¿Qué hacemos con la necesidad de 90 millones de personas?

Es un hecho inevitable: todos necesitamos –en presente o pasado– o necesitaremos cuidado. Y aunque es una realidad intrínsecamente relacionada con todos los seres humanos, no es algo resguardado por el Estado, al menos no en México.

El derecho al cuidado como tal no forma parte de las garantías individuales por las que vela la Constitución. Y aunque un grupo importante de legisladoras de todos los partidos intentó en el sexenio pasado que éste se reconociera en la Carta Magna, los esfuerzos resultaron infructuosos y las reformas murieron en los archiveros del Congreso de la Unión.

“Toda persona tiene derecho al cuidado digno que sustente su vida y le otorgue los elementos materiales y simbólicos para vivir en sociedad a lo largo de toda su vida, así como a cuidar”, se puntualizó en una reforma al artículo 4 de la Constitución aprobada por la Cámara de Diputados en noviembre de 2020.

El proyecto, que también establecía la obligación del Estado de garantizar este derecho en corresponsabilidad con mujeres, hombres, familias, comunidad y mercado, además de sentar las bases para la creación de un Sistema Nacional de Cuidados, pasó al Senado de la República para su revisión, y ahí murió. Primero se congeló; luego, al terminar la LXV legislatura sin ser dictaminada en comisiones, quedó desechada.

Este martes se celebra el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo, una fecha definida así recién el año pasado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un espacio para visibilizar el papel central que cumplen las tareas de cuidado en la sociedad; abarca tanto a las personas que necesitan cuidados como a quienes se dedican a cuidar de otros.

De acuerdo con los últimos datos del Inegi, en México, al menos 58.3 millones de personas son susceptibles de recibir cuidados en los hogares. Este grupo lo conforman niños, niñas y adolescentes, personas con discapacidad y adultos mayores. Esto equivale a que dos de cada cinco personas en el país están en esta situación.

Además, 31.7 millones de personas se identifican como cuidadoras o cuidadores de otras personas. De dicho grupo, 75.1% son mujeres y 24.9%, hombres. En promedio, las cuidadoras dedican 38.9 horas a la semana a estas tareas; los cuidadores, 30.6 horas.

A todo este universo, cuidados y cuidadores, abarcaría una reforma como la que el Poder Legislativo decidió archivar –o mandar a la papelera de reciclaje–.

La presidenta Claudia Sheinbaum incluyó este tema en su campaña y lo retomó en los 100 compromisos de gobierno tras rendir protesta el 1 de octubre. Específicamente, planteó en el número 55 la creación del Sistema Nacional de Cuidados, el cual considera ponerlo en marcha a través del IMSS y el DIF.

Se esperaba que en la reforma de igualdad sustantiva entre hombres y mujeres que envió la mandataria al Senado –y que fue aprobada por el pleno de la Cámara Alta el 24 de octubre– se incluyeran las bases para el tema de los cuidados, pero ésta se enfocó más en brecha salarial y combate a la violencia de género. Por lo que el tema sigue pendiente.

La economía del cuidado en México

De acuerdo con un análisis del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, la economía del cuidado en México representa el 27.4% del PIB. De dicha proporción, el 89% corresponde a labores no remuneradas realizadas en su mayoría por mujeres. Además, en la parte que sí es remunerada, el sello es la precariedad laboral.

“Las políticas actuales son insuficientes para remediar esta problemática y se espera que la situación empeore con el envejecimiento poblacional, que duplicará las necesidades de cuidados para el año 2050. Experiencias en otros países como Uruguay y Colombia demuestran la viabilidad y la importancia de construir un Sistema de Cuidados de amplia cobertura”, se detalla en el informe.

El problema es de una magnitud enorme, ya que de una u otra forma, abarca a 90 millones de personas, o que necesitan de cuidados o que son cuidadoras, por lo que se vuelve un desafío estructural con múltiples dimensiones.

Las señales más claras para empezar a atender este reto las podría dar Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de la historia de México. Por ahora, éstas han sido limitadas, pues no atienden de manera integral el problema, sino por partes, por sectores y a través de instituciones enfocadas mayormente en la formalidad laboral y la niñez temprana.

Un gran obstáculo para ello es el financiamiento. Hacienda estima que al menos se deberían destinar a este fin 1.4% del PIB y la disponibilidad presupuestal está muy lejos de eso.

Como se mencionó anteriormente, las señales más claras en este tema las tendría que dar hoy la titular del Ejecutivo. El 15 de noviembre será una fecha clave para ello, cuando se presente la propuesta de Presupuesto de Egresos 2025. El tiempo lo confirmará. Mientras tanto, los retos de la economía del cuidado en el país no harán más que crecer.