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CAPITAL HUMANO

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El poder de la voz femenina en la inclusión financiera

“El papel de la mujer en la inclusión financiera es crucial, y es nuestra responsabilidad continuar abriendo espacios para que más voces femeninas se sumen a esta conversación. Sólo así podremos construir entorno que sea realmente inclusivo y que refleje la diversidad de nuestra sociedad”.

Ilustración EE

Ilustración EENayelly Tenorio

Para fortuna de todos, “diversidad” no es una palabra que se diga por moda, es la bandera de iniciativas y proyectos a favor de la innovación y el cambio. No lo sugiero, lo afirmo.

En días pasados moderé un panel donde tres voces femeninas líderes en el sector de tecnología y finanzas mostraron, no sólo compromiso, sino cifras que reflejan importantes avances sobre inclusión financiera. Están conscientes de que aún hay mucho por hacer y ello alimenta su esfuerzo.

Ésta fue una grata experiencia, sobre todo porque fui testigo de cómo la inclusión de voces femeninas en espacios de decisión puede abrir puertas a ideas creativas y soluciones muy efectivas pensando en “todos”.

La diversidad de pensamiento, particularmente en áreas como la inclusión financiera, es fundamental para crear sistemas que realmente atiendan las necesidades de una sociedad diversa.

Estas mujeres excepcionales nos compartieron perspectivas únicas que reflejan no sólo su experiencia profesional, sino también su capacidad de empatizar con los desafíos que enfrentan muchas personas al intentar acceder a servicios financieros. Su liderazgo en este espacio inspira y, sobre todo, demuestra que cuando se abren oportunidades para que las mujeres se conviertan en protagonistas de la conversación, se logran avances significativos en temas que afectan a todos.

La oportunidad de moderar este panel fue un desafío y un privilegio. Cada una de las panelistas aportó un enfoque único sobre cómo la inclusión financiera se puede implementar y desarrollar. Sus ideas se complementaron de tal manera que, a través de sus experiencias, lograron construir un mensaje claro y contundente sobre la necesidad de crear políticas y servicios financieros más inclusivos.

Para mí, las historias y experiencias compartidas por las panelistas fueron el corazón del evento.

Estoy acostumbrada a escuchar estos temas preponderantemente en voces masculinas y creo que por ello me enorgullecieron más ellas. La primera habló del bienestar que se produce en sus familias al poner a disposición de las mujeres productos y servicios financieros formales, y los retos que esto conlleva.

Otra compartió su experiencia impulsando proyectos que llevan servicios financieros a comunidades rurales, rompiendo las barreras de acceso para quienes históricamente han sido excluidos.

La tercera panelista, desde su posición regulatoria, brindó una visión sobre cómo las políticas públicas, así como la educación, pueden y deben adaptarse para promover la inclusión de aquellos que tradicionalmente han quedado fuera del sistema financiero.

¿Cómo lo logran? Con determinación y visión. Ellas no lo dicen, yo lo vi.

Su capacidad para enfrentar desafíos y convertirlos en oportunidades de crecimiento fue un testimonio poderoso de lo que se puede lograr cuando las mujeres tienen un asiento en la mesa de la definición sobre estrategias de negocio que impactan en la sociedad.

La inclusión financiera es un tema que va más allá del acceso a una cuenta bancaria; tiene también que ver con dar acceso, libertad, oportunidad, pero, sobre todo, es entender a los consumidores. Se trata de dar a las personas la oportunidad de participar plenamente en la economía y mejorar su calidad de vida.

Durante el panel, quedó claro que la inclusión financiera no es solo una cuestión técnica o regulatoria, sino un aspecto fundamental para la construcción de sociedades más equitativas y justas. Tanto así que el Banco Mundial tiene en su agenda para el desarrollo sostenible 2020 a la inclusión financiera como uno de los factores de mejora de la calidad de vida de las personas.

Las panelistas hablaron sobre cómo asumir un compromiso de inclusión puede transformar comunidades, empoderar a las mujeres y brindar oportunidades a quienes históricamente han sido marginados. Uno de los puntos más impactantes fue la conexión entre la inclusión financiera y la capacidad de generar un impacto positivo en la vida de los consumidores, especialmente en sectores como la educación, la salud y el emprendimiento.

Como testigo de esta conversación, me llevo la convicción de que la inclusión financiera no es sólo un objetivo, sino una necesidad. Las mujeres líderes que participaron en este panel demostraron que, cuando se les da la oportunidad de compartir su experiencia y conocimiento, pueden impulsar cambios significativos en sectores que afectan a millones de personas.

Este panel fue un recordatorio de que aún hay mucho trabajo por hacer, pero también fue una muestra de que estamos avanzando en la dirección correcta. El papel de la mujer en la inclusión financiera es crucial, y es nuestra responsabilidad continuar abriendo espacios para que más voces femeninas se sumen a esta conversación. Sólo así podremos construir entorno que sea realmente inclusivo y que refleje la diversidad de nuestra sociedad.

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