 138 de 187 en participación laboral femenina; en el 57 de 105 en jóvenes fuera de la escuela y sin trabajo; en el 70 de 87 en salario promedio; en el 45 de 72 en tasa de informalidad laboral; en el 47 de 59 en contratación colectiva y en el 38 de 62 en densidad sindical.
El especialista destacó que muchos análisis sobre la pobreza pasan por alto el dato central: la principal causa de la permanencia y la cantidad de personas en pobreza en nuestro país son los bajos salarios y los trabajos sin seguridad social.
Esas son las dos variables con mayor peso en la medición de la pobreza de Coneval. Ambas se producen directamente desde el sistema laboral: personas sin trabajo (sin ingreso y sin seguro social) o con trabajo precario (sin salario suficiente para superar la pobreza y sin seguro social).
En ese sentido, Gómez Hermosillo subrayó que el nuevo cambio al que tenemos que aspirar ahora, es que se entienda que no solo se trata desacar a la gente de la pobreza, sino que se trata de que la gente viva con lo básico pero decente., con decoro, sin penurias.
Según el también excoordinador nacional del programa Oportunidades, para cambiar la estructura del entorno laboral en el país lo primero es tomar conciencia de la situación en que como país estamos, para impulsar una nueva relación entre productividad, salarios y condiciones laborales.
Por otra parte, destacó que no se puede pretender “combatir la pobreza” únicamente con política social. Mucho menos con programas sociales. Las grandes políticas sociales deben garantizar derechos humanos: educación, salud, vivienda, alimentación. Los programas sociales -si están bien diseñados y no se reducen sólo a repartir transferencias monetarias- pueden contribuir a enfrentar condiciones estructurales que impiden el ejercicio de derechos sociales para una parte de la población.
El problema es que los sectores de la población que acumulan desventajas, derivadas de la pobreza y las carencias, requieren acciones complementarias (“programas”) que les permitan ejercer sus derechos, pero ningún programa social puede garantizar derechos, sustituir la prestación de servicios universales de educación y salud con calidad y equidad, ni mucho menos reducir la pobreza que se produce desde el sistema laboral.
Recalcó que, dadas las condiciones actuales de México, no hay manera de resolver la pobreza si no es con trabajo y no tenemos ningún programa que compense ingresos para salir de esa situación.