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Capital Humano

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Interpretación de lengua de señas, labor valiosa y poco recompensada

Su actividad tiene un papel fundamental al conectar a las personas sordas con la comunidad. Aunque su trabajo es esencial para garantizar entornos más inclusivos, en condiciones laborales es una profesión castigada.

Foto: Cortesía Conadis

Foto: Cortesía Conadis

En un mundo con la intención de ser más inclusivo, los intérpretes de lengua de señas mexicana desempeñan un trabajo relevante en la sociedad, son el vínculo que conecta a las personas sordas con la comunidad, garantizando su derecho a la información. Sin embargo, esa importancia del rol, en la mayoría de los casos, no se ve reflejada en buenas condiciones laborales.

Ángel de la Parra, interprete de lengua de señas mexicana, dice que “la falta de reconocimiento profesional es uno de los principales obstáculos. A diferencia de otras carreras, los intérpretes de Lengua de Señas Mexicana (LSM) no tienen acceso a una titulación universitaria. Si bien existen certificaciones, no hay un título formal que les asegure el mismo respeto y oportunidades en el mercado laboral”.

Aunque la LSM tiene un reconocimiento oficial en México desde el 2005, el trabajo de los intérpretes aún es una profesión desafiante y que demanda mucha preparación, no solo implica dominar el lenguaje, también entender la cultura sorda y sus necesidades.

Eduardo Daniel Maya Ortega, director general de DM Servicios Lingüísticos y Traductológicos de Lengua de señas en México, afirma que “ser intérprete de señas no es simplemente traducir palabra por palabra, es entender y transmitir el contexto, las emociones y las intenciones de ambas partes. Uno de los mayores desafíos es la falta de conocimiento general sobre la cultura sorda”.

En México no hay cifras oficiales de los intérpretes de lengua de señas, pero la Asociación Mundial de Intérpretes de Lengua de Señas (WASLI) estima que hay 700 personas dedicadas a esta actividad, y sólo 28% tiene una certificación de competencias y un 7% tiene un contrato fijo con alguna institución.

Maya Ortega, también representante de WASLI en Norteamérica, asegura que hay más de 2.4 millones de personas en México que son sordas, y el 60% de ellas utiliza la LSM como su principal medio de comunicación, pero menos del 5% de las instituciones educativas cuenta con intérpretes o facilidades para estudiantes sordos.

De la Parra opina que los intérpretes son percibidos solo como “traductores”, sin considerar el valor añadido de ser mediadores culturales, ya que se debe de entender cómo el día a día de las personas sordas, por eso ser interprete es un desafío emocional y mental. “Somos el enlace entre dos mundos que funciona de manera diferente”.

Pese al reconocimiento oficial de la lengua de señas, los intérpretes enfrentan la visibilidad, muchos trabajan de manera individual y se refleja en sus condiciones laborales.

Formación y habilidades

Ambos expertos coinciden en que para ser intérprete hay que dominar la lengua española, y también aspectos lingüísticos, culturales y sociales, aprender la LSM es solo el primer paso para ser un intérprete y comprender las formas de expresión, pero también estar dispuesto a aprender constantemente.

De la Parra agrega que la profesión demanda habilidades, como flexibilidad, empatía, adaptabilidad, competencias fundamentales para transmitir el mensaje de manera clara y respetuoso.

A decir de los especialistas, el salario de un intérprete de LSM oscila entre los 8,000 y 15,000 pesos mensuales en México, dependiendo del nivel de experiencia y la región donde trabajen.

Sin embargo, Maya Ortega destaca que muchos intérpretes trabajan por proyectos o en instituciones educativas sin recibir un salario fijo, lo que complica su estabilidad económica.

La mayoría de los contratos de trabajo, son temporales o por proyecto, eso significa que muchos no tienen estabilidad en el empleo y eso los orilla a buscar actividades secundarias constantemente para complementar ingresos.

Maya Ortega destaca que muchos intérpretes no cuentan con prestaciones laborales ni acceso a seguridad social debido a la volatilidad de los contratos.

Impacto emocional y mental

Ambos subrayan el peso emocional que tiene la actividad, especialmente en contextos complejos como hospitales, juzgados o eventos personales de gran importancia, como entrevistas laborales o procesos judiciales.

“A veces nos toca ser testigos de momentos muy sensibles, como cunado interpretamos diagnósticos médicos o situaciones legales que cambian la vida de una persona”, relata Eduardo Maya.

Para Ángel de la Parra se “tiene que ser neutral y mantener la compostura, pero a veces no es fácil. Estamos expuesto a mucho estrés porque la responsabilidad de transmitir correctamente un mensa crucial puede ser abrumadora”.

Pero aún en el escenario complejo en condiciones de trabajo, para los intérpretes se trata de una actividad que otorga mucha satisfacción. Eduardo Daniel Maya, considera que es un trabajo con un fuerte sentido de propósito porque contribuye a la inclusión social y permite la interacción con personas de diferentes contextos.

Ángel de la Parra lo que más disfruta es la conexión con la comunidad sorda y ser un apoyo en su comunicación diaria. Para él, es gratificante ver cómo su trabajo facilita la interacción y el entendimiento.

A medida que la consciencia sobre la importancia de la accesibilidad y la diversidad crece, el trabajo de intérpretes de lenguaje de señas mexicana es más valioso. Es crucial reconocer y apoyar la labor que hacen, no solo en la vida cotidiana, sino también en ámbitos educativos, culturales y laborales.

Periodista especializado negocios y economía; actualmente escribe sobre panorama laboral, recursos humanos, desarrollo profesional, salud mental y políticas laborales.

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